Pese a nuestra diferencia de edad, siempre profesé por D. Tito una simpatía especial; entre otras cosas porque su hijos, en especial Paco, y yo éramos y seguimos siendo grandes amigos.
Alegre y amante de la música. Me consta, pues en más de una ocasión tuvo la gentileza de acudir a EL GRECO, propiedad de su amigo Edmundo, a escuchar el repertorio musical que desgranábamos cada noche Antonio y yo en aquel inolvidable local del Puerto de la Cruz.
Poca cosa más puedo agregar en su favor puesto que, por mi juventud, no tuve ocasión de conocerle más profundamente. Sin embargo la certera opinión de sus propios hijos pone de manifiesto su gran humanidad y generosidad como persona y padre.
Lo que si recuerdo es que formaba parte, como otros muchos caballeros del Puerto, del mítico CLUB de los LEONES del que se sentía muy orgulloso.
Alegre y amante de la música. Me consta, pues en más de una ocasión tuvo la gentileza de acudir a EL GRECO, propiedad de su amigo Edmundo, a escuchar el repertorio musical que desgranábamos cada noche Antonio y yo en aquel inolvidable local del Puerto de la Cruz.
Poca cosa más puedo agregar en su favor puesto que, por mi juventud, no tuve ocasión de conocerle más profundamente. Sin embargo la certera opinión de sus propios hijos pone de manifiesto su gran humanidad y generosidad como persona y padre.
Lo que si recuerdo es que formaba parte, como otros muchos caballeros del Puerto, del mítico CLUB de los LEONES del que se sentía muy orgulloso.
También yo me siento orgulloso de esta simpática foto por cuanto, como bién he afirmado en múltiples ocasiones, no he podido ignorar la influencia que produjo en mi estilo fotográfico aquella corriente cinematográfica conocida con el nombre de NEORREALISMO italiano y que aquí se traduce en la elegante figura de D. Tito que mucho me recuerda a los fotogramas de las viejas películas de Alberto Sordi o a las de De Sicca.
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