RETRODEZCAN

Este imperativo es del todo incorrecto pero me resulta más contundente que el original RETROCEDAN. Por lo tanto, si la Real Academia de la Lengua Española me lo permite, desde hoy en adelante haré uso exclusivo de él.
Con RETRODEZCAN pretendo dar a conocer parte de mi obra pictórica, escultórica, fotográfica y, en menor proporción, literaria y, a la vez, mantener una corriente de opinión sobre los acontecimientos de naturaleza artística de hoy día.
Espero que tomeis la sabia decisión de manteneros a una distancia prudencial de mis opiniones aquí vertidas que no siempre tienen por que ser del agrado de la mayoría; ¿o, sí?

lunes, 30 de marzo de 2009

EXPEDICIÓN A CANARIAS. continuación

Una semana más tarde de que lo hubiera hecho su entrañable y bella amiga, cierta diáfana mañana de un soleado día de primavera, Stanley y Livingstone también zarparían desde el mismo puerto de Plymouth una vez que aprehendida de sus fieles confidentes inglesas toda la información válida habida y directamente relacionada con el delicado asunto que les ocupaba últimamente levaran, por fín, anclas rumbo a Canarias. Por equipaje solo llevaban lo estrictamente imprescisdible por tal de afrontar la primera quincena en las islas. A partir de la segunda, sería cometido de Lady Ginebra aprovisionarles de todo cuanto fuere necesario a fín de llevar a cabo, con las máximas garantías posibles, una campaña que, en principio, se presentaba laga y dura (como la "picha" de un novio, según Stanley) pero de la que estaban seguros de salir del todo airosos.

Ya en alta mar y habiendose perdido definitivamente tras el horizonte el desdibujado perfil del litoral de la accidentada costa británica, el Queen Mary navegaba rumbo sur empujado plácidamente por los suaves vientos alisios que soplaban de empopada y continuamente en dirección a la línea del ecuador. Si los cálculos eran correctos y los vientos les fueran además favorables, a una velocidad media de unos veinte nudos, la distancia hasta las costas de Canary Island podría muy bien ser cubierta, sin dificultad alguna, en menos de tres meses, aproximadamente, siempre que durante la travesía, -por tal de conservar en todo momento el rumbo preciso-, se fuera corrigiendo la derrota que provocaban las fuertes corrientes marinas del océano Atlántico en aquellas latitudes y deseando que las temidas tormentas en la zona respetasen la vital importancia que entrañaba el tan comprometido encargo por el que ámbos hombres se habían hecho de nuevo a la mar.

2 comentarios:

  1. No me gusta ver una entrada vacía.

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  2. A mi tampoco. Pueden ocurrir dos cosas:
    Que solo nos visitemos nosostros mismos o que los relatos no tengan interés para el resto.

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