Desde las postrimerías de la dictadura franquista hasta las primeras elecciones fuí testigo presencial en Barcelona de las movilizaciones en favor de la consolidación de la incipiente democracia.
Vivíamos en un piso de la calle Tallers y desde allí pude tomar algunas instantáneas de las que conservo esta. En ella, un grupo de manifestantes atraviesan un vehículo a modo de barricada para parapetarse de las balas de goma lanzadas por la policia desde la esquina con Ramblas.
Creo recordar que hacía muy poco que Franco había fallecido pero la esperada democracia aún no se había consolidado del todo.
INDIGNADOS hubieron siempre. Por unas razones u otras, el pueblo, como hace bien poco, se manifiesta espontáneamente como única alternativa para tratar de cambiar el curso de una mala gestión política porque sus representantes electos se ven incapaces de mejorar situaciones dramáticas de orden económico o social.
Vivíamos en un piso de la calle Tallers y desde allí pude tomar algunas instantáneas de las que conservo esta. En ella, un grupo de manifestantes atraviesan un vehículo a modo de barricada para parapetarse de las balas de goma lanzadas por la policia desde la esquina con Ramblas.
Creo recordar que hacía muy poco que Franco había fallecido pero la esperada democracia aún no se había consolidado del todo.
INDIGNADOS hubieron siempre. Por unas razones u otras, el pueblo, como hace bien poco, se manifiesta espontáneamente como única alternativa para tratar de cambiar el curso de una mala gestión política porque sus representantes electos se ven incapaces de mejorar situaciones dramáticas de orden económico o social.
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