La nieve caída ayer a lo largo de casi todo el día descendió rápidamente hasta cotas muy bajas en Cataluña, hasta la misma puerta de nuestra casa, en la zona comarcal conocida con el nombre de La Selva, en la provincia de Gerona. La temperatura era muy baja y a pesar de la nieve caída, aún se podía circular sin dificultad en coche por las carreteras comarcales de la zona. No así en otros puntos más distantes, donde el tráfico se había paralizado por motivos de seguridad.
El pueblo más próximo a nuestra casa, Llagostera, dista tan sólo unos tres kilómetros prácticamente llanos y en línea recta y cuyo paisaje nos parece de una extraordinaria belleza en cualquier estación del año, incluso nevado. No se trata, ni mucho menos, de un trayecto conflictivo pero, prácticamente, cada día nos sentimos obligados a efectuar ese agradable desplazamiento si queremos proveernos de lo indispensable para comer: pan y otros alimentos como verduras, hortalizas, carne, huevos, cervezas, etc., etc. Todo ello con la garantía que asegura el comercio de proximidad y que los payeses ponen a disposición de cualquiera gracias al mercado que una vez por semana, -en este caso los jueves-, se establece en la larga rambla del pueblo.
El resto de la semana solemos hacer las compras en una tienda familiar, Can Madí, que también ofrecen a precios muy asequibles productos frescos de la tierra y de gran calidad. No muy lejos de allí y en el caso de que, por desgracia, la pereza nos obligue a no perder el tiempo cocinando en casa, disponemos también de distintas ofertas culinarias ofrecidas por otros tantos buenos restaurantes como, por ejemplo, Ca la María o Els Tinars, ambos de reconocida trayectoria en el amplio sector de la restauración catalana aunque no resultarían tan baratos como el hecho de cocinar nosotros mismos en nuestra propia cocina. Pero, un día es un día.
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