RETRODEZCAN

Este imperativo es del todo incorrecto pero me resulta más contundente que el original RETROCEDAN. Por lo tanto, si la Real Academia de la Lengua Española me lo permite, desde hoy en adelante haré uso exclusivo de él.
Con RETRODEZCAN pretendo dar a conocer parte de mi obra pictórica, escultórica, fotográfica y, en menor proporción, literaria y, a la vez, mantener una corriente de opinión sobre los acontecimientos de naturaleza artística de hoy día.
Espero que tomeis la sabia decisión de manteneros a una distancia prudencial de mis opiniones aquí vertidas que no siempre tienen por que ser del agrado de la mayoría; ¿o, sí?

miércoles, 25 de abril de 2018

APROPIACIÓN INDEBIDA

Siendo todavía niño no me sentía nada capaz de poder presumir de aquello otro de lo que se jactaban sin el menor pudor la mayoría de mis compañeros de juegos de entonces: llevarse sin pagar de la venta del barrio alguna que otra chuchería como caramelos, chicles o deliciosas barritas de melcochas para luego saborearlas a la sombra de los falsos pimenteros al final de la calle.

En cierta ocasión también yo lo conseguí aunque el motivo esencial no fuera para mí la sabrosa degustación o un especial interés en disfrutar de tan apetecibles golosinas. En mi caso concreto sólo se trató de probarme a mí mismo de que sí me consideraba del todo capaz no sólo por burlar mi propia honestidad infantil ya de por sí bastante cuestionada por la intención misma sino además por intentar burlar también la estricta vigilancia con la que D. Nicolás sometía a aquella colorista mercadería menuda desparramada en un extremo del mostrador de su modesta venta. En aquella ocasión sólo acerté a apropiarme de un chicle por entonces de moda: un bazooka. En realidad sólo se trató de convencerme a mí mismo de lo que cualquiera, con un mínimo de arrojo, puede llegar a conseguir aún en contra de sus manifiestos escrúpulos. Eso mismo debió de pasarle a Cristina Cifuentes cuando en el año 2011, siendo Vicepresidenta de la Asamblea de Madrid, decidió probarse a sí misma su capacidad para hurtar y en lugar de unas golosinas, apropiarse indebidamente de unas baratas cremas faciales en un supermercado de la Comunidad de Madrid. Se supone que tuvo mucho menos habilidad de la que nosotros, allá por los años cincuenta, nos jactábamos en privado aunque en su descargo se habría de tener en cuenta no sólo ya su avanzada edad para tales menesteres sino, además, la presencia con la que cuentan muchos comercios del ramo hoy en día en concepto de vigilancia a través de sofisticados sistemas de control antirrobo ubicados en el interior de sus propias dependencias. 

Pero que quede claro que Cristina Cifuentes no ha dimitido por este asunto en particular sino por todo aquello que ha concurrido en la concesión de su máster y que ella misma no ha sabido todavía explicar ni resolver. Lo de las cremas en EROSKI tiene el mismo valor ético que lo de nosotros, siendo niños, con las golosinas en la tienda de D. Nicolás 

No hay comentarios:

Publicar un comentario