No ha sido casualidad que me reencontrara de nuevo con mi entrañable amigo Alejandro Matilla al que conocí durante el servicio militar en el año 1968 en el CIR 15, Hoya Fría, Tenerife. Esta vez ha tenido lugar en el año 2017 en Gerona, durante una alegre visita llevada a cabo por su parte el pasado viernes, 1º de Septiembre, en mi propia casa. Si exceptuamos el encuentro fortuito habido entre nosotros en Madrid en 1972, este otro ha ocurrido cuarenta y cinco años después de aquella lejana fecha, cuando ambos contamos ya con setenta y un años cumplidos.
Sin embargo, si ha sido una gran casualidad el encuentro, -después de aproximadamente cuarenta años, -también fortuito-, que durante mis vacaciones del pasado Agosto en el Puerto de la Cruz, tuvo lugar con el que fuera capitán Carlos Ramos Aspiroz, -once años mayor que nosotros-, y al que conocimos mientras Alex y yo, con veintidós años cumplidos, permanecíamos en aquel centro de instrucción reclutas en Tenerife.
En el centro, el Capitán Ramos; a la derecha, Alejandro Matilla
Una tercera casualidad, mayor aún si cabe que las anteriores, ha sido la conexión casual que en un espacio tan corto de tiempo ha permitido situarnos a los tres en el mismo escenario de antaño porque Alejandro Matilla, luego de ser furriel en la 9ª Cía., sería Cabo 1º de la undécima compañía que capitaneaba Ramos en el tercer batallón mientras yo, cabo 1º de la 9ª Cía, dibujaba chistes para la revista Atlántida, gestionada entonces por el mismo capitán.
Para cerrar este círculo emocional imbuido por tantos reencuentros habidos, sólo sería necesario hacer coincidir los dos extremos opuestos de la circunferencia aún abierta: el contacto entre el que fuera cabo 1ºAlex y el otrora capitán Carlos Ramos Aspiroz hace ya cuarenta y nueve años.
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