NOTA: Aquel que consiga adivinar quién de los fotografiados se esconde bajo el "alias" de GUZMÁN "EL BUENO" podrá formar parte de nuestra banda de DELINCUENCIA SENIL sin sufrir ningún tipo de exámen previo.
Todos aquellos que como yo hemos alcanzado una edad en que, precisamente, acumulamos una experiencia que ya no se necesita para nada, no nos dejamos engañar tan fácilmente ni por la prensa, ni por los políticos y, ni tan siquiera, por el hombre del tiempo con el que se cierran siempre los telediarios de cualquier cadena de TV.
Si de algo me sirve asistir todavía a la Facultad es para revivir aquellos años en los que formábamos parte activa, pese a la circunstancias, de la voluntad de cambiar las cosas; entendiendo por "cosas" el régimen, las leyes, los mandamientos de la llamada Santa Madre Iglesia, la censura y algún que otro reglamento de ciertas entidades culturales de la época, etc., etc.
No se alarmen ustedes si confieso aquí, públicamente, mi intención de recurrir a los numerosos amigos que aún conservo con la finalidad de formar una BANDA de ATRACADORES para la que tengo ya asignada una cautivadora denominación: DELINCUENCIA SENIL.
Todos los escogidos son, además, voluntarios, mayores de cincuenta años, con y sin familia, sin antecedentes penales pero sumamente peligrosos. Conviene que le conozcais por sus respectivos "alias" porque sus auténticas identidades no figuran siquiera en el registro civil.
PEPITO "EL MESANOCHE", "SOBACO ILUSTRADO", PAQUITO "EL CARAJILLO", JUANITO "EL MORO", GUZMÁN "EL BUENO", "O MALLEY", LÁZARO "EL LOCO" y yo mismo, "ZOILOLOBO".
En un prinicipio nuestros objetivos previstos podrían haber sido los SUPERMERCADOS. No el continente de sus cajas registradoras sino todo aquello que sirviera para abastecer las despensas de las muchas familias acuciadas por la necesidad, fundamentalmente las que se encuentran en paro. Sin embargo, lo apasionante serían los BANCOS, CAJAS DE AHORROS, ENTIDADES FINANCIERAS, etc., etc.
Se trataría, simplemente, de un atraco simbólico que pusiera en evidencia todo el sistema bancario que nos ha llevado a esta crisis y que hemos de estar pagando hoy todos nosotros. No utilizaríamos armas de fuego ni blancas sino que nuestra simple presencia en el interior sirviera para inquietar de tal modo a los directores que les obligara a solicitar la ayuda de mediadores o, como se dice ahora, negociadores policiales con los que pactar la presencia de cualquier cadena de TV. estatal que estuviera dispuesta a proyectar al exterior nuestras lógicas y sociales reivindicaciones.
