RETRODEZCAN

Este imperativo es del todo incorrecto pero me resulta más contundente que el original RETROCEDAN. Por lo tanto, si la Real Academia de la Lengua Española me lo permite, desde hoy en adelante haré uso exclusivo de él.
Con RETRODEZCAN pretendo dar a conocer parte de mi obra pictórica, escultórica, fotográfica y, en menor proporción, literaria y, a la vez, mantener una corriente de opinión sobre los acontecimientos de naturaleza artística de hoy día.
Espero que tomeis la sabia decisión de manteneros a una distancia prudencial de mis opiniones aquí vertidas que no siempre tienen por que ser del agrado de la mayoría; ¿o, sí?

domingo, 26 de febrero de 2012

LOS SUEÑOS DE MORFEO (cuento)


CAPÍTULO I

Hace muy poco tiempo y por pura casualidad he podido enterarme de la existencia de una misteriosa y clandestina profesión de la que jamás antes había oido hablar. Al parecer, no todo el mundo está preparado para llevarla a cabo y la prueba de ello es que en España, por poner un ejemplo próximo, sólo existe un hombre capaz de haberla explotado en su propio beneficio. Para ella se requieren unas dotes muy especiales caracterizadas por un extraño fenómeno de nacimiento que los científicos han bautizado con el mítico nombre de síndrome de MORFEO y que en la actualidad  sólo afecta a uno de cada cien millones de personas por cada tres generaciones.
Yo conozco a ese hombre; de mediana estatura, mirada somnolienta en sus grises ojos abiertos sobre unas profundas ojeras de color violeta, naríz ganchuda bajo la que atraviesa, sin apenas labios, una linea recta acotada por unas comisuras con restos siempre de saliva sobre un mentón huidizo. Escaso pelo cano y unos setenta años de edad. Curiosamente, se hace llamar MORFEO, de igual manera que el síndrome que tanto le afecta y que paradojicamente le sirve para ganarse muy bien la vida, por cierto.
Un veintinueve de Febrero de la década de los cuarenta del siglo pasado vino al mundo, totalmente en silencio, un niño de cuatro kilos de peso y cuarenta centímetros de estatura. Nació a mediodia pero  roncaba tan profundamente que la comadrona no tuvo suficiente con las habituales dos nalgadas para intentar despertarlo de inmediato sino que fue necesario emplear un enorme despertador de sobremesa para que, por fín, abriera los diminutos ojos legañosos.
Por esa razón fue bautizado con el nombre de MORFEO, nombre que en el futuro utilizaría para designar también a su muy curiosa propia empresa. Una pequeña empresa que por sus especiales características sólo precisaba de su propia persona para generar unos beneficios que le permitirían vivir cómodamente el resto de sus dias dedicando además la mayor parte del tiempo empleado en descansar por cuenta ajena.
Su clientela se componía, en su mayoría, de toda aquella gente que vinculada al mundo del espectáculo, a la  política, etc., además de todas aquellas otras personas que a costa de sus impropias horas de sueño, intentaban ganarse fácilmente la vida amparadas en la más absoluta oscuridad de sus sucios propios negocios, engendrados gracias a la audacia que genera siempre la codicia.
El "modus operandi" era bien sencillo al tiempo que muy discreto. Su alias y telefóno sólo aparecían en las impolutas agendas secretas de no más de un centenar de pro-hombres de muy diversa índole especialmente vinculados todos ellos al poder económico, empresarial, político y, en algunos casos, también artísticos. En definitiva, todos aquellos que se entienden, se confabulan y se lucran al amparo de los llamados poderes fácticos de este mísero pais en bancarrota.
Su despacho, por así decirlo, no era nada convencional. Se trataba de una cómoda suite con teléfono, radio, televisor y un potente ordenador MAC donde guardaba una reducida lista de asíduos clientes cuyas fichas detallaban sus especiales características psiquicas y psicológicas. La cama era enorme; de dos cincuenta metros de larga por otros dos metros de ancha y contaba con todos los adelantos ergonómicos para garantizar un perfecto descanso. Junto al amplio vestidor se abría un modernísimo cuarto de baño de unos treinta y seis metros cuadrados que incluía además de todos los servicios sanitarios, un enorme y profundo yacusi de los de última generación.
Morfeo, como es natural, se prodigaba muy poco en sociedad pero afortunadamente yo me encontraba en poder de una detallada información privilegiada facilitada por una especie de vice-secretario del Ministerio del Interior cuyo nombre, por razones de seguridad, no me está permitido desvelar pero a quién sin embargo le debo el hecho de que el dormidor profesional, al mencionar el nombre de mi informador, accediera a concederme una larga y suculenta entrevista la apacible tarde de verano en la que, previa cita, me personé en su domicilio por primera y única vez. Una discreta vivienda con terracita de la que tampoco se me está permitido citar aquí por razones más que obvias. Como siempre, yo iba acompañado de mi inseparable NIKON con la que esperaba obtener algunas fotos del personaje una vez nos hubiésemos relajado lo suficiente de lo que se suponia debía afectarnos aquel inesperado factor sorpresa por parte de ambos. MORFEO no se opuso en absoluto a la magnitud de la entrevista que previamente habíamos acordado  pero declinó con esmerada educación mi invitación a que fuera retratado. 
Algunos meses después de aquella larga entrevista y sin que aún no hubiera sido publicada en los medios, me sorprendió enormemente encontrar en un periódico local una escueta noticia en su página de sucesos en la que se mencionaba aquel domicilio como lugar de los hechos de un posible asesinato ocurrido hacía ya unos dias. Según el diario, la policia no descartaba ninguna hipótesis, detalle que según mi propia experiencia venía a decir que por el momento sólo disponían de simples conjeturas sobre el caso. Lo sorprendente de todo ello resultó ser que se trataba de un domicilio que yo ya conocía previamente y aunque no citaban el nombre del cadaver todo hacía suponer de que aquella persona era la misma que yo había entrevistado tiempo atrás: MORFEO.
Me tomé algunos dias de reflexión antes de decidirme a acudir a la policia para tratar en lo posible de arrojar alguna luz que pudiera ayudar a esclarecer un caso que por sus especiales características me había conmovido profundamente, entre otras cosas  porque, que yo supiera, aquel buen hombre no parecía haber tenido nunca entre el entorno profesional en que se movía comunmente enemigos a los que pudiera haber hecho, pongo por caso, una desleal competencia mercantil y mucho menos aún entre su muy selecta, escogida y discreta clientela por lo que  mi aguda perspicacia no sólo me decia que MORFEO no era persona merecedora de una tan trágica muerte como aquella sino que sus viles asesinos, dadas las actuales circunstancias, parecían haber salido de entre los más eficaces profesionales del crimen organizado que pueblan los bajos fondos de la muy populosa ciudad de Barcelona. 

CAPÍTULO II 

El comisario y yo nos conocíamos profesionalmente. Mis fotografías habían ilustrado en distintas páginas de sucesos de otros tantos periódicos muchas intervenciones policiales comandadas por el sagaz agente de modo que ambos teníamos motivos más que suficientes para llegar a un entendimiento ventajoso para nuestros propios intereses profesionales.

Según el médico forense, MORFEO había sido asesinado sobre la medianoche del día de autos mientras dormía profundamente en su espaciosa cama. Al parecer, el asesino con mucho sigilo había colocado una almohada sobre su cabeza y a través de ella y a bocajarro había disparado dos tiros que habían impactado en el cráneo causándole la muerte de inmediato. En el lugar de los hechos yacían esparcidos restos de plumón despedidos del interior de la almohada mezclados con trozos de masa encefálica en medio de un gran charco de sangre que teñía completamente de rojo  una extensa superficie de las blancas sábanas que cubrían el lecho. La puerta de la vivienda no había sido forzada y los casquillos de bala no se había encontrado en el interior de la habitación lo que hacía suponer dos cosas: que el asesino disponía de llave y por lo tanto conocía bien a la víctima y que nos encontrábamos ante la presencia de un sicario muy profesional.
Después de unos días de exhaustiva investigación, el comisario había llegado a la conclusión de que el asesino había actuado solo y si bien había utilizado un silenciador para perpetrar el asesinato, el recurso de la almohada fue ideado para que la sangre de la víctima no le salpicara la ropa ni el rostro. No resulta pues dificil  llegar a imaginar que trás la misteriosa ejecución del dormidor y una vez abandonado el escenario del crimen, el asesino habría tenido tiempo suficiente de haberse mezclado, sin levantar sospechas, entre algún grupo de gente conocida que frecuentara los mismos lugares que él a esa hora de la noche de un sábado cualquiera de un año bisiesto como 2012.

CAPÍTULO III

Yo me encontraba en posesión de una valiosísima información que a lo largo de mi extensa declaración fuí poniendo lentamente a disposición del comisario mientras éste iba grabando mi alocución en un sencillo y barato  magnetófono de bolsillo.
Empecé hablando del síndrome que había afectado a MORFEO desde su nacimiento y como con el tiempo había convertido  aquel extraño fenómeno en su auténtica y definitiva profesión como medio de ganarse la vida de una forma que yo calificaría, sin lugar a dudas, de sumamente honrada. Y se la ganaba como dormidor por cuenta ajena; es decir, durmiendo por riguroso encargo para otros durante el día. Mientras los que le pagaban asistían a veladas nocturnas que en ocasiones duraban hasta altas horas de la madrugada, MORFEO dormía profundamente por ellos para que el sueño no les venciera en medio de una fiesta, una conferencia, una sesión de ópera, de teatro, etc., etc., evitando así el espantoso ridículo que supone empezar bostezando en una velada y acabar profundamente dormido en presencia de los demás.
De manera despectiva, una gran parte de su clientela, al referirse a él, lo hacían por el apodo de "el marmota" aunque, por suerte, MORFEO desconocía por completo este grosero detalle contra su persona. Lo que en realidad todo el mundo ignoraba, y esto si que le acarreaba un auténtico drama personal, era el coste vital que le suponía dormir para otros tantas y tantas horas diarias seguidas y lo que resultaba aún peor, soñar durante todo ese tiempo de manera totalmente involuntaria por todos y cada uno de ellos a diario. Unos sueños, la mayoría de las veces, terribles, angustiosos y sin poder de algún modo evitarlos. Pese a todo, estos sueños, en un sentido, jugaban a su favor un importante papel que sin embargo nunca trató de aprovechar para lucrarse personalmente con el chantaje a pesar de que a través de ellos MORFEO era sabedor de todas sus miserias, de sus vicios, de sus miedos, de sus conductas, de sus infedelidades, etc., detalles que por precaución el dormidor iba anotando escrupulosamente en cada una de las fichas abiertas a sus clientes y encontrarse dispuesto a utilizarlas sólo como mecanismo de defensa si se diera alguna vez el caso de correr un riego serio contra su salud por parte de terceros.
A pesar de no poderla demostrar ni siquiera documentalmente, toda esta información, completamente desconocida para el comisario, resultaba de lo más creíble si se tiene en cuenta el historial clínico que obraría en poder de la administración de la Maternidad y que podría demostrar, cuanto menos, el extraño síndrome que desde su nacimiento había afectado hasta el día de su muerte al dormidor  Morfeo. En ningún momento el comisario había puesto en duda la declaración obtenida por mi parte en la entrevista que yo había llevado a cabo hacía unas semanas en casa de la víctima pero al hilo de mi sorprendente intervención el policía sí que ya había comenzado a atar cabos basándose en otras informaciones que el manejaba a su antojo y que yo, hasta aquel momento, desconocía por completo.
El comisario no descartaba como causa principal y móvil del crimen un posible ajuste de cuentas perpetrado por activos miembros del cártel de la cocaina en Barcelona contra la persona de MORFEO por intromisión y competencia desleal en el mercado negro de la dama blanca.
 


EPÍLOGO

Morfeo jamás pudo suponer que el ejercicio de su tan honrada profesión chocaría frontalmente contra los sucios intereses de las mafias organizadas barcelonesas de la cocaina. Tampoco le darían tiempo a utilizar en su defensa toda la información obtenida y acumulada en años de sus mas fervientes clientes a través de sus propios inquietantes sueños y que tan meticulosamente iba almacenando en el disco duro de su poderoso ordenador MAC;  y lo que resulta aún peor, encontraría la muerte sin ni siquiera saber exactamente el motivo por el que le habían asesinado de aquella forma tan vil.
Todo esto llega a ser mucho más fácil de lo que en principio parece, concluyó laconicamente el comisario mientras yo continuaba sumido en un profundo y respetuoso silencio. El precio de la hora de sueño pactada por Morfeo con sus ambiciosos distinguidos clientes resultaba bastante inferior al precio tasado por los mafiosos en el mercado del gramo de cocaina cortada, hecho que provocaba una paulatina aunque discreta desbandada de los cocainómanos en favor de los intereses de MORFEO quién, sin ni siquiera sospecharlo, continuaba ganando secretos enemigos en la misma proporción que también engrosaba nuevos y muy solventes clientes.

Sólo a alguien que no hubiera sido yo, quizás a su propio asesino, se le habría podido ocurrir escribir sobre la fría lápida de su tumba, a modo de epitáfio, aquella sencilla pero ridícula frase que rezaba así:

                                            MURIÓ DURMIENDO; COMO UN LIRÓN





sábado, 18 de febrero de 2012

EXCEPCIONAL NUEVO DISCO




La mayoría de las veces, como fue el caso de ayer con Dácil, la venta de discos al final del concierto no persigue obtener un beneficio inmediato. La recaudación sólo sirve para paliar los numerosos gastos que se originan durante el periodo de grabación del CD. Una de las razones para que el público asistente pueda ayudar economicamente a los artistas que actúan es, precisamente, que las localidades sean gratuitas, como ayer lo fueron. Sin embargo y excepto una escasa minoría, las espectativas en este sentido no se cumplieron tal y  como se esperaba.

Desde el punto de visto ético, no comprendo como alguien puede gozar de un concierto como el de ayer, de dos horas de duración, en el que actuaron gente tan importante como GORKA BENÍTEZ (foto superior) y no dispensar, con la compra de un disco, la generosidad y eficacia de tantos músicos sobre el escenario. ¿Se puede ser tan cicatero?




CONCIERTO de DÁCIL LÓPEZ en la Casa ELIZALDE



Ayer se produjo en LA CASA ELIZALDE de BARCELONA la presentación del último disco de la compositora y cantante DÁCIL LÓPEZ.

El aforo, de ciento cincuenta personas, quedó al completo. A partir de mediodía ya se habían agotado las localidades pese a que el espectáculo comenzaba a las 20,30.

Bajo el título de CRIATURAS, la cantante fué interpretando con gran brillantez cada uno de los nuevos temas que componen el CD.

Aparte del magnífico acompañamiento del excelente grupo que siempre le acompaña, Dácil pudo contar con la presencia  del saxofonista GORKA BENITEZ así como de un excepcional trompetista. Un afinadísimo grupo de cámara compuesto por cuatro intérpretes (violín, violas y violencelo) que en otras ocasiones también hacían de coros puso con esa pincelada barroca el contrapunto ideal en un concierto caracterizado por la gran influencia de la música de Jazz que Dácil domina a la perfección

lunes, 13 de febrero de 2012


SI TE PROPONES VIVIR TAN DEPRISA, ¿QUE HARÁS CON EL TIEMPO QUE TE SOBRE?


domingo, 12 de febrero de 2012

DÁCIL PRESENTA SU NUEVO DISCO (VER MÁS, "clicar" aquí)



Dácil López

Divendres 17 de febrer a les 20.30.h
'Criatures'
La cantant, compositora i actriu canària establerta des de fa anys a Barcelona ens presenta el seu darrer disc, 'Criatures', amb un equip composat per excel·lents músics de l'escena nacional.
Creativitat desbordant i textures captivadores en un treball que podrem sentir en directe a La Casa Elizalde. Una presentació de luxe amb un directe absolutament colpidor obrirà d'aquesta manera el cicle Veus en femení d'aquest 2012.
Intèrprets: Dácil López (veu), Gorka Benítez (saxo i flauta), Marco Mezquida (teclats), Adrià Plana (guitarra, banjo i ukelele), Miguel Serna (contrabaix i baix), Ramon Prats (bateria), Tania Mesa (violí), Laia Rius (violí), Sole Vicente (viola) i Sandrine Robi

VENGANZA O RENCOR




Desde hace algunos días vengo oyendo, a través de distintos programas de radio como de televisión, diversas tertulias y forums provocados por la más discutible sentencia que ha recaído sobre la persona del juez Baltasar Garzón. Las acusaciones sobre las polémicas escuchas telefónicas en la cárcel entre imputados por corrupción y sus abogados no me preocupan tanto como la negación a los represaliados de la guerra civil de poder encontrar en las numerosas fosas comunes diseminadas por toda nuestra geografía a los familiares y amigos asesinados durante la dictadura del General Franco amparándose, pese a la Ley de la Memoria Histórica, en un supuesto acuerdo tácito entre las partes durante la Transición que dió paso a la Democracia en este pais y aconsejando no dar motivo para la venganza ni para al rencor entre los españoles.

Venganza y Rencor son dos términos que desde mi óptica personal se deberían analizar con cierto criterio moral e histórico. Es decir, ¿que no deberíamos admitir la Venganza y el Rencor pero debemos aceptar todavía la categoría de Vencedores y Vencidos? En mi modesta opinión, fueron precisamente los Vencedores los que impusieron los términos para la abolición de la Dictadura en perjuicio, naturalmente, de los Vencidos por el temor de éstos últimos a un nuevo golpe de estado en España. Ahora, en aras del Olvido se nos ruega que dejemos en paz a los muertos y no se remuevan sus restos de las fosas.

En algunos paises el derecho a la Venganza está perfectamente reconocido; incluso la Vengaza por propia mano pero éste es otro asunto. En ciertos casos, el impartir justicia se convierte en una especie de Venganza lícita y amparada por la Ley. Durante los juicios de Nuremberg, por ejemplo, muchos de los asesinos nazis fueron juzgados y condenados a muerte por crímenes contra la humanidad. ¿Acaso es la Justicia disfrazada de Venganza o ésta disfrazada de Justicia?. Pese a todo, los culpables tuvieron su merecido y los familiares de las víctimas vieron compensados su sufrimiento (quién a hierro mata, a hierro muere), ¿Ley de Talión?

Si bién hemos aceptado el desprecio absoluto por la Venganza, si que como contrapartida debemos tener todo el derecho a guardar Rencor. El Rencor resulta ser un sentimiento muy dificil de erradicar si no va acompañado de la garantía de una Justicia ciega  y en el caso que nos ocupa hubiera hecho falta durante la transición haber tenido la osadía de haber juzgado a los responsables de aquellos viles asesinatos para que el Rencor no se hubiera instalado de por vida en el seno de nuestro subconsciente a pesar de haberse ido disipando con los años en el amanecer de la Democracia.

No tengo en absoluto ánimo de venganza contra los verdugos pero si alguno de ellos al tropezar en mi presencia cayera y se rompiera el cráneo contra el asfalto ni siquiera lo lamentaría porque el Rencor acumulado durante años del que hablo me permitiría creer que la ciega Justicia habría venido, en este caso, en mi auxilio como una beneplácita catarsis y en beneficio de tantos años de sufrimiento.




sábado, 11 de febrero de 2012

DEDICADO A LA INOCENCIA DEL JUEZ GARZÓN




El mirlo blanco mentia frente a las togas negras de los jueces.

Los cuervos dejaron ciega a la justicia que los había criado.

Desde su trono, el cerdo, en beneficio propio, puso a subasta su dos patas traseras.

Mientras, la moral de los hombres yacía pisoteada sobre el sucio suelo del tribunal supremo.




viernes, 10 de febrero de 2012


TENÍA TAN MALA MEMORIA QUE NO CONSEGUÍA RECORDAR LA FECHA DE SU PROPIO FALLECIMIENTO


jueves, 9 de febrero de 2012

MEMORIAS DE LA CUESTA



Haciendo uso de las posibilidades que me ofrece este Blog, estoy tratando de publicar unas sencillas memorias sobre mis experiencias infantiles vividas durante nuestra estancia en La Cuesta a lo largo de la década de los 50. Se tratan de situaciones casi grotescas y muy próximas,  ocurridas antes de que cumpliera  los dieciseis años, momento en que mi familia decidió trasladarse a vivir al Puerto de la Cruz donde pasaría el resto de mi adolescencia.

Estas memorias pretenden arrojar algo de luz sobre la situación socio-política y el carácter antropológico urbano en localidades alejadas de los centros de poder de entonces como eran Santa Cruz y La Laguna. Precisamente La Cuesta se encontraba entre estas dos grandes ciudades sin beneficiarse en particular de ninguna de las dos. No obstante, tanto la capital como la ciudad universitaria expandian su influjo involuntario sobre sus extraradios respectivos y que en particular afectaban sobremanera a esa zona limítrofe que conformaba La Cuesta.

No se trata pués de unas memorias en estricto orden cronológico sino que cada situación vivida comprende en sí misma uno o varios capítulos autónomos e independientes pero cuya acción se desarrolla siempre en el mismo lugar común: en el ámbito de LA CUESTA.

En esta página principal y al principio del márgen izquierdo los lectores podrá acceder, si así lo desean, a esta crónica de dos capítulos titulada: LOS LUISES.