Desde hacía ya algún tiempo, muchos esperaban con una cierta ansiedad la llegada redentora del MESSIAS pero por fortuna no llegó solo, lo hizo, sin saberlo, a la par de otro falso aunque alto, bien parecido, famoso y, para más señas, portugués.
Sin embargo, hasta muy entrado el último decenio del siglo XXI, nadie estaba seguro de quién sería el auténtico hasta que su equipo, en el que militaba desde niño, continuaba siendo imbatido hasta poco antes de acabar la liga española 2017-2018.
Al contrario que el falso, el MESSIAS nunca se preocupó de ser el mejor sino de ser él mismo, de tal modo que en tal sentido nunca estuvo condicionado por la obsesiva competitividad que derrochaba el portugués. Su diferencia de estatura, al contrario de lo que pudiera parecer, jugaba también a su favor. No necesitaba subirse a la bicicleta para deshacerse de un contrario, bastaba con un quiebro de cobre para poner pies en polvorosa en dirección al área contraria mientras el falso, para conseguir el mismo resultado, necesitaba siempre pedalear vertiginosamente y auxiliarse de la extraordinaria rigidez de aluminio que le proporcionaba su esbelta y elegante figura.
El que había de venir entraba al terreno de juego caminando, como quien entra en un espacioso laboratorio alfombrado de hierba dispuesto, una vez más, a investigar, a reducir los riesgos que comporta su estilo de juego, sin posición fija pero eficaz y a partir de ahí, seducir a los miles de admiradores que, desde siempre esperaron pacientemente su llegada desde el principio de los tiempos.
El falso hacía siempre su entrada con un par de elásticos saltos como para impresionar a la grada y desde luego lo conseguía pero la humildad del MESSIAS eclipsaba por completo la extraordinaria presencia física y también goleadora del portugués.
De no haber coincidido ambos en el mismo espacio y tiempo en que lo hicieron, el gran público nunca hubiera podido distinguir al falso del auténtico pero la mala suerte del portugués consistió precisamente en eso, en coincidir en la misma época con el MESSIAS.
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