Antes de entrar en
materia, jamás me fiaría de alguien que
fumara de esta manera tan afectada y arrogante.
Si
hay un año fatídico entre los cuatro (2000-2004) que contemplan la azarosa vida
política del entonces ministro de defensa Federico Trillo, ese es el 2003. Y lo
es porque su probada inoperancia personal quedó sobradamente demostrada aquel
año en dos distintos acontecimientos que tuvieron mucho que ver con su penosa gestión
al frente de su propio ministerio y que dieron lugar a un sinfín de titulares
de prensa en otros tantos periódicos nacionales como extranjeros.
Ayer hemos sabido que trece
años después del accidente ocurrido del YAK-42 que costara la vida a sesenta y
dos militares en Mayo de 2003 que regresaban por vía aérea de una misión en
Afganistán, el Consejo de Estado ha responsabilizado al Ministerio de Defensa
no sólo de aquella catástrofe en sí misma sino además de la supuesta negligencia
habida en su día por parte de los forenses en la correcta identificación de los
cadáveres, con la consiguiente desazón que ello supuso para sus familiares tras
la recuperación de los mismos.
Cuando después de su
cese como ministro de Defensa fue nombrado embajador en Londres, confieso que me
temí lo peor porque si bien, como todos recordarán, en septiembre de 2003 no
sabía muy bien en aquel momento en que pais se encontraba exactamente, si en Honduras o en El
Salvador, lo mismo le podría haber sucedido en Europa al confundir, de igual
manera, Inglaterra con Francia y durante su toma de posesión como embajador de aquel pais, haber sufrido un
nuevo y sorprendente desliz, corriendo así el grave riesgo de provocar un serio conflicto diplomático si en lugar de haber gritado ¡¡GOD SAVES THE QUEEN!!
se hubiera pronunciado por un ¡¡VIVEZ LA RÈPUBLIQUE FRANÇAISE!!
Afortunadamente, el
gobierno del PP ha anunciado su cese; no por estos mencionados errores de
gestión durante su ministerio sino de acuerdo a los compromisos establecidos en
materia de diplomacia internacional.
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