RETRODEZCAN

Este imperativo es del todo incorrecto pero me resulta más contundente que el original RETROCEDAN. Por lo tanto, si la Real Academia de la Lengua Española me lo permite, desde hoy en adelante haré uso exclusivo de él.
Con RETRODEZCAN pretendo dar a conocer parte de mi obra pictórica, escultórica, fotográfica y, en menor proporción, literaria y, a la vez, mantener una corriente de opinión sobre los acontecimientos de naturaleza artística de hoy día.
Espero que tomeis la sabia decisión de manteneros a una distancia prudencial de mis opiniones aquí vertidas que no siempre tienen por que ser del agrado de la mayoría; ¿o, sí?

miércoles, 1 de noviembre de 2017

POLÍTICOS ESPAÑOLES

Me temo que carezco de la suficiente ignorancia como para tratar de comprender los contradictorios postulados de tantos políticos profesionales


sábado, 28 de octubre de 2017

LA PRESA

A pesar de tenerla asida de momento sólo con los incisivos, será muy difícil que tanto Puigdemont como Junqueras decidan soltar sin más la presa, máxime, cuando disponen del apoyo incondicional que representa esos dos millones de catalanes que les arropan. En el momento que decidan abrir la boca para respirar mejor, acuciados entonces por la presión que ejercerá la puesta en vigor del temido artículo 155 de la Constitución española, será ese el momento oportuno para que la víctima pueda zafarse y huir precipitadamente campo a través y buscar refugio, ilesa, entre esos otros millones de catalanes que también esperan ansiosos y esperanzados su inminente regreso.



Será entonces el momento de saber qué hará el gobierno de Rajoy con los lebreles asilvestrados que se han salido de madre causando tanto temor e indignación en todo el territorio catalán. No será preciso conminarlos como castigo en la perrera sino, simplemente, adiestrarles adecuadamente para que puedan vivir en comunidad, en paz e indemnes junto el resto de sus semejantes.

Lo que no será tan sencillo será restaurar la profunda fractura social abierta en Cataluña. Me temo que ello llevará mucho más tiempo que lo que tardó la mitad de la cámara catalana en proclamar la anhelada independencia a espaldas de la otra mitad de la misma.

Lo que mal empieza suele acabar mucho peor de lo deseado. Para ser sinceros, nada sería descartable, -ni siquiera el derecho a exigir la independencia-, si se siguieran los pasos democráticos puestos a disposición en un estado de derecho, donde todos los ciudadanos tengan las mismas oportunidades de decidir su propio futuro y, en mi modesta opinión, el llamado procés sobiranista català no ha querido seguir por el camino deseado y en cuyo final otros muchos, inútilmente, han permanecido  esperando.

jueves, 26 de octubre de 2017

LA SUERTE ESTÁ ECHADA

ALEA JACTA EST.  Con esta mítica frase, traducida como LA SUERTE ESTÁ ECHADA y atribuida a Julio Cesar, habrán debido dirigirse respectivamente a los suyos tanto Puigdemont como Rajoy antes de cruzar, -para librar definitivamente la última batalla-, el río Rubicón, representado en nuestro actual siglo XXI por el temible artículo 155 de la Constitución que, como arma letal, maneja el Presidente del Gobierno como por la contundente y afilada declaración de Independencia con la que amenaza y reclama para Cataluña el President de la Generalitat. Todo ello sin contar expresamente con el peligro añadido que representa la enorme profundidad del rio en cuestión además de la dificultad que entraña su enorme y violento caudal para una navegación serena, apacible y segura.



En cualquier caso, todos esperamos, no sin cierto estupor, que la sangre no llegue al rio y que la transición a la normalidad cotidiana transite por unos cauces sin apenas escollos que dificulte la correcta navegación de los intereses alegados por ambas partes aunque, para ser sinceros, me temo que durante los próximos años será muy difícil por parte de los independentistas renunciar a todo aquello que han creído haber tenido tan a mano y que les habría sido arrebatado con la aplicación de un nefasto artículo de la Constitución española que tardarán mucho tiempo en olvidar pero que, sin embargo, en el momento que transcurre mientras escribo este último artículo, hay quienes ya afirman que el Sr. Puigdemont estaría dispuesto, a cambio de que el Gobierno español deje de aplicar el mencionado artículo 155, a convocar nuevas elecciones al Parlament, de lo que se desprende la formación de una  multitudinaria manifestación que, en este preciso instante está teniendo lugar, concentrada en la Plaça de Sant Jaume, frente a la Generalitat de Catalunya, tratando de traidor a un Puigdemont incompareciente y reclamando, a voz en grito, la declaración inminente y sin condiciones, la independencia de Catalunya.

Sea como fuere, independientemente incluso de las decisiones que en las últimas horas hayan de tomar unos u otros además del propio rumbo que sigan los postreros acontecimientos, seguiría pudiendo afirmar lo mismo, tal y como ya he mencionado en un principio: LA SUERTE ESTÁ ECHADA.

sábado, 21 de octubre de 2017

VINO CONCILIADOR

Quisiera poder opinar sobre cualquier otra cosa que no sea el controvertido contencioso catalán y me resulta del todo imposible. Sólo me queda entonces el consuelo  de pensar que si los dos máximos responsables de esta rocambolesca situación no logran llegar a algún acuerdo válido que desencalle la situación y permita una reconciliación  ¿qué otra cosa puedo hacer yo?

¿En qué medida y hasta donde puedo opinar yo sobre la situación creada en Cataluña?

Todos sabemos o deberíamos saber que entre el blanco y el negro existe un cromatismo tan extenso de grises que sin ninguna dificultad podríamos optar por aquel que, llegado el caso, mejor conviniese a nuestros propios intereses o mejor se adaptase a las circunstancias del momento pero, aún así, me temo, -y esto es lo que de verdad me desconcierta-, que una vez elegido un gris determinado, éste tampoco fuera del beneplácito ni agrado de ambos. Por lo tanto, nos encontraríamos, según Rajoy, atrapados en un oscuro callejón sin salida sobre el que continúa pesando la maldición de la aplicación del artículo 155 previsto en la Constitución española.


Somos los ciudadanos los que, manifestándonos en la calle, hemos ido tomando conciencia y partido en uno u otro sentido, olvidando la mayoría de las veces que son precisamente nuestros representantes elegidos quienes deberían cumplir con el trabajo que, en las urnas, les ha sido encomendado; trabajo político y diplomático a destajo. 

Echo de menos, aunque a un nivel más doméstico que nacional, la forma en que, en mi lejana juventud, solíamos dirimir nuestras pequeñas rencillas entre amigos. No valía citarnos en cualquier lugar donde no hubiera dispuesta una modesta botella de vino en torno a la cual tomábamos asiento y que gracias a la graduación de su contenido se nos iba calentando el paladar y soltando la lengua, casi siempre por suerte, en una dirección única de entendimiento. Terminábamos admitiendo nuestras respectivas culpas además de nuestras propias responsabilidades, sin llegar jamás a provocar la humillación del oponente y aceptando la reconciliación, en ocasiones de antemano pactada. También es verdad que, aunque no todos, entonces sí que teníamos un verdadero enemigo común contra el que combatir en silencio y, -por increíble que parezca-, eso facilitaba mucho las cosas.

Cataluña presume de excelentes vinos como para que no cueste demasiado un entendimiento entre dos degustadores de caldos como sospecho que puedan ser Puigdemont y Rajoy y si aun así no consiguieran llegar a un esperado acuerdo ventajoso para ambos frente a una botella y antes del próximo lunes, mucho me temo que la buena reputación que tiene la denominación de origen de los blancos, tintos y achampanados de su gran producción vinícola se vería bastante afectada y muy en entredicho a nivel europeo. Sólo por mantener este prestigio viticultor que tanto le caracteriza, desde mi punto de vista, valdría la pena poder entenderse sin tantos ambages.

Hoy, en mi condición de abstemio, ya no me quedan enemigos con los que poder conciliar la paz pero sólo por el hecho de sentarme frente a una botella de vino decente con la que saldar una doméstica rencilla, créanme que, a pesar de todo, los echo mucho de menos.
  

miércoles, 18 de octubre de 2017

MALAS COMPAÑÍAS



Montaje fotográfico y dibujístico de humor protagonizado por el Sr, Puigdemont y el Sr. Joan Tardà