RETRODEZCAN

Este imperativo es del todo incorrecto pero me resulta más contundente que el original RETROCEDAN. Por lo tanto, si la Real Academia de la Lengua Española me lo permite, desde hoy en adelante haré uso exclusivo de él.
Con RETRODEZCAN pretendo dar a conocer parte de mi obra pictórica, escultórica, fotográfica y, en menor proporción, literaria y, a la vez, mantener una corriente de opinión sobre los acontecimientos de naturaleza artística de hoy día.
Espero que tomeis la sabia decisión de manteneros a una distancia prudencial de mis opiniones aquí vertidas que no siempre tienen por que ser del agrado de la mayoría; ¿o, sí?

martes, 19 de diciembre de 2017

DEFORMACIÓN PROFESIONAL


Mientras la Sra. Daniela envolvía sobre el mostrador de su tienda uno de mis últimos encargos, ésta me confesaba abiertamente que antes de dedicarse, -como ahora hace desde  que contrajera matrimonio-, a enmarcar espejos y cuadros para artistas, su auténtica profesión de soltera fue la de mecánico dentista y que por esa razón, en aquellos tiempos, lo primero en que se fijaba de un chico era en el estado de su dentadura.
-Eso tiene un nombre, -repliqué yo de inmediato-: deformación profesional. Sin embargo, -proseguí-, yo siempre creí que las jóvenes de entonces en lo primero que se fijaban de un chico era en el estado de su cuenta corriente.
-¡Naturalmente que no, Sr. Zoilo! -negó rotundamente la dueña-, porque en tal caso y según su propio criterio, yo hubiera tenido que haber estado empleada entonces como cajera de cualquier entidad bancaria, -¿no le parece?-. Deformación profesional lo llama Vd.


-Sr. Zoilo: por suerte y en cualquier caso, -agregó-, mi marido todavía hoy presume de una excelente, sana y blanca dentadura.
-No lo dudo y me alegro mucho por ambos Sra. Daniela, -respondí con una estúpida sonrisa mientras me tapaba la boca con el dorso de la mano-

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