Me parece una pareja entrañable. Otra cosa bien distinta es que su maridaje político, por obrar contra natura, no se haya nunca consumado. Y eso que el Sr. Quevedo fue miembro (con perdón) fundador de Coalición Canaria en Las Palmas.
Tal y como he citado en otras distintas ocasiones, parte de la grandeza del dibujo estriba en la composición, pero la disposición sobre el papel de los modelos previamente elegidos ya no depende únicamente de ellos sino del capricho arbitrario del artista en enfrentarlos o conciliarlos entre sí, según convenga, y sin que ellos puedan hacer absolutamente nada para evitarlo.
Este es el caso particular del Sr. Pedro Quevedo y la Sra. Ana Oramas. Del primero desconozco su estado civil y por lo tanto omito solicitar permiso a su cónyuge (si la/lo tuviera); sin embargo, de Pablo Nieto Peña sí que lo solicito por adelantado, al ser el cónyuge de la señora que aparece formando parte de este emblemático dueto.
No obstante, sí que el Sr. Quevedo solicitó en su día el divorcio político de Coalición Canaria para yacer, -¿definitivamente?-, en los brazos de su Nueva Canarias, creada a su imagen y semejanza ideológica y con la que se ha terminado arrimando al gobierno del PP para sacar de los presupuestos del Estado esa tajadita tan poco sustanciosa e insuficiente que pueda llegar a cubrir con suficientes garantías de éxito todas las necesidades de las que adolece el archipiélago.
Con este maridaje tan conciliador como ficticio que he llevado a cabo, valiéndome tan sólo de lápiz y papel, he querido significar la conveniencia de un encuentro formal entre los distintos líderes políticos canarios y tratar de unificar urgentes y contundentes criterios para, en base a estos, solicitar con la eficacia necesaria otras medidas económicas más concretas de los responsables de la Administración del Estado, medidas más generosas que sirvan para paliar con definitivo acierto las múltiples necesidades que sufre de manera severa el conjunto de la sociedad canaria.
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