RETRODEZCAN

Este imperativo es del todo incorrecto pero me resulta más contundente que el original RETROCEDAN. Por lo tanto, si la Real Academia de la Lengua Española me lo permite, desde hoy en adelante haré uso exclusivo de él.
Con RETRODEZCAN pretendo dar a conocer parte de mi obra pictórica, escultórica, fotográfica y, en menor proporción, literaria y, a la vez, mantener una corriente de opinión sobre los acontecimientos de naturaleza artística de hoy día.
Espero que tomeis la sabia decisión de manteneros a una distancia prudencial de mis opiniones aquí vertidas que no siempre tienen por que ser del agrado de la mayoría; ¿o, sí?

jueves, 24 de agosto de 2017

AZUL-VICTORIA (SEVERÍN)

Como quiera que durante mis vacaciones en el Puerto de la Cruz necesitara sellos de correos para la península, el quiosquero de la Plaza del Charco a quién le había comprado las postales me sugirió la posibilidad de encontrarlos en la tienda de Severín, frente al muelle. Se trataba de una especie de mini bazar cuya puerta exhibía un logo de CORREOS sobre el que rezaba la palabra TIMBRES pero  dónde también se podía comprar desde una sencilla navaja plateada hasta una plancha eléctrica de última generación. El local no resultaba más grande que un ring de boxeo y desde el centro del cuadrilátero me recibió el propio Severín; de unos setenta años, impoluto, educado y amable.

Sr. Severín, -pregunté-: ¿Tiene Vd. sellos de correos para la Península?

Al escuchar su propio nombre en boca de un extraño, desde el centro mismo del ring me lanzó la primera andanada sobre el plexo solar. Me sugirió el nuevo sello con la imagen del monarca Felipe VI del que dijo haber tenido mucho éxito entre los coleccionistas extranjeros. Destacó la prestancia de Su majestad y el diseño y colores del propio sello del que personalmente se sentía muy orgulloso. Sin capacidad suficiente todavía para reaccionar, lo que no recuerdo con exactitud es como acabamos hablando no sólo de la guerra civil española sino además de la División Azul y su intervención en la Unión Soviética. Empezaba yo a notar que el señor Severín resultaba un verdadero entusiasta de los componentes de aquella división dirigida por el General Agustín Muñoz Grande cuando, -acorralado yo contra las cuerdas-, recibí una primera serie de golpes al hígado que me dejaron del todo aturdido. El señor Severín afirmaba con total rotundidad que los combatientes españoles, -a juicio de los propios mandos alemanes-, resultaban mucho más eficaces que sus propios colegas: soportaban el frío y el hambre mucho mejor que el resto hasta el  punto de que “nosotros éramos mucho más temidos por los soviéticos en el campo de batalla que los teutones”

No hizo falta tirar la toalla. Me encontraba ya a punto del K.O. en el último asalto cuando la campana sonó milagrosamente en mi auxilio con la entrada de un nuevo cliente al cuadrilátero. 

Tras la derrota finalmente sufrida, después de despedirme del Sr. Severín y una vez ya en la calle, eché un nuevo vistazo a la fachada de su comercio tratando de descubrir algún signo visible que pudiera revelar su todavía desmedida simpatía no sólo por los componentes de la División Azul sino también por la Falange. Y claro que lo encontré. Se trataba del curioso nombre de su Bazar: AZUL VICTORIA-SEVERÍN (ver foto adjunta).

Inmediatamente recordé que, entonces, explotar un ESTANCO no se le permitía a cualquiera sino, sobre todo, a las viudas de aquellos oficiales Caídos por Dios y por España 

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