Al parecer, nuestra estimada amiga T.G. ha recibido en su Blog la inesperada visita del ya conocido FANTOCHE de ADN haciéndole partícipe de nuestra irresponsabilidad por carecer, según él, del suficiente sentido del humor para entender sus procaces y continuas pesadas bromas y, además, por haber elegido las Islas Canarias para vivir (debería saber que cuando uno nace, no precisamente elige el lugar).
Nadie como yo para asumir como propio el ácido sentido del humor que tanto me caracteriza entre mis paisanos y que por cuya razón podría muy bién, incluso, jactarme de tenerlo tan perjudicial como el mismísimo vitriolo; y es precisamente por ello por lo que se me ha ocurrido una excelente broma que de buen grado podría ajustarse perfectamente a la categoría de las que suele gastarnos nuestro FANTOCHE o, mejor dicho, nuestro MACHANGO, a costa de los crudos problemas que asolan a las Canarias.
Como ya conozco su nombre, el de su inocente señora, su lugar de trabajo, su profesión, sus aficiones, su domicilio y además de eso obra en mi poder una excelente foto de su persona, se me ha ocurrido, haciendo lo propio, poner todos estos datos a disposición de algún grupo de los muchos del pais vasco, por ejemplo, y esperar tranquilamente las reacciones humorísticas que suscita en nuestro individuo una broma tan inofensiva como esta cuando alguien venido del Norte le propine la soberana paliza que, en mi modesta opinión, creo que se merece.
Que conste que no pretendo hacer apología alguna de la violencia. Sólo se trataría de una inocente broma de mal gusto por la que, como bien dice el FANTOCHE, ni siquiera tendría que disculparme.
Lo que me parece un tanto extraño es que esta vez no se haya dirigido al epicentro de polémica surgida por sus declaraciones y casualmente originadas en el seno de este Blog y lo haga precisamente en el Blog de la única mujer que forma parte de todo el contingente involucrado. ¿Cobardia, tal vez.?.
P.D. No es necesario que nos hagas saber que eres traductor y escritor.
También yo, aunque nunca me jacto gratuitamente de ello, no sólo escribo sino que también traduzco, sobre todo, a los clásicos.
Nadie como yo para asumir como propio el ácido sentido del humor que tanto me caracteriza entre mis paisanos y que por cuya razón podría muy bién, incluso, jactarme de tenerlo tan perjudicial como el mismísimo vitriolo; y es precisamente por ello por lo que se me ha ocurrido una excelente broma que de buen grado podría ajustarse perfectamente a la categoría de las que suele gastarnos nuestro FANTOCHE o, mejor dicho, nuestro MACHANGO, a costa de los crudos problemas que asolan a las Canarias.
Como ya conozco su nombre, el de su inocente señora, su lugar de trabajo, su profesión, sus aficiones, su domicilio y además de eso obra en mi poder una excelente foto de su persona, se me ha ocurrido, haciendo lo propio, poner todos estos datos a disposición de algún grupo de los muchos del pais vasco, por ejemplo, y esperar tranquilamente las reacciones humorísticas que suscita en nuestro individuo una broma tan inofensiva como esta cuando alguien venido del Norte le propine la soberana paliza que, en mi modesta opinión, creo que se merece.
Que conste que no pretendo hacer apología alguna de la violencia. Sólo se trataría de una inocente broma de mal gusto por la que, como bien dice el FANTOCHE, ni siquiera tendría que disculparme.
Lo que me parece un tanto extraño es que esta vez no se haya dirigido al epicentro de polémica surgida por sus declaraciones y casualmente originadas en el seno de este Blog y lo haga precisamente en el Blog de la única mujer que forma parte de todo el contingente involucrado. ¿Cobardia, tal vez.?.
P.D. No es necesario que nos hagas saber que eres traductor y escritor.
También yo, aunque nunca me jacto gratuitamente de ello, no sólo escribo sino que también traduzco, sobre todo, a los clásicos.
Las perlas racistas de Javier Calvo
ResponderEliminarpor mmeida el 13 Septiembre 2006
El título del texto al que se hace referencia es de septiembre de 2006
Esto es una lucha contra un barco hundido ya. No merece la pena disparar más cartuchos contra un muerto.
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