FACULTAD DE BELLAS ARTES de BARCELONA

Han dado comienzo las clases en la FACULTAD de BELLAS ARTES de BARCELONA y como estudiante de primer curso que soy he debido llevarme alguna que otra sorpresa en materia de docencia artística.

La gran parte de los jóvenes que acuden por primera vez a la Facultad lo hacen provenientes del llamado Bachillerato Artístico e ingresan en primer curso con una base, en la mayoría de los casos, sólida y con una preparación técnica elemental asimismo aceptable.

Pero este ingreso dista mucho de ser aquel otro en el que las Escuelas Superiores de Bellas Artes de antaño a las que también asistí, exigian del alumno, por encima de todo, poseer un dominio más que aceptable del dibujo figurativo.

Por lo que parece, hoy día no es necesario dominar la técnica del dibujo hasta ese extremo. El lenguaje artístico ha cambiado de tal manera que lo que entendíamos por "figurativo" hoy ya casi no se sostiene en beneficio de otras técnicas y modos de expresión que van desde lo conceptual hasta lo más abstracto. En este sentido, el dominio de esta disciplina ya no resulta imprescindible, aunque sí es verdad que la mayoría de profesores continuan respetando esta formación y habilidad técnica que hoy, para otros muchos, se antoja primitiva.

Afotunadamente, por mi edad y formación nunca he prescindido de la práctica del dibujo formal, sin embargo, intento adaptarme a los nuevos lenguajes artísticos haciendo uso de la experiencia acumulada y de los consejos de los docentes.

De las dos muestras que presento hoy aquí, la segunda tiene mucho más que ver con esa tradición del dibujo convencional que continuo practicando en la actualidad como disciplina. La primera se trata simplemente de un ejercicio libre en el que el profesor aconseja hacer uso incluso de materiales encontrados (colillas, tiquets, papelitos, etc.) para conseguir con ellos una especie de "collage" que contenga un lenguaje propio sin estar sujeto a tanto rigor academicista. Y eso es lo que intento hacer y que además me divierte.

Yo me enuentro en las aulas como pez en el agua. Triplico en años a la mayoría de alumnos y no sólo por ello sino, además, por ese dominio del dibujo al que hacía alusión con anterioridad, es por lo que me siento respetado no solo por los propios profesores del centro sino también por la totalidad de mis compañeros de clase a quienes agradezco muy sinceramente sus muestras de cariño y compañerismo para conmigo.