Acabo de enterarme de la decisión tomada por el juez Llarena y en cuyo auto condena a los cinco políticos catalanes, Turull, Forcadell, Rull, Romeva y Bassa a penas de prisión incondicional coincidiendo con la voluntad formulada en su día por la Fiscalía por los distintos delitos de rebelión, sedición y malversación de caudales públicos y por sus distintas responsabilidades a todo lo largo del llamado “procés” catalán.
Pese a todo, me siento seriamente afectado por todo lo que significa la privación de libertad para unos padres de familia que no supieron medir en su momento la gran provocación que suponía para el Estado la declaración unilateral de independencia que ha dado lugar a esta última drástica decisión tan lamentable, en un estado de derecho amparado en estos casos por el artículo 155 de la Constitución.
A pesar de que creo que la decisión de encarcelarles ya se habría tomado con suficiente antelación, no cabe duda de que la huida a Suiza de una de las también imputadas por tales delitos no ha beneficiado en nada al compromiso contraído por sus compañeros con la justicia por cuanto el riesgo de fuga, a juzgar por la decisión última tomada por Marta Rovira, ha resultado, según el Juez Llarena, más que evidente.
Al parecer aquí no acaba todo, según se desprende de los comentarios vertidos por otros distintos políticos involucrados también en el “procés” por lo que, como ocurriera antes con las novelas por entregas, me despediré de mis lectores con un ……..continuará.
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