RETRODEZCAN

Este imperativo es del todo incorrecto pero me resulta más contundente que el original RETROCEDAN. Por lo tanto, si la Real Academia de la Lengua Española me lo permite, desde hoy en adelante haré uso exclusivo de él.
Con RETRODEZCAN pretendo dar a conocer parte de mi obra pictórica, escultórica, fotográfica y, en menor proporción, literaria y, a la vez, mantener una corriente de opinión sobre los acontecimientos de naturaleza artística de hoy día.
Espero que tomeis la sabia decisión de manteneros a una distancia prudencial de mis opiniones aquí vertidas que no siempre tienen por que ser del agrado de la mayoría; ¿o, sí?

sábado, 29 de octubre de 2011

PROYECTO ARTÍSTICO PARA UN SUICIDATORIO



SUICIDATORI NACIONAL DE CATALUNYA: BREVE HISTORIA

En un lugar imaginario de la muy verde Cataluña Norte y dependiente de la Generalitat existe todavía un elegante y curioso edificio que por sus especiales características ha valido la pena presentarlo como modelo de restauración en esta clase de escultura. Se trata del SUICIDATORI NACIONAL DE CATALUNYA.
Este emblemático edificio estaba destinado a complacer la voluntad de los suicidas  que por distintas razones habían tomado la decisión de quitarse la vida por el método de arrojamiento al vacio. En su día, la Generalitat conseguiría la oficialización del suicidio merced a la promulgación de un especial decreto que daría como resultado la construcción de esta excepcional Institución de la que aún se conserva su estructura y que ahora estoy dispuesto a rediseñar, con la ayuda que nos ofrecen las nuevas tecnologías,  para ser  destinada por completo  al ocio público de la ciudadanía en general.
Antes de la construcción del edificio, esta modalidad de suicidios acarreaba serios problemas de circulación en las principales ciudades de Cataluña, provocando un serio caos  en el tráfico rodado por la acumulación de público, medios de socorro y de comunicación que con frecuencia se daban cita siempre en el lugar del siniestro. Es por esa razón  por la que el SUICIDATORI NACIONAL DE CATALUNYA no contemplara otras distintas formas de suicidios por lo general más íntimas y mucho menos problemáticas para el desarrollo de la vida cotidiana;  ni siquiera la eutanasia.
Se cree que en el pasado tuvo más plantas de las actuales (solamente se conservan cinco) y que posiblemente las restantes fueran malogradamente destruidas a lo largo de la pasada tercera guerra mundial.
Una monumental torre a la manera de la de Trajano pero de sección cuadrada albergaba dicha institución. A través de una escalera con sus distintos rellanos que ascendía por las cuatro caras internas de la torre se llegaba hasta el piso elegido desde donde el suicida pretendía arrojarse al vacío, pudiendo elegir hacerlo hacia el interior y en el anonimato o hacia el exterior y públicamente.
El edificio contaba con una serie de servicios de primerísimo orden que preveían todas las garantías éticas y morales para sucesos de estas características: recepción, conserjería, dotación de SAMUR, juzgado de guardia, instituto anatómico forense, restaurante, capilla, tanatorio, crematorio,  asistencia psicológica y psiquiátrica, sala de espera de ÚLTIMA ESPERANZA, etc., etc.
Cabe reseñar que los supuestos sujetos responsables de los aparentes móviles del suicidio, eran advertidos previamente por la institución de la severa decisión tomada por el confinado. Esta oportunidad llamada de ÚLTIMA ESPERANZA barajaba la posibilidad de que pudieran reconciliarse con la víctima y restituir el agravio cometido anteriormente evitando así el dramático desenlace.
Entre otras muchas, una de las condiciones que estipulaba el contenido del contrato de suicidio era la de depositar una fianza en metálico para el caso de arrepentimiento en último extremo. Dicha fianza servía para paliar las costas ocasionadas por todos los servicios convocados que el día elegido del fatal desenlace se daban cita en la planta baja del edificio: desde la dotación del SAMUR, hasta el médico forense. Naturalmente, en caso de suicidio perfecto esta suma iría destinada por completo al heredero elegido previamente  por el suicida.
Una segunda condición consistía en que si la muerte no resultaba del todo fulminante, por una cuestión de moralidad ética, los miembros del SAMUR estaban rigurosamente obligados por contrato a recuperar de nuevo al suicida para la vida y concederle así  la oportunidad de arrepentirse definitivamente o de volver a intentarlo  en una posterior decisión.
Los cinco suicidios más comunes que figuran en los registros de entrada encontrados en los archivos de la recepción de la institución respondían por este orden a los siguientes planteamientos:
1).- Pérdida de empleo por despido improcedente
2).- Infidelidad de la pareja
3).- Traición del mejor amigo o amiga
4).- Descenso de categoría del club deportivo preferido
5).- Por abandono de familia en una gasolinera en verano (mayores de 65 años)
6).- Excétera, excétera.

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