Desde hace muchos años y desde primera hora de la mañana hasta bien entrada la tarde, dos mujeres de nacionalidad rumana, jóvenes aún y con aparente buen estado de salud, recorren los pasillos del tren que une Gerona con Barcelona y entre las estaciones de Clot y Sants nos depositan cada día sobre los reposa-brazos de los asientos este tipo de engañosos boletines implorando caridad para alimentar a unos niños que dado el tiempo ya transcurrido deben estar haciendo el servicio militar obligatorio en su pais de origen.
Han hecho de la caridad de los demás un modus vivendi cómodo, fácil y exento de pagar impuestos sobre lo recaudado en tantas horas de dedicación exclusiva a la indigencia voluntaria, lamentablemente y con toda seguridad, dirigidas por sus propios chulos de turno.
A pesar de todo, continúo conservando mi talante solidario con los verdaderos necesitados pero el presupuesto destinado a los falsos predicadores ya lo tengo completamente agotado.
A pesar de todo, continúo conservando mi talante solidario con los verdaderos necesitados pero el presupuesto destinado a los falsos predicadores ya lo tengo completamente agotado.
La mayoría de la gente que viaja a esas horas en esos trenes suelen ser trabajodores que han de madrugar cada día y permanecer lejos de sus hogares, en su puesto de trabajo, más de ocho horas diarias para poder alimentar también a los suyos.
¡¡YA NOS CONOCEMOS!!
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