Si me hubiera cruzado por la calle con estos dos magníficos amigos de la infancia y del colegio, nos les hubiera reconocido.
El tiempo es inexorable y a pesar de que tengo la foto delante no se exactamente quién es quién aunque tratándose el lugar de un restaurante, supongo que Piñero Mena es el de la boina y Peña el dueño del local y el que permanece en pié.
Llevamos unos 50 años sin vernos pero gracias al milagro de las redes sociales hemos coincidido en el ADSL.
Quiero recordar, sin temor a equivocarme, que la mayoría de todos nosotros, en aquellos años de colegío, fuimos, a pesar de los tiempos que corrían, unos niños excelentes: educados, amables, simpáticos y espero y deseo que los años no hayan hecho mella en tal sentido.
Desde Barcelona os envío un fuerte abrazo con la esperanza de poder saludarnos en la isla lo más pronto posible.
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