Desde hace ya algunos dias vengo trabajando en un nuevo proyecto obligatorio de escultura para el que he optado por inspirarme en el muy conocido teorema de Pitágoras que tanto me apasiona por no decir que me obsesiona.
Se trata sólo de una maqueta a pequeña escala pero que a tamaño natural muy bien pudiera ser destinada a un enorme espacio cubierto expresamente dedicado a "la nada"; es decir, a no albergar abosolutamente nada y al que se tendría acceso a través de unas aberturas irregulares de entrada y salida practicadas en cada una de las cuatro caras laterales de las seis de que se compone el cubo que forma la estructura del edificio.
Se trataría de un espacio cubierto y absolutamente desnudo que obligue a los visitantes a relacionarse entre sí sin otra ninguna excusa que no fuera el propio vacio del que disfrutan.
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