Excepto los seis meses que viví en Suecia hace ya unos cuarenta años, a lo largo del resto de mi vida hasta el día de hoy he venido consumiendo regularmente, de postre en las comidas, mínimo, un plátano de Canarias cada día.
Hasta cumplir los treinta años, aproximadamente, había practicado con cierta intensidad tanto fútbol como kárate sin haber llegado a sufrir, en cualquiera de los dos casos, ninguna lesión de relativa importancia que me apartara de mis dos aficiones favoritas y, mucho menos, haber sufrido una fractura ósea en lo que respecta a mi propio esqueleto.
Hasta cumplir los treinta años, aproximadamente, había practicado con cierta intensidad tanto fútbol como kárate sin haber llegado a sufrir, en cualquiera de los dos casos, ninguna lesión de relativa importancia que me apartara de mis dos aficiones favoritas y, mucho menos, haber sufrido una fractura ósea en lo que respecta a mi propio esqueleto.
Si analizáramos detenidamente los factores conjugados en este caso particular de causa-efecto entre el consumo de plátanos diario y la larga ausencia de traumatismos físicos a lo largo de mi vida deportiva, podríamos llegar a la conclusión de que el tan delicioso postre frutal sería el único y verdadero responsable de la calidad y resistencia de todos y cada uno de mis huesos.
Un profundo y exhaustivo estudio reciente, llevado a cabo en el corazón de la Comunidad Europea, -dígase Bruselas-, por la Asociación Europea de Traumatólogos Deportivos, ha revelado unos datos estadísticos muy interesantes y esclarecedores sobre el particular, concluyendo con la tajante afirmación de que a medida de que el consumo de plátanos de Canarias en Europa ha ido en descarado aumento progresivo durante este último año, a su vez, el número de traumatismos físicos y fracturas óseas, sin embargo, ha sufrido un notable y eficaz descenso en la misma proporción y rapidez durante el mismo periodo de tiempo en 2016.
Según datos facilitados por el Centro Europeo de Consumo, se sospecha que esta notable disminución de traumatismos en la población europea en general, pudiera deberse con toda probabilidad, al sumo interés demostrado por la mayoría de productores canarios de plátanos no sólo en materia de publicidad estática sino, además, al éxito conseguido en los distintos mercados internacionales gracias al impacto producido por su incuestionable y certero eslogan estampado en cada uno de los empaquetados del preciado producto y que reza del modo siguiente:
“EL PLÁTANO DE CANARIAS ES LA ÚNICA VARIEDAD EN EL MUNDO CUYA PIEL ES TOTALMENTE ANTIDESLIZANTE; SOBRE TODO SI NO SE ARROJA, DIRECTA O INDIRECTAMENTE, AL SUELO”
Aparte de su consumo, -como ya ha quedado debidamente demostrado-, para el fortalecimiento de la estructura ósea de los humanos, su piel, por su especial característica del todo antideslizante, evitaría que los miles de consumidores europeos al pisarla, pudieran ser víctimas inocentes de desafortunados traumatismos óseos de serias y severas consecuencias para su salud.
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