No miento si afirmo que simpatizo con PODEMOS. Durante mi juventud siempre albergué fundadas esperanzas de que cabía otra forma menos ortodoxa y más eficaz de hacer política y llevarla a cabo de otra manera mucho más participativa y explícita, pero entonces no resultaba tan fácil; prácticamente imposible. Para conseguirlo había que lograr antes el paso definitivo a la consecución de la esperada democracia en este país y ello no se produciría hasta el inicio de la transición en el año 1975. Mientras tanto, entre 1955 y 1968 también en América, la lucha por los derechos civiles auspiciados por los jóvenes afro-americanos obtuvo los frutos que se esperaba de ella y que ya todos conocemos que culminaría con la abolición de la segregación racial. Coincidiendo con su final, en Mayo de 1968 comenzaba ya a atisbarse un cierto descontento político general entre los jóvenes de casi toda Europa que presagiaba algo parecido a lo que ahora está ocurriendo con PODEMOS.
No quiero olvidarme, como músico que también he sido, de la participación directa de los jóvenes canta-autores, tanto españoles como foráneos, que con sus composiciones pusieron en entredicho los sistemas totalitarios vigentes por entonces en tantos países de América Latina, además del nuestro, y cuya banda sonora perdura todavía en la memoria de varias generaciones y de cuyos nombres pocos nos hemos olvidado: Victor Jara, Violeta Parra en Chile. Yupanqui, Cafrune, Larralde, Facundo Cabral, Mercedes Sosa etc. en Argentina. Silvio Rodriguez y Pablo Milanés en Cuba. Woody Guthrie, Joan Baez, Bob Dylan en USA. En España Paco Ibañez, Raimon, Serrat, Pi de la Serra, Mª del Mar Bonet, Lluis Llach; éstos últimos, miembros de la Nova Cançó y componentes del llamado grupo ELS SETZE JUTGES, etc., etc.
A menudo me pregunto: ¿Por qué tanto temor a unas nuevas iniciativas de hacer política si la vieja, -aquella otra a la que habíamos estado acostumbrados hasta ahora-, no nos ha garantizado prácticamente nada nuevo a ésta mayoría silenciosa de la que formábamos parte y que como yo mismo, no éramos ni fuimos jamás miembros activos de ninguno de los gobiernos habidos en España desde la época de Suarez?
Otra cosa bien distinta es haber detentado cualquier cargo político en los últimos doce años, porque sí que muchos de ellos se sientan hoy día en el banquillo, antes los jueces, acusados formalmente desde delitos como prevaricación hasta malversación de fondos públicos y, curiosamente, a mí no me parece que sean, precisamente, jóvenes de los que desconfiar.
Sólo por eso, porque además de jóvenes se encuentran preparados, valdría la pena confiar y apostar por sus novedosas intenciones políticas en favor de esa inmensa mayoría de la que formo parte y que, de ninguna manera, intenta lucrarse de la oportunidad que a otros si les ofrece el hecho de pertenecer y por ello aprovecharse de un determinado ministerio o, cuando no, de una escondida conserjería en el seno de un gobierno como el actual que resulta mucho más sospechoso de lo que a simple vista parece.
Estupendo artículo sobre la situación política actual.
ResponderEliminarCarmen