Esa persistente inquina que el Sr. Trump siente por los latinos en general es imposible que se la pueda quitar de encima hasta que no desaparezca por completo esa tortilla española tan poco hecha que desde hace años lleva sobre su cabeza y de la que se siente tan orgulloso. Sólo por eso, debería ser mucho más condescendiente con los hispanos residentes en USA.
En cualquier caso, me atrevo a decir que "la culpa no la tiene el cerdo, sino quién le da de comer". Me refiero, naturalmente, a que si el Sr. Trump ha llegado hasta la presidencia de EE.UU., con todo lo que ello significa de inquietante, se debe principalmente a que una gran mayoría de norteamericanos le ha votado en las urnas para ese menester con lo que el latente peligro reside precisamente en eso: en el sentir de una gran parte de la población en favor de los postulados del nuevo presidente electo. Algo similar ocurre hoy en nuestro país pues quién le ha dado de comer durante tantos años al PP no ha sido precisamente un simple porquero anónimo sino un amplio espectro de la sociedad española a la que, en aras del respeto que se ha de tener por la democracia, estamos obligados a aceptar mal que nos pese.
CUALQUIERA, EN EE.UU. PUEDE LLEGAR A SER PRESIDENTE, CUALQUIERA, EN EL RESTO DEL MUNDO, PUEDE MATAR UNA RATA SIN QUE NADA NI NADIE SE LO IMPIDA, NI SIQUIERA LO LAMENTE.
En cualquier caso, me atrevo a decir que "la culpa no la tiene el cerdo, sino quién le da de comer". Me refiero, naturalmente, a que si el Sr. Trump ha llegado hasta la presidencia de EE.UU., con todo lo que ello significa de inquietante, se debe principalmente a que una gran mayoría de norteamericanos le ha votado en las urnas para ese menester con lo que el latente peligro reside precisamente en eso: en el sentir de una gran parte de la población en favor de los postulados del nuevo presidente electo. Algo similar ocurre hoy en nuestro país pues quién le ha dado de comer durante tantos años al PP no ha sido precisamente un simple porquero anónimo sino un amplio espectro de la sociedad española a la que, en aras del respeto que se ha de tener por la democracia, estamos obligados a aceptar mal que nos pese.
CUALQUIERA, EN EE.UU. PUEDE LLEGAR A SER PRESIDENTE, CUALQUIERA, EN EL RESTO DEL MUNDO, PUEDE MATAR UNA RATA SIN QUE NADA NI NADIE SE LO IMPIDA, NI SIQUIERA LO LAMENTE.
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