LA FRAGATA: taberna existente hoy dia en memoria de aquel histórico desembarco. Ante su puerta, la chalupa que condujo hasta la playa a Livingstone y Stanley. (Puerto de la Cruz).
Mientras tanto, en un lugar no especificado de Santa Cruz de Tenerife, capital de la isla, un anónimo y silencioso emisario había hecho entrega, en propia mano aquella misma mañana, al eficiente leal asistente personal de Lady Ginebra, de una discreta aunque lujosa invitación en sobre cerrado y lacrado dirigida secretamente a su jefa mediante la cual se le rogaba encarecidamente su honorable asistencia a las 20,30 horas del día siguiente a una recepción organizada por un puñado de altas personalidades de la aristocrácia canaria y que tendría como especial escenario una mansión del siglo XVII próxima al acantilado de Los Gigantes y propiedad del enigmático y enemigo acérrimo de la coronas británica y española, respectivamente, barón Herr Humboldt. Tal invitación hacía especial hincapié en la importancia de su presencia en beneficio de sus supuestos intereses personales.
Mientras tanto, en un lugar no especificado de Santa Cruz de Tenerife, capital de la isla, un anónimo y silencioso emisario había hecho entrega, en propia mano aquella misma mañana, al eficiente leal asistente personal de Lady Ginebra, de una discreta aunque lujosa invitación en sobre cerrado y lacrado dirigida secretamente a su jefa mediante la cual se le rogaba encarecidamente su honorable asistencia a las 20,30 horas del día siguiente a una recepción organizada por un puñado de altas personalidades de la aristocrácia canaria y que tendría como especial escenario una mansión del siglo XVII próxima al acantilado de Los Gigantes y propiedad del enigmático y enemigo acérrimo de la coronas británica y española, respectivamente, barón Herr Humboldt. Tal invitación hacía especial hincapié en la importancia de su presencia en beneficio de sus supuestos intereses personales.
Lo que con toda seguridad ignoraba el barón Humboldt es que esa misma noche, amparados por la creciente oscuridad reinante, desde una elegante fragata con pabellón inglés fondeada a una milla de la bahía de Garachico, se botaba por la amura de estribor una chalupa que, oculta trás el propio casco del navio, llevaba a bordo una dotación compuesta de tres hombres: Stanley, Livingstone y un remero, Popeye, experto marinero del Queen Mary además de dos fláccidos monigotes (machangos en el argot) estrategicamente tumbados en el fondo húmedo de la embarcación.
Alguien desde la costa podría encontrarse ojo avizor por lo que el remero, sentado en medio de la pequeña embarcación, bogaba suavemente y en silencio intentando no chapotear demasiado contra la superficie del agua mansa. Stanley permanecía sentado en proa y Livingstone en popa pero, en todo caso, los tres, expresamente, bien a la vista.
Trás una corta travesía, la barca con sus cinco ocupantes a bordo quedó varada en una empinada y recoleta playita de arena negra protegida de los posibles curiosos por un escarpado y alto acantilado de roca volcánica De ella desembarcaron sólo dos hombres que se perdieron rápidamente en la espesura que les ofrecía la oscuridad de la noche. El tercero y los monigotes (machangos en el argot) permanecieron aún un tiempo más que prudencial a bordo hasta que el marino estuvo del todo convencido de haber culminado la misión encomendada con el éxito esperado. Acto seguido, sentó a los dos muñecos (machangos en el argot) en el lugar que ocuparan antes Livingstone y Stanley y remando ahora enérgica y despreocupadamente regresaron de nuevo a bordo del Queen Mary.
Si alguien desde la costa hubiera visto a tres hombres a bordo de una lancha en dirección a tierra, también se habría percatado de la presencia de los mismos tres hombres de vuelta a la fragata. En eso consistía el engaño. Curarse en salud le llamaban a eso.
.....continuará
En la playa recogíó Stanley un cofre pequeño. Siguió junto a Livingston. Todo lo presenciaba yo desde mi atalaya sin que ellos se percataran. En la Puerta de Piedra de Garachico.
ResponderEliminarLivingston trataba de asirse a Stanley pues como siempre mareaba tras viajar en barca.
Stanley sacó una vieja vela y un chispero. Se dispuso a abrir el cofre a ver si las instrucciones que iban en él eran las correctas.
Antes de abrirlo vio un que un pequeño camafeo colgaba de él. Llevaba la foto-dibujo de Lady Ginebra y por el otro la de Sir Mon, antiguo exfraile muy relacionado con la vida mundana Uhm....
Sir Lancelot -Jr.(2)
Ya veo que sigue Vd. como mucho interés los avatares de nuestros personajes. Mientras, nuestra amiga Lady Ginebra continúa tomando champán y canapés en casa del barón.
ResponderEliminarNota interna. Mis-terio del Interior
ResponderEliminarSegún las últimas noticias y rumores, Herr Humboldt, el supuesto amante secreto de Lady T.G. es un gay consumado y conrestado. Por lo tanto dudo de las buenas intenciones que tenga con esa dama que seguro ni lo notará. es un informe confidencial que espero no publique y quede entre usted y yo.
Atentamente,
Sir Gay O'Not