Ahora le ha tocado el turno al Sr. ZAPLANA y no encuentro las palabras precisas para que no se interprete la opinión que me merece su mal ejemplo como la de un resentido que sólo pretende husmear en lo que ocurre en el seno del PP. Sí, ya sé que el que fuera Presidente de la Comunidad valenciana en su día, hasta el día de hoy ha permanecido, según declaraciones de Sáenz de Santamaría, completamente alejado del entorno del partido y por tanto de la Calle Génova dando a entender con ello que el PP no se considera ni se siente responsable de los abusos y desmanes que haya podido cometer mientras fue responsable en la Generalitat de Valencia.
Su inesperada detención por la Guardia Civil presenta unos tintes de ficción tan de película que ya me hubiera gustado a mí haber podido formar parte como reportero gráfico de esa movilización policial. Pero no tanto en el propio domicilio actual del imputado por cohecho y blanqueo de capitales como en ese otro piso que fue propiedad en su día de ZAPLANA y posteriormente alquilado por un imán sirio residente en España y en cuyo falso techo, -¡Oh, sorpresa!-, fueron encontrados en su momento unos documentos comprometedores que, al parecer, pasaron inexplicablemente a manos del llamado “yonki del dinero”, el arrepentido y colaborador con la justicia, Sr. BENAVENT y de éste a la Guardia Civil.
¿Qué relación de amistad mantenía Benavent con el imán sirio para beneficiarse de tales documentos?
¿Será cierto que esos documentos incriminatorios permanecieron hasta hace poco tiempo escondidos en un techo falso del ex domicilio de ZAPLANA?
¿Llevaría Benavent a cabo funciones propias de intermediario entre ZAPLANA y el imán sirio en relación al alquiler del piso por parte de aquel?
¿Se trata tal vez de una oportuna coartada inventada para ocultar la procedencia real de tales valiosos documentos?
Sea como fuere, hay preguntas de las que todavía es imposible obtener respuestas concretas que arrojen suficiente luz sobre los pormenores de la incautación de unos documentos lo suficientemente valiosos como para abrir una investigación seria que con toda seguridad daría lugar a la repentina detención de ZAPLANA y ponerlo a disposición del juez.
Como puede apreciarse a lo largo del relato, no me ha interesado tanto la inculpación del que fuera Presidente de la Generalitat valenciana como tampoco la reputación que pueda alcanzar el Partido Popular con su prevista detención. Lo que en realidad me ha interesado de verdad, -como amante que soy de la ficción-, es la senda por la que lentamente ha ido desplazándose la ardua investigación policial hasta llegar a configurar, -para desgracia del Sr. ZAPLANA-, un esquema acusatorio sólido que haya sido suficiente para convencer a un juez.
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