RETRODEZCAN

Este imperativo es del todo incorrecto pero me resulta más contundente que el original RETROCEDAN. Por lo tanto, si la Real Academia de la Lengua Española me lo permite, desde hoy en adelante haré uso exclusivo de él.
Con RETRODEZCAN pretendo dar a conocer parte de mi obra pictórica, escultórica, fotográfica y, en menor proporción, literaria y, a la vez, mantener una corriente de opinión sobre los acontecimientos de naturaleza artística de hoy día.
Espero que tomeis la sabia decisión de manteneros a una distancia prudencial de mis opiniones aquí vertidas que no siempre tienen por que ser del agrado de la mayoría; ¿o, sí?

viernes, 10 de agosto de 2018

TROLLS


Cuando por primera vez alguien sin identidad entró a formar parte sin mi permiso de algunas de las tertulias de mi Blog de manera soez, insultante y ajeno al tema en cuestión del que discutíamos, me advirtieron seriamente que me encontraba, según la jerga de Internet, ante la presencia de un troll.

-¿Qué es un troll? pregunté a mis amigos

-Alguien que interviene sin ser invitado con el único propósito de incordiar, insultar, manipular, mentir, etc., etc.; en fin, todo lo que puedas imaginar con la única intención de desprestigiarte gratuitamente ante la opinión pública. Y todo ello lo hace en ocasiones por envidia, en otras sólo por divertirse a tu costa y, sobre todo, por dejar constancia ante los demás de que está por encima de las opiniones tuyas o de las de tus contertulios; eso sí, siempre amparado en el anonimato.

Entonces tuve plena conciencia del peligro que entrañan las redes sociales para difundir noticias falsas, amenazas anónimas,  insultos de desprestigio y tantas otras maldades como la difamación misma o como está ocurriendo últimamente: pregonar unas peligrosas apologías del terrorismo o del nazismo, -rayando en la xenofobia-, y siempre en relación con el supuesto flujo migratorio creciente hacia nuestro país, cuyos componentes sólo tratan de huir de la hambruna que originan tantas cruentas guerras en sus países de origen y por cuyo motivo arriban a nuestras costas en condiciones tan precarias.

Por lo tanto, nunca más volveré a morder el anzuelo que pueda tenderme un troll; entre otras cosas, porque jamás le concederé la más mínima oportunidad y por ende, absolutamente ninguna credibilidad.

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