RETRODEZCAN

Este imperativo es del todo incorrecto pero me resulta más contundente que el original RETROCEDAN. Por lo tanto, si la Real Academia de la Lengua Española me lo permite, desde hoy en adelante haré uso exclusivo de él.
Con RETRODEZCAN pretendo dar a conocer parte de mi obra pictórica, escultórica, fotográfica y, en menor proporción, literaria y, a la vez, mantener una corriente de opinión sobre los acontecimientos de naturaleza artística de hoy día.
Espero que tomeis la sabia decisión de manteneros a una distancia prudencial de mis opiniones aquí vertidas que no siempre tienen por que ser del agrado de la mayoría; ¿o, sí?

miércoles, 9 de mayo de 2018

POLÍTICA DE LOS "AFECTOS"


A lo largo de todo el siglo XV, y en especial durante el Renacimiento, los artistas trabajaban mucho sobre las connotaciones que en la personalidad de los retratados arrojaban los llamados "afectos". Es decir, los gestos, las muecas, los detalles físicos del rostro; en definitiva, las expresiones.

Aquí reproduzco algunas fotografías que muestran algunos "afectos" a los que hacían alusión los renacentistas y que, desde mi punto de vista, intuyen también el carácter.

Pero voy mucho más lejos. Me explico: todos ellos son canarios y sus rostros representan la esencia de la tierra que me vio nacer; en unos más que en otros pero, en cualquier caso, lo  que siempre me ha interesado de mi lugar de origen no es precisamente su paisaje sino sus gentes, su paisanaje. En este sentido puedo afirmar que el paisaje de Tenerife, vistas este puñado de antiguas fotografías, resulta maravilloso. Aún lo sería más si  tan bello paisaje fuera  acompañado de todo lo que yo espero de mis paisanos en materia espiritual, ética, humanística y no sólo de aquello otro que determina en exclusiva la estética, lo físico y lo material.



Sólo por esa razón me gustaría estudiar a fondo los "afectos" de esos otros canarios que dirigen hoy la política isleña  de nuestro tiempo y hacerme una perfecta idea de su auténtica personalidad, tratando de descubrir entre los rasgos particulares de sus rostros alguna virtud que indique su verdadero espíritu para luego tratar de establecer con cierta calma si a los elegidos les asiste o no el derecho de poder salir en la foto en previsión de su supuesta honradez o si, por el contrario, no terminan de ser acreedores de la confianza de pertenecer a ese paisaje humano al que antes me he referido que tanto me interesa y que  para mí representa la verdadera idiosincrasia y personalidad del paisanaje isleño.


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