Desde que comencé a estudiar en la Facultad de Bellas Artes de Barcelona, no ha dejado de sorprenderme el escaso interés de muchos de los jóvenes estudiantes universitarios por los dramáticos acontecimientos socio-políticos que sacuden hoy el pais y que tanto se ensañan, precisamente, con la docencia en general y con la universitaria en particular a raiz de las reformas en materia de enseñanza protagonizadas por el ministro WERT, también popularmente conocidas como la LEY WERT.
Desde mi punto de vista,la Facultad de Bellas Artes es la menos participativa de todas las facultades de la UB, lo que pone en entredicho el papel que debería jugar en nuestra tan maltrecha sociedad el ARTISTA y/o, en su defecto, su producción artística.
Y es esto lo que realmente me preocupa. Hasta que punto el ARTE debe o no mantenerse ajeno a los avatares de una clase política que no quiere o no sabe encontrar soluciones a la problemática en materia de educación por la que está atravesando nuestra sociedad.
La producción artística no debe, en mi opinión, continuar estando en tan grata connivencia con el poder establecido máxime cuando la educación corre el grave peligro de convertirse en un negocio y de la que solo podrían disfrutar los economicamente fuertes. Pero a una gran mayoría de estos jóvenes parece no preocuparles que esto pueda llegar a suceder y en consecuencia prefieren no opinar o, lo que es peor, ignorar por completo la situación por la que atraviesan hoy nuestras Universidades.
En mi facultad son muchos los jóvenes entre aproximadamente 25 y 30 años que todavia hoy me preguntan en que consiste y en que les puede afectar la tan cacareada LEY WERT, de lo cual se desprende que ni tan siquiera son capaces de ojear los periódicos y mucho menos escuchar y ver el resto de medios de comunicación a su alcance.
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