RETRODEZCAN

Este imperativo es del todo incorrecto pero me resulta más contundente que el original RETROCEDAN. Por lo tanto, si la Real Academia de la Lengua Española me lo permite, desde hoy en adelante haré uso exclusivo de él.
Con RETRODEZCAN pretendo dar a conocer parte de mi obra pictórica, escultórica, fotográfica y, en menor proporción, literaria y, a la vez, mantener una corriente de opinión sobre los acontecimientos de naturaleza artística de hoy día.
Espero que tomeis la sabia decisión de manteneros a una distancia prudencial de mis opiniones aquí vertidas que no siempre tienen por que ser del agrado de la mayoría; ¿o, sí?

lunes, 20 de octubre de 2008

COLECTIVOS POPULARES: Policia Municipal

Esta foto con su crónica correpondiente, saldrá publicada el próximo sábado día 25 de Octubre en el Suplemento para la zona Norte de la Isla del diario LA OPINIÓN de Tenrife en su apartado MI PUERTO
Siempre puse de manifiesto que alguien debería de haberse ocupado de mantener viva en la memoria colectiva de nuestros nietos a los auténticos representantes del mundo laboral del Puerto, al pueblo llano. Se que muchas cortinillas y diafragmas de algunos fotógrafos solo se abrieron para captar imágenes de los extraordinarios, de los fuera de serie, de los famosos, etc., pero en ocasiones se olvidaron de quienes mantenían con su trabajo físico diario el equilibrio mercantil en muchas empresas y en otros distintos estamentos relacionados con la industria turística del Puerto de la Cruz: camareros, funcionarios, bomberos, policias, guías, recepcionistas, músicos, etc., etc. Y, claro, yo no he olvidado a un colectivo que, me consta, desempeñó un trabajo fundamental en los años cruciales en los que el Puerto aglutinaba el mayor número de turistas de España por metro cuadrado en proporción a su extensión: la Policia Municipal
No cabe duda que detrás de todos estos colectivos casi siempre operaban eficientes directores, encargados responsables, jefes diligentes. Cabezas pensantes, en definitiva, a quienes los trabajadores solian respetar y obedecer con la misma tenacidad con la que los otros trataban de ordenar y mandar. Pero estos burócratas, generalmente enclaustrados en sus despachos acristalados a voluntad propia, se hallaban, sin embargo, bien ajenos de la realidad cotidiana que les circundaba y a la que se enfrentaban diariamente sus numerosos y sumisos subalternos; una realidad que en muchas ocasiones les desbordaba y resultaba francamente hostil.

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