Este montaje fotográfico cuyo paisaje corresponde a las serenas y apacibles costas de mis inolvidables ISLAS AFORTUNADAS (Canarias), sólo pretende rendir un sincero y justo homenaje a todos aquellos que han sufrido en JAPÓN un desastre de tan desproporcionada y devastadora magnitud. Por lo que he podido comprobar a través de la TV, el pueblo japonés ha dado muestras de un compartimiento y una resignación fuera de lo común, ejemplar, diría yo.
Es precisamente ese ejemplar comportamiento ante la gran tragedia lo que tanto me asombra. La noticia, ya de por sí cruelmente dolorosa, no es el terremoto en sí mismo ni el sutnami que se produjo a continuación; la verdadera noticia ha sido la dignidad y la resignación propia basada en una milenaria filosofía de vida tan arraigada entre los cientos de millones de habitantes que pueblan la geografía de determinadas latitudes del hemisferio y de la que han dado buena muestra ante esta descomunal tragedia.
¡¡ETERNA VIDA A JAPÓN!!
¡¡ETERNA VIDA A JAPÓN!!
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