Con toda probabilidad, Perera estaría cerrando algún trato con un cliente el día que tomé esta fotografía.
Su inmobiliaria gozaba entonces de gran popularidad pero él, como persona y por su físico, tampoco le iba a la zaga. Aquel dia se encontraba sentado, acompañado por alguien que debía ser un comprador, en el conocido Café de París del Hotel Valle-Mar.
Entre nosotros habíamos establecido un grado de confianza tal que me permitía fotografiarle sin compromiso. Luego solía comprarme las fotos que más le habían gustado. Era mi época de FREE LANCE.
En mi modesta opinión, su poder de convicción estaba muy por encima de los vendedores de apartamentos de entonces.
No hay comentarios:
Publicar un comentario