RETRODEZCAN

Este imperativo es del todo incorrecto pero me resulta más contundente que el original RETROCEDAN. Por lo tanto, si la Real Academia de la Lengua Española me lo permite, desde hoy en adelante haré uso exclusivo de él.
Con RETRODEZCAN pretendo dar a conocer parte de mi obra pictórica, escultórica, fotográfica y, en menor proporción, literaria y, a la vez, mantener una corriente de opinión sobre los acontecimientos de naturaleza artística de hoy día.
Espero que tomeis la sabia decisión de manteneros a una distancia prudencial de mis opiniones aquí vertidas que no siempre tienen por que ser del agrado de la mayoría; ¿o, sí?

sábado, 8 de enero de 2011

NO SIN MI PERRO (2)

Ayer, antes de comenzar unas gestiones que teníamos previstas a primera hora de la tarde, a mi mujer y a mí nos recomendaron un Restaurante cercano que formaba parte de un inverosimil complejo comercial formado por una gasolinera, un supermercado, un concesionario de automóviles, un tunel de lavado y el recomendado Snak Bar Restaurante.
Entré primero seguido de mi mujer que llevaba en brazos a nuestro inseparable perrito Patxi. Hasta que se dieron cuenta de que Carmen llevaba un perro, un camarero sudoroso, mostrando una gruesa cadena de oro tras la camisa parcialmente desabrochada nos invitó a tomar asiento en cualquiera de las mesas que se encontraban libres en aquel momento. Elegimos una muy discreta al fondo del local pero nunca llegamos a tomar asiento pues habiéndose el encargado dado cuenta de que nos acompañaba nuestro pequeño  Patxi fuimos de improviso rodeados por el personal y no sin cierta forzada cortesía invitados a abandonar inmediatamente el local.

-Lo siento, -masculló el encargado-. pero no admitimos perros.
-Pero si sólo traemos uno, me lamenté yo.

Por un momento llegué a sentirme como el gran Messi, intimidado frente al borde del área grande del Cam Nou, rodeado de fornidos defensas invitádole a no pasar de la media luna con el balón controlado. Fueron momentos irrepetibles de soñada gloria efímera.
Mientras abandonábamos el comedor, Carmen, cuyo sentido del humor raya el dramatismo más surrealista de Kafka me dijo:

-Si se hubiera tratado de un doberman estoy segura de que hubiera salido hasta el Jefe de Cocina con toda la cuchillería de acero inoxidable dispuesta para una carnicería.

Lo curioso del caso y  que ninguno de los empleados llegaría ni siquiera a  imaginar es que, en ausencia de nuestro querido Patxi, jamás se nos hubiera ocurrido entrar a comer a un Snak Bar Restaurante de aquellas características


No hay comentarios:

Publicar un comentario