
A Salvador Garcia Llanos me permito la libertad de recordarle que la primera denominada Fiesta de la Cerveza tuvo lugar en el interior de una gran carpa como nunca hasta entonces se había visto por aquellas latitudes; no solo por los materiales utilizados: estructura de aluminio y cubierta de resistente lona ligera sino también por sus gigantescas proporciones y cuyo emplazamiento se habría de llevar a cabo sobre la vasta superficie del antiguo recinto ferial del Puerto de la Cruz próximo al muelle y limitado por la calle Mequinez y el mar. De lo que no que no estoy del todo seguro es de si el CIT (Centro de Iniciativas y Turismo) se hubiera responsabilizado por aquel entonces de su total o parcial organización o consistió sólo en un proyecto desarrollado por iniciativa privada de algunos ilustres empresarios portuenses porque el resultado, desde el punto de vista económico, no fue, precisamente, todo lo bueno que cabía esperar por parte de sus responsables; hasta el punto que los numerosos lugareños contratados para poder afrontar con éxito tamaño acontecimiento tuvieron muy serias dificultades a la hora de cobrar sus, -ya de por sí-, discretos salarios. Al frente de la contratación del personal figuraba una pareja de alemanes a cuya oficina volante, una vez acabada la feria, acudían a diario gran número de acreedores, entre los que me incluía yo mismo.
Mi contribución en tan magna organización consistió en la realización de un variado reportaje fotográfico en blanco y negro sobre todos y cada uno de los acontecimientos artísticos previstos, -dentro y fuera de la carpa-, que se dieron cita durante aquella semana en la primera edición del festival, pero para poder llegar a cobrar aquel exahustivo trabajo que finalmente pude llevar a cabo no sin serias dificultades, me exigieron como contrapartida entregarles todo el material negativo relacionado con tal magno evento, detalle que no había sido el pactado a priori y que no figuraba en ninguna cláusula de mi contratación.
No es de extrañar que la curiosidad despertada en toda la población se debiera precisamente a la repercusión generada por la muy alegre y grata presencia de una magnífica banda de música bávara con cuerpo de danzas folklóricas también bávaras incluido, de otra gran excelente orquesta de baile de salón cuyo nombre recuerdo perfectamente: Orquesta Montenegro y, por último, por el hecho de poder contar, además, con la simpática presencia sobre el escenario de un popular cantante español conocido por el nombre de Miky que ya había alcanzado cierta notoriedad en Alemania por un tema interpretado por él mismo titulado Fernando (si mal no recuerdo) y que en España ya había liderado el conocidísimo grupo de nombre MIKY y los TONYS.
tal vez continuará ...............................................................
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