Uno de los próximos trabajos artísticos que estoy preparando tiene mucho que ver con el dificil ejercicio de escribir. En el quiero dejar patente que nuestras limitaciones sintácticas no serían tantas aunque nos atreviéramos a escribir con sólo cuatro de las vocales. En el texto que sigue a continuación me dirijo al profesor de pintura después de haber secuestrado la vocal "A" en cuyo texto no aparece. A pesar de todo creo que he conseguido hacerme entender.
RECLUSIÓN MENOR DE UNO DE LOS CINCOS SIGNOS
No creo mentir si confieso que por el simple hecho de
prescindir de uno de los signos que nos permite escribir con pertinente corrección
y distingue nuestro modo de expresión, no por ello se nos ofrece el menor riesgo de no poder entendernos
con fluidez pero, del mismo modo,
sí que nos sentimos dispuestos en tener que elegir entre un sinfín de sinónimos
que desde siempre perviven, por suerte, en el seno de nuestro rico léxico, hecho
que nos permite, suficientemente, entendernos con rigor y precisión de relojero y
seguir siendo muy exigentes con nosotros mismos.
El ejercicio que presento hoy, reúne estos sencillos
requisitos: uno de entre los cinco signos con
que se distingue nuestro léxico común es recluido en perpetuo secuestro en el
interior de un diminuto recinto y sin intención de poder resolver todos los conflictos en
los que se ven envueltos los distintos
elementos de este discurso sin que ello me obligue y me exprese peor de lo que tengo por costumbre.
Espero y deseo que todo el que se encuentre sorprendido, tome un mínimo interés en un
proyecto que incluye como modelo de ejercicio el simple hecho de poder escribir
y que sugiero como ejemplo de otro de los muchos fenómenos estilísticos de los
que nos sentimos firmes herederos todos los que tenemos un vivo interés por
el compromiso ético y estético del mundo
que nos envuelve.
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