PRÓLOGO
Si de vez en cuando nos detuviéramos un instante en mirar hacia lo alto comprobaríamos, no sin asombro, como los viejos olmos suelen dar a menudo hermosas y delicadas peras doradas.
CAPÍTULO I
CAPÍTULO I
Mientras la botella, - arrojada al Mediterráneo por el náufrago-, se desplazaba lenta y suavemente empujada por las corrientes hacia su destinatario con un cálido mensaje de esperanza en su interior, la muerte, a lomos de su caballo cubierto de espuma blanca, galopaba desbocada y sin descanso, con sus alforjas repletas de sucias jeringuillas, bajo los puentes de los suburbios, en auxilio de los más necesitados.
Si la velocidad se le suponía constante, aquella botella arrojada al Mediterráneo por el paciente náufrago habría recorrido en la mitad de tiempo la mitad, también, del trayecto hasta su destino.
Justo en ese momento y a esa distancia la encontró el viejo pescador. En un punto equidistante entre el remitente y su destinatario; sin embargo, él desconocía esa circunstancia hasta que destapada, leyera el mensaje que contenía en su interior. También él esperaba desde hacía ya años un mensaje semejante pero este, precisamente, no se trataba del suyo. Con mucho respeto y sumo cuidado volvió a taparla de nuevo y la devolvió al mar para que continuara su curso. De lo que estaba completamente seguro es que a su destinatario solo le restaba esperar la mitad del tiempo porque, en consecuencia, la botella había ya alcanzado el ecuador de su recorrido mientras que la que él continuaba inútilmente esperando, posiblemente, ni siquiera, hubiera sido arrojada todavía al mar ni lo sería nunca.
Si la velocidad se le suponía constante, aquella botella arrojada al Mediterráneo por el paciente náufrago habría recorrido en la mitad de tiempo la mitad, también, del trayecto hasta su destino.
Justo en ese momento y a esa distancia la encontró el viejo pescador. En un punto equidistante entre el remitente y su destinatario; sin embargo, él desconocía esa circunstancia hasta que destapada, leyera el mensaje que contenía en su interior. También él esperaba desde hacía ya años un mensaje semejante pero este, precisamente, no se trataba del suyo. Con mucho respeto y sumo cuidado volvió a taparla de nuevo y la devolvió al mar para que continuara su curso. De lo que estaba completamente seguro es que a su destinatario solo le restaba esperar la mitad del tiempo porque, en consecuencia, la botella había ya alcanzado el ecuador de su recorrido mientras que la que él continuaba inútilmente esperando, posiblemente, ni siquiera, hubiera sido arrojada todavía al mar ni lo sería nunca.
CAPÍTULO II
Como cada mañana, la mujer se acercó descalza y en silencio hasta la orilla del mar en calma. Con los pies dentro del agua tibia se llevó la mano sobre sus cejas y haciendo con ella visera sobre sus enormes ojos grises dispúsose a otear de nuevo la línea oscura del horizonte. Después de lamer sus pies descalzos, el tenue oleaje, cada vez al retirarse, agitaba del tal modo los guijarros que al chocar estos entre sí emitían un único y acompasado ruido que el eco se encargaba de expandir a lo largo de la gran playa desierta. Aquel día tampoco había divisado nada.
Mientras mantenía la vista fija en el horizonte, algo había chocado contra sus pies arrastrado por las olas. Se trataba de una botella de cristal oscuro que retiró del agua de inmediato. La llevó consigo tierra adentro y luego de sentarse sobre la arena húmeda de la playa, extrajo a través del gollete el cilindro de papel que se ocultaba en su interior. Desenrrollándolo lo leyó. Lamentablemente no iba dirigido a ella, no se trataba del que llevaba tan largo tiempo esperando. Su destinatario no era otro que un joven pescador quién, al parecer, aún continuaría esperando a la remitente en aguas bravas del Atlántico a bordo de una ligera barca blanca de vela que, casualmente, llevaba por nombre LA ESPERANZA.
Como cada mañana, la mujer se acercó descalza y en silencio hasta la orilla del mar en calma. Con los pies dentro del agua tibia se llevó la mano sobre sus cejas y haciendo con ella visera sobre sus enormes ojos grises dispúsose a otear de nuevo la línea oscura del horizonte. Después de lamer sus pies descalzos, el tenue oleaje, cada vez al retirarse, agitaba del tal modo los guijarros que al chocar estos entre sí emitían un único y acompasado ruido que el eco se encargaba de expandir a lo largo de la gran playa desierta. Aquel día tampoco había divisado nada.
Mientras mantenía la vista fija en el horizonte, algo había chocado contra sus pies arrastrado por las olas. Se trataba de una botella de cristal oscuro que retiró del agua de inmediato. La llevó consigo tierra adentro y luego de sentarse sobre la arena húmeda de la playa, extrajo a través del gollete el cilindro de papel que se ocultaba en su interior. Desenrrollándolo lo leyó. Lamentablemente no iba dirigido a ella, no se trataba del que llevaba tan largo tiempo esperando. Su destinatario no era otro que un joven pescador quién, al parecer, aún continuaría esperando a la remitente en aguas bravas del Atlántico a bordo de una ligera barca blanca de vela que, casualmente, llevaba por nombre LA ESPERANZA.
EPÍLOGO
No siempre las PRETENSIONES alcanzan el destino deseado porque, a menudo, los caminos se cruzan entre sí confundiendo al propio DESTINO.
P.D.
Apreciado T.G.:
Como puedes comprobar nadie ha resultado muerto. El cuento solo hace alusión a la ironía del DESTINO.
Espero que como has prometido decidas ilustrarlo de manera que con tu arte, que se muy bien que te sobra, enmiendes la calidad de la que yo adolezco para la literatura.
No siempre las PRETENSIONES alcanzan el destino deseado porque, a menudo, los caminos se cruzan entre sí confundiendo al propio DESTINO.
P.D.
Apreciado T.G.:
Como puedes comprobar nadie ha resultado muerto. El cuento solo hace alusión a la ironía del DESTINO.
Espero que como has prometido decidas ilustrarlo de manera que con tu arte, que se muy bien que te sobra, enmiendes la calidad de la que yo adolezco para la literatura.
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ResponderEliminarNO ME RESIGNO A LA MITAD DE LA MITAD DE MI MITAD … TALÓN DE AQUILES O CÉLEBRE Y ÚNICA APORÍA SUPERVIVIENTE DE ZENON DE ELEA
ResponderEliminar“No entiendo la nota. No entiendo ni la botella.”Para si, se decía Eustaquio sentado en la “Roca Que Baila”.
Era una isla para él. Era el lugar en el que aquel tronco flotante lo depositó tras el naufragio del Santa Pola.
Sólo, con el ruido inconstante de un mar caprichoso con todos.
Las olas le recordaban la forma femenina. El sol, lo ardiente del deseo y su sombra la soledad la única presencia del momento vital.
Caminaba … Observaba…. Cuando no pudo más volvió a cerrar la botella y la tiró pensando en la otra mitad de aquella mitad inconclusa.
“Siempre hay una mitad sin recorrer del camino”, murmuró en el lance y tras él continuaba con la misma persistencia mental.
“Aquí , les dejo lo de Aquiles “ contempló y luego, escribió, : “la mitad de la mitad de mi otra botella de Zoilo”, se dijo.
Pensaba Eustaquio en Zenón de Elea…
Ya desde la época del anteriormente mencionado como Zenón, se conocen intentos por comprender los fenómenos matemáticos de series y sucesiones. Zenón fue un hombre que se caracterizó por construir muchas aporías, de las cuales sólo cuatro llegaron hasta nosotros. En una de ellas él se preguntaba ¿cómo es que Aquiles, el de los pies ligeros, puede recorrer, es decir correr, el estadio (125 pasos geométricos u octava parte de una milla)? El decía: antes de llegar a la meta, Aquiles tiene que recorrer la mitad del camino. En este momento le resta la otra mitad. Ahora bien, antes de recorrer la mitad restante, tiene que recorrer la mitad de esta mitad, de modo que aún le resta la mitad de esta mitad, es decir la cuarta parte. Pero antes de recorrer esta cuarta parte restante, tiene que recorrer su mitad, y así sucesivamente. Evidentemente, siempre –supone Zenón- le quedará una parte por recorrer.
Claro que Zenón no intentaba negar que Aquiles llegase a la meta. Él sólo trataba de mostrar la aparente imposibilidad racional del movimiento. Cuentan que Diógenes de Sinope, el cínico, intentaba refutar estos argumentos caminando en círculos alrededor de su oponente. Pero una verdad racional no se refuta demostrando lo contrario, se refuta delatando la falla lógica. El hecho de que Diógenes sólo atinase a caminar sin poder decir nada, muestra cuán fuerte son los argumentos de Zenón.
Siguió mirando sus mitades no recorridas , en las recorridas y las faltantes.
Pensando, pensando no se daba cuenta de que pasaban barcos a su alrededor , nisiquiera que tras la “Roca Grande” habían ciudades y gente que vivía por vivir y que tampoco lo descubría porque no se imaginaban la soledad.
Entonces y de pronto descubrió una cueva a la que se acercó ... y descubrió en su interior …
Seguramente Zoilo se acuerde, no lo sé, del tema de la cueva de Eustaquio llamada médicamente Trompa por lo que le ocurrió con Matilde ...
APORIA O APORIMA
ResponderEliminarAporía o Aporima (del griego:απορíα: dificultad para el paso), el concepto de aporía hace referencia a los razonamientos en los cuales surgen contradicciones o paradojas insolubles, en tales casos las aporías se presentan como dificultades lógicas casi siempre de índole especulativa.
Debe observarse que muchas especulaciones que en su momento fueron consideradas aporías (es decir paradojas irresolubles) luego han sido resueltas merced a los avances cognitivos o a los cambios de paradigma, de cosmovisión o de episteme.
Etimología
La palabra aporía surge en el idioma griego del modo ἄπορον con el significado de algo muy difícil, impracticable; la palabra surge con la partícula negativa o privativa "α" y la palabra πόρος (pasaje). Cuando se efectuaba una pregunta que no poseía respuesta los antiguos filósofos griegos (especialmente los academistas) solían expresar: «ἀποροῶ»..."no se puede a través de esto" con el significado de "no concibo esto" o "esto no puede ser aclarado". También recibe el nombre de "aporía" la fase de la mayéutica de Sócrates en la cual aparece el "falso saber" para ser desvelado.
Ejemplos
* Zenón de Elea planteó las que en su tiempo eran aporías, por ejemplo la que "demostraba la imposibilidad lógica del movimiento" o la célebre paradoja de Aquiles y la tortuga: Aquiles el más veloz de los hombres nunca podría alcanzar a la lenta tortuga si ésta había partido un momento antes que él ya que a "cada espacio que avanzaba Aquiles, la tortuga siempre estaba un espacio adelantada", entre otros, Bertrand Russell demostró que tal aporía se solucionaba si se incluía la variable tiempo.
* La idea de la nada suele plantear una aporía en cuanto se pueda suponer la "existencia" de algo que por definición no existe.
* George Berkeley y en general todo el solipsismo plantean una aporía: ¿cómo se puede demostrar que la realidad objetiva es realmente objetiva y no una creación ilusoria subjetiva?, Berkeley se ha asido de la imaginación, los ensueños e incluso los delirios como posibles elementos demostrativos de un solipsismo, uno de los primeros modos de refutación al desafío de tal aporía se encuentran en la consciencia intencional planteada por Franz Brentano: «toda conciencia es conciencia de algo (externo o trascendente a la conciencia)»
* El cosmos en cuanto a sus límites espaciotemporales plantea aporías que en parte se resuelven con la hipótesis del universo autocontenido (hipótesis resolutoria sostenida principalmente por Stephen Hawking). Algo similar ocurre con las teorías creacionistas del Universo: si (como el sentido común ha planteado frecuentemente) el Universo no puede salir de la nada y, por esto «necesita de un Creador» ¿no necesita por su parte otro Creador el Creador del Universo ya que nada sale de la nada? (Ver: Paradoja de la omnipotencia)."Que nada salga de la nada por nada puede ser, Pero un ser Ommipotente puede crear toda realidad de la nada"
* Cuestiones éticas suelen implicar aporías como esta: ¿existe la libertad para no ser libre?
* Los "viajes en el tiempo" implican paradojas que muchos consideran irresolubles (aporías).
* La paradoja de Russell incumbente en principio a las ciencias matemáticas es, desde el punto de vista filosófico, otro ejemplo de aporía.
* De un modo semejante los teoremas de incompletitud de Kurt Gödel presentan grados de paradoja por los cuales de ellos pueden sacarse conclusiones aporéticas.
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ResponderEliminarY DIGO YO, SI DIOS ES OMNIPOTENTE ¿ PUEDE O NO PUEDE CREAR UNA MONTAÑA QUE POR SU PESO EL NO PUEDA A SU VEZ LEVANTAR ?
ResponderEliminar¿ PUEDE UNA BOTELLA RECORRER LA MITAD DE UN ALGO Y SE INTERRUMPIDA Y A CONTINUACIÓN C ONTINUAR CON LA MITAD QUE LE FALTA?
COMO CONCLUSIÓN NUNCA PODRIA SER ENCONTRADA POR EL PESCADOR DE ZOILO SI ES QUE SÓLO LE FALTABA LA MITAD DEL RECORRIDO. POR MUCHO QUE ESTE FUERA EL INICIAL O EL MEDIO-TERMINAL.
AL INTERRUMPIR EL RECORRIDO PARA LEER EL INTERIO CONSIGUE QUE LA BOTELLA DEL NÁUFRAGO NUNCA PUEDA SER ENCONTRADA EN EL PLAZO ESTABLECIDO INICIAL Y NI SIQUIERA HALLADA EN EL LUGAR PREVISTO.
CON APORÍAS O SIN ELLAS.
Dorta:
ResponderEliminarAporía hace referencia a una contradicción o paradoja como bien explicas, pero la que yo publico no es ninguna de las dos cosas porque tenemos una variable que es la velocidad constante.
Ejemplo:
Si un coche mantiene la velocidad constante a 100Km por hora, en el kilómetro 50 habrá invertido exactamente 1/2 hora. Si no la mantiene constante, aunque la media de la velocidad sea de 100 en el trayecto total (en los 100 Kms), no se daría la misma circunstancia aunque en realidad recorriera los 100 km en una hora. ¿Me explico?.
Por eso, si la velocidad de la botella impulsada por la corriente es constante habrá hecho la mitad de su recorrido en la mitad del tiempo que se precisa para el recorrido total.
Eso es lo que he querido decir querido amigo Stanley.
Un abrazo y gracias por las siempre magníficas informaciones que siempre pone a mi entera disposición.
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ResponderEliminarAdmirado Stanley:
ResponderEliminarPor primera vez tendremos entre nosotros a mi admirada Lady T.G.
Te ruego que la trates con la máxima discreción y cortesía que se merece en atención a la vieja amistad que une a nuestras respectivas familias. La suya, de noble y rancio abolengo, proviene del condado de York y no me cabe la menor duda de que desea fervientemente sumarse anuestras interesantes investigaciones y formar parte activa de nuestro gabinete de investigación.
Al parecer, la futura película que se rodará bajo el nombre de Memorias de África tiene como trasfondo su propia vida en aquel continente lejano.
Por lo tanto se trata de una empedernida viajera como lo somos nosotros y es, además propietaria de una modernísima NAVE cuyo nombre es ELCUÉLEBE con la que se desplaza por medio mundo.
Sugiero que la bauticemos, si ella no tiene inconveniente, con el sugestivo y dulce nombre de GINEBRA, que como Vd. bien debe saber, así se llamaba la bella prometida de LANZAROTE (para nosotros, los ingleses, LANCELOT).
Atentamente. Sir Livingstone
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ResponderEliminarolvidé darle las gracias por él cuento que no dude trataré con la delicadeza y pasión que requiere.También reconocer que lleva usted toda la razón. Lo breve si bueno dos veces bueno.DªGimena.
ResponderEliminarDoña Gimena:
ResponderEliminarEl Sr. Dorta, en realidad, es Sir Stanley. (Stanley, a petición de la corona británica fue el descubridor que salió de Inglaterra para encontrar en el corazón de Africa a un servidor, que soy Livingstone y a quién todo el mundo creía muerto o perdido). La anécdota es la siguiente: una vez que Stanley, en el corazón de Africa se encontró a Livingstone, simplemente le dijo: Dr. Livingstone, supongo.
Y a tí, en lugar de Ginebra, como yo había propuesto, si te gusta más, te llamaremos GIMENA.
Con estas ficticias personalidades y que ya muchos conocen, abordamos muy distintas y discutidas cuestiones sobre política, deportes, arte, etc., etc.,
Lamento mucho mi torpeza, estaran deacuerdo conmigo en considerar que es tanta la información recibida en éstos ultimos días que aún no he podido procesarla. Ruego disculpe el señor Dorta, no ignoraba al sr stanley, pero ocurrió como con Gimena y Ginebra. No estuve muy acertada. Poco a poco les prometo iré profundizando en él guión de ésta historia de la que súbitamente me veo formando parte y que debido a otras ocupaciones que me tienen despierta hasta altas horas, a veces, Hay momentos que se me bloquean las ideas. Gimena
ResponderEliminarEstimado Livingston:
ResponderEliminarA veces me pierdo por los caminos de esta otra África o continente de la palabra, refranes y dichos. Me gusta que entre un dime y un direte se encuentre una dama ante la cual sólo queda establecer el correspondiente saludo e inclinación que merece poder besar la mano que maneja también la pluma, como lo hace tan insigne y culta dama.
Por momentos y cuando me sumerjo en los aspectos textuales,no sé muy bien hacia qué lado de este mar me muevo o se mueven y pendulean las ideas, pensamientos y sentimientos.
Doña Ginebra Jimena, ambas de tinte histórico dignos de ser ampliados con sus experiencias. Con esas que nunca se llegaron a escribir y que existen con seguridad en su mente y continuaran vivas en la nuestra.
Livingston, Stanley , Stanley Jr. Y su tataranieto Stainless Steel, existen y viven, mientras al menos, uno de nosotros lo haga.
En cierta forma su historicismo y su atemporalidad momentánea hacen que podamos ubicar lo inubicable en cada lugar de estas personas mal llamadas personajes.
La propia historia es una interpretación de hecho, de un hecho.
Encontré a Livingston perdido, “supongo”.
Vi a Humboldt como "miraba" en su “Mirador”, era y fue un gran Mirón sin Discóbolo.
Es ya tarde en la latitud y longitud en la que me encuentro.
No razono con orden ni ordeno las razones.
Espero haberme expresado con la suficiente ambigüedad que por momentos me caracteriza y también el conseguir decir , saltando las líneas como lo hace un canguro australiano de S.M. La Reina, aquello que no desea mentar.
Esperando contar con su locuacidad, buenos modos y amplio vocabulario , propio de una persona versada, le tiendo mi mano para que cruce nuestro charco de fantasía, dejando en el suelo mi abrigo para que no se manche en el intento.
Espero aprender de usted como mínimo, mucho, de lo que no sé. Así cómo mantener esa nota de humor que me hace típicamente jugar con las palabras en aspectos prohibidos o, y, los permitidos.
Doña Ginebra Jimena, es un placer poder contar con lo incontable.
Sir Stanley