En ocasiones, la inspiración aparece sin llamarla y por sorpresa, al albur siempre de la contingencia que se deriva de la facultad de escribir, como es el caso. Examinaba yo estos días la figura retórica literaria de nombre calambur e inmediatamente me vino a la memoria aquella popular adivinanza que desde la infancia nos ha perseguido siempre y que muchos recordarán por este sencillo enunciado: ¡Oro parece y plata no es!
Pues bien, desde entonces, desde mis primeros años de escuela por no decir desde el mismo momento de nacer, he venido comiéndome a diario un plátano sin ni siquiera reparar en sus probadas ventajas para la salud; lo he venido haciendo sólo por ese sabor tan especial que todavía hoy me vincula directamente con Canarias.
Lo que no llego aún hoy a comprender es como a los publicistas canarios, de quienes hayan dependido las distintas campañas de propaganda de tan preciada fruta, no se les haya ocurrido nunca utilizar un eslogan tan conocido en toda España como el que representa el enunciado de esa sencilla adivinanza a la que me refiero y en compañía de la que todos hemos crecido y casi siempre adivinado.
De modo que, en rigurosa exclusiva para EL DIARIO DE TENERIFE y sin que sirva de precedente, me tomo la libertad de crear una nueva campaña publicitaria en favor del plátano de Canarias en los siguientes términos:
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