RETRODEZCAN

Este imperativo es del todo incorrecto pero me resulta más contundente que el original RETROCEDAN. Por lo tanto, si la Real Academia de la Lengua Española me lo permite, desde hoy en adelante haré uso exclusivo de él.
Con RETRODEZCAN pretendo dar a conocer parte de mi obra pictórica, escultórica, fotográfica y, en menor proporción, literaria y, a la vez, mantener una corriente de opinión sobre los acontecimientos de naturaleza artística de hoy día.
Espero que tomeis la sabia decisión de manteneros a una distancia prudencial de mis opiniones aquí vertidas que no siempre tienen por que ser del agrado de la mayoría; ¿o, sí?

viernes, 12 de mayo de 2017

MINISTRO ZOIDO

De puro milagro no fui elegido ministro del interior en los últimos nombramientos del Partido Popular cosa  que, por otro lado, me alegra sobremanera pues la decisión de Rajoy me pasó -como quién dice- peligrosamente rozando y todo ello por culpa de una sencilla consonante que a mi nombre, menos mal, no le corresponde; la tercera de nuestro abecedario. Si en lugar de “D” hubiera sido “L” otro gallo, seguramente para mi perjuicio, me hubiera cantado, con todo lo que ello hubiera significado además para mi moral, de la que sí me atrevo a calificar, hoy por hoy, a diferencia de otros, de intachable. Me estoy refiriendo a la del provinciano ministro del interior ZOIDO.

Desde que fue nombrado ministro, en todo momento tuve la desagradable impresión de que el Sr. ZOIDO venia de muy lejos. Me he dado cuenta que las muchas veces que es citado por su partido o cuando habitualmente se reúne en los distintos actos programados por su gobierno, la oposición o la prensa, siempre parece que acaba de llegar de algún lugar muy remoto, con un talante propio de los que han recorrido muchos kilómetros en tren de vapor intentando llegar a tiempo a la cita prevista con antelación, como si España tuviera más extensión de la que en realidad tiene y él se presentara desde sus mismos confines.


Pero, a pesar de la que le está cayendo encima a su ministerio en esta legislatura, en su cara no deja de dibujarse siempre una sempiterna expresión de “yo no fui” que no sólo me sorprende sino que tampoco me parece en absoluto creíble y que, además, contrasta radicalmente con las serias acusaciones vertidas por los distintos medios de comunicación que tanto le afectan personalmente y que mucho pesan también sobre sus jóvenes subordinados, sospechosos algunos de los supuestos delitos de revelación de secretos.

Este nuevo delfín de ZOIDO, el Secretario de Estado de Seguridad José Antonio Nieto, ha puesto en un serio aprieto a su mentor y le ha obligado a acudir de nuevo, -con su expresión habitual de “yo no fui”-, desde muy lejos, simplemente para intentar sacarle las castañas del fuego al novato, -acusado de una reunión mantenida en secreto con Pablo González, imputado por su participación en la llamada OPERACIÓN LEZO-, aun cuando todavía no se habían extinguido del todo las brasas de aquellas otras castañas que también hubo de sacarle del fuego al director de tráfico Gregorio Serrano por aquel otro conflicto anterior sobre la extraña y oscura adjudicación de un hermoso piso perteneciente a la Guardia Civil.

Cuando un Presidente de Gobierno nombra a alguien como ministro, precisamente de Interior, para que éste actúe exclusivamente de acuerdo a unas determinadas estrategias de partido sospechosas, pasa lo que pasa, y no vale sólo con poner, como ya he señalado  antes, cara de “yo no fui” sino que si se confirmara la hipótesis de haber sido elegido por esa razón, lo mejor y más sensato sería presentar la dimisión, ¡vamos, digo yo!, como ZOILO que me llamo.

miércoles, 10 de mayo de 2017

VIOLENCIA DE GÉNERO ACCIDENTAL

Cuando llegaron los del SAMUR, el cadáver del anciano, de unos ochenta y cinco años de edad aún permanecía sentado, inmóvil y con los párpados cerrados, levemente apoyado en el respaldo del extremo del sofá y cubierto desde los tobillos hasta la cintura con una sencilla mantita inglesa de pic-nic de tonos rojos y beiges a cuadros. Certificaron su muerte de inmediato para, acto seguido, solicitar con suma discreción la presencia de un inspector de policía y éste, a su vez, la del juez. Mientras tanto, la mujer del difunto, sentada junto al teléfono, lloraba en silencio su desconsuelo esperando el inminente levantamiento del cadáver.

Ante la presencia del juez, el inspector de policía relató con todo lujo de detalles las circunstancias y los pormenores habidos en aquella extraña pareja de ancianos que hasta hoy habían permanecido juntos más de sesenta años y sin hijos habidos en su largo matrimonio.

Una vez ya jubilados, Dora y Samuel decidieron, de común acuerdo, retirarse a vivir a aquel noveno piso de un silencioso y limpio edificio urbano ubicado en una zona tranquila del centro de la ciudad. No les faltaba de nada de lo que pudieran haberse arrepentido con su decisión conjunta. Disponían de calefacción, aire acondicionado, lavadora, secadora, lava platos, radio, conexión a Internet, ordenador, teléfono móvil, etc., etc. y lo que era aún mucho más importante para ellos: una ventana abierta al mundo exterior en forma de televisor.

La mayor parte del tiempo, si exceptuamos el empleado en sus más íntimas necesidades y las horas de sueño nocturnas, Dora y Samuel, pasaban, prácticamente, el resto del día frente al televisor encendido. Así llevaban más de veinte años, sin ni siquiera salir a la calle aunque, a veces, sí al balcón. Casi todos sus menesteres, menos las fisiológicos y más perentorios, -claro está,- eran solucionadas satisfactoriamente por teléfono o Internet, bien para solicitar comida a domicilio, productos de limpieza para el hogar o resolviendo problemas bancarios pendientes desde casa. Todo lo que sabían del mundo exterior en los últimos veinte años se lo proporcionaban cada día los telediarios, los concursos, las entrevistas, los documentales, las películas, los deportes, etc., etc. emitidos por las  distintas cadenas de televisión tanto nacionales como extranjeras.

Aquel último día, al parecer, un simple trámite bancario no había ido todo lo bien que el matrimonio hubiera deseado por lo que el santo Samuel se sintió en la obligación de tomar la apresurada decisión de personarse aquella misma mañana en las dependencias de su entidad bancaria después de veinte años sin pisar la calle. Madrugó y se dispuso a salir mientras Dora, como siempre pero hoy sola, se sentaba a primera hora de la mañana en el sofá frente al televisor, dispuesta a ver y escuchar a Ana Rosa. ¡Ten mucho cuidado! –le sugirió a gritos a su marido cuando éste ya salía por la puerta del piso.

Samuel regresó muy tarde. Estaba a punto de finalizar el telediario de las nueve en TELECINCO y  después de un ¡hola querida!, se dejó caer rendido en el sofá junto a su mujer que, sin apenas saludarle siquiera, permanecía muy pendiente de un último trágico suceso acaecido aquella tarde y que por haber sido interrumpida en ese instante su atención por las insistentes quejas proferidas en voz alta por su marido,  enojado como estaba con el proceder del banco, no había acabado de entender del todo. En un rápido acto reflejo, inclinándose de pronto hacia adelante para intentar oír aún mejor, Dora había extendido el brazo y apoyando la palma de la mano en la boca de Samuel, -lo que obligaba a éste a callar de inmediato y a permanecer inmóvil entre su mano y el respaldo del sofá-, intentaría, sin ningún éxito, enterarse de la tragedia anunciada en el mismo instante en que el locutor de turno, Pepe Ribagorza, daba paso obligado a la sección de deportes del día.

Visiblemente contrariada por no haber obtenido la información deseada, levantándose de improviso, decidió retirarse a dormir no sin antes, creyendo a Samuel profundamente dormido, cubrirlo con su mantita de pic-nic hasta la cintura mientras aún continuaba sentado.

A la mañana siguiente, Dora, al despertar, echó en falta la presencia de su marido en la habitación. Habrá madrugado, -se dijo-, y como de costumbre, se dirigió a la cocina y preparó, como cada día, café caliente y tostadas para dos. Se presentó luego con el frugal desayuno en el salón donde Samuel aún permanecía, supuestamente dormido, sentado en el sofá, apoyado contra el respaldo y la mantita inglesa sobre sus rodillas frente al televisor apagado. De pronto, ella temió lo peor y acertó.

El inspector de policía, a instancias del médico forense, intentando atar cabos sueltos en la investigación, solicitó a TELECINCO una copia de la programación del telediario de la pasada noche logrando sincronizarla con la hora aparente del óbito de Samuel y que luego reflejaría en el informe policial con el siguiente resultado:

“Antes de pasar a la sección de deportes nocturna, TELECINCO, a través de su presentador Pepe Ribagorza, se hacía eco de un nuevo caso de violencia de género en la capital que Dora no tuvo oportunidad de escuchar ayer por culpa de las quejas en voz alta de  su marido a pesar de que ésta, en su intento de enterarse de la noticia, le tapase inocentemente la boca para interrumpir su agitado discurso. Los responsables del SAMUR, a través del médico forense, certificaron con rotundidad la silenciosa muerte de SAMUEL por asfixia pero su mujer sería la última en enterarse”  

martes, 9 de mayo de 2017

CUALQUIER PARECIDO CON LA REALIDAD ES PURA COINCIDENCIA

El arma blanca aparentemente homicida, con toda probabilidad, habría pertenecido al jefe indio Toro Sentado (Sitting Bull) pero en aquel entonces en que los niños nos convertíamos a diario en indios siouxs, apaches, comanches, pies negros, etc., etc., no existían enemigos tan peligrosos ni codiciosos como pudieran serlo en este siglo rostros pálidos tan conocidos como Rodrigo Rato, Miguel Blesa, Luis Bárcenas, Ignacio González, Francisco Granados y tantos otros culpables de esquilmar a las naciones indias infantiles que, en nuestros juegos, cubiertos de plumas, representábamos con tanta dignidad.



Hasta tres puñaladas consecutivas logró el agresor asestarle en el costado con aquel sencillo cuchillo de goma que aún guardaba desde que era niño como regalo de Reyes que recibiera de sus padres en su día y que ahora, -después de más de cincuenta años-, había utilizado blandamente y sin reparos para intimidar de muerte necesaria al célebre estafador Rodrigo Rato. 

Hasta tres veces el cuchillo se había doblado sobre sí mismo por su condición de simple juguete infantil relleno de aire pero la víctima, aterrorizada, supuso que le habían perforado el hígado o el intestino delante mismo del cajero automático del que, sólo hacía unos segundos, había logrado extraer con suma facilidad quinientos euros en un solo y rígido billete. Mientras Rato se palpaba perplejo el abdomen, el agresor blandía el largo cuchillo de goma teñido de aluminio ante el macilento y desencajado rostro de la víctima al tiempo que le advertía seriamente que la próxima vez sería con otro muy distinto y eficaz, de acero inoxidable, limpio y totalmente rígido. Aun así, el agresor, un corpulento funcionario público jubilado, no dudaría en reclamarle para sí aquel rígido billete de quinientos que la víctima, momentos antes, ya se había guardado celosamente en su lujosa cartera.

En la esquina más próxima al cajero, otros cuatro sonrientes jubilados, pertenecientes todos ellos a la misma banda, esperaban impacientes el feliz desenlace de la acción llevada a cabo por su aguerrido compañero con la esperanza de repartirse a partes iguales el preciado botín obtenido con tanta aparente facilidad a razón de cien euros para cada uno de ellos.

lunes, 8 de mayo de 2017

POS-VERDAD SOBRE EL PLÁTANO DE CANARIAS

Excepto los seis meses que viví en Suecia hace ya unos cuarenta años, a lo largo del resto de mi vida hasta el día de hoy he venido consumiendo regularmente, de postre en las comidas, mínimo, un plátano de Canarias cada día.

Hasta cumplir los treinta años, aproximadamente, había practicado con cierta intensidad tanto fútbol como kárate sin haber llegado a sufrir, en cualquiera de los dos casos, ninguna lesión de relativa importancia que me apartara de mis dos aficiones favoritas y, mucho menos, haber sufrido una fractura ósea en lo que respecta a mi propio esqueleto. 

Si analizáramos detenidamente los factores conjugados en este caso particular de causa-efecto entre el consumo de plátanos diario y la larga ausencia de traumatismos físicos a lo largo de mi vida deportiva, podríamos llegar a la conclusión de que el tan delicioso postre frutal sería el único y verdadero responsable de la calidad y resistencia de todos y cada uno de mis huesos.



Un profundo y exhaustivo estudio reciente, llevado a cabo en el corazón de la Comunidad Europea, -dígase Bruselas-, por la Asociación Europea de Traumatólogos Deportivos, ha revelado unos datos estadísticos muy interesantes y esclarecedores sobre el particular, concluyendo con la tajante afirmación de que a medida de que el consumo de plátanos de Canarias en Europa ha ido en descarado aumento progresivo durante este último año, a su vez, el número de traumatismos físicos y fracturas óseas, sin embargo, ha sufrido un notable y eficaz descenso en la misma proporción y rapidez durante el mismo periodo de tiempo en 2016.

Según datos facilitados por el Centro Europeo de Consumo, se sospecha que esta notable disminución de traumatismos en la población europea en general, pudiera deberse con toda probabilidad, al sumo interés demostrado por la mayoría de productores canarios de plátanos no sólo en materia de publicidad estática sino, además, al éxito conseguido en los distintos mercados internacionales gracias al impacto producido por su incuestionable y certero eslogan estampado en cada uno de los empaquetados del preciado producto y que reza del modo siguiente:

“EL PLÁTANO DE CANARIAS ES LA ÚNICA VARIEDAD EN EL MUNDO CUYA PIEL ES TOTALMENTE ANTIDESLIZANTE; SOBRE TODO SI NO SE ARROJA, DIRECTA O INDIRECTAMENTE, AL SUELO”

Aparte de su consumo, -como ya ha quedado debidamente demostrado-, para el fortalecimiento de la estructura ósea de los humanos, su piel, por su especial característica del todo antideslizante, evitaría que los miles de consumidores europeos al pisarla, pudieran ser víctimas inocentes de desafortunados traumatismos óseos de serias y severas consecuencias para su salud. 

domingo, 7 de mayo de 2017

LA FIGURA DEL "MAGO" EN TENERIFE

No sin cierta frecuencia suele aparecer en la prensa escrita canaria  –cosa que no me parece justa- taimadas y comprometidas alusiones a la entrañable figura que para mí, todavía hoy, representa el “mago” en el seno de la cultura popular de las islas y a quien tanto le debemos por su total compromiso y entrega con la propia naturaleza y con los frutos que con su arduo trabajo diario ésta le proporciona siempre para ponerlos luego a nuestra entera y exigente disposición, -a pesar de los rapaces intermediarios-, en los distintos mercados de nuestros pueblos insulares. No habría que olvidar que la palabra Cultura, con mayúscula, proviene etimológicamente, de aquella otra que es, -también con mayúscula-, Agricultura y que en el penoso ejercicio de esta última, el “mago” sí que es considerado un hacha.




En consecuencia y a mi juicio, la figura del “mago” se yergue, -mal que nos pese pero en justa medida-, en eficaz representación de una de nuestras distintas señas de identidad canarias, señas de nuestra propia idiosincrasia insular y, por lo tanto, su supuesta tozudez, recelo, desconfianza y desconocimiento frente a todo lo que el resto cree elemental se encuentra irremisiblemente vinculado al genuino sentido común activado con el que el hombre del campo se enfrenta a la propia naturaleza y con el que afronta, además,  los retos y requisitos planteados por aquellos otros supuestos adalides de la llamada, con mayúscula, Cultura.

Cuando éramos niños, el “mago” siempre nos pillaba. Aparecía de pronto, sigilosamente entre el maizal o de detrás del tronco de una esbelta higuera y siempre, por sorpresa, nos cogía con las manos en la masa. En las raras ocasiones en que no conseguía atraparnos, solía gritar: ¡ya sé de quién eres!

Personalmente, yo sólo conocí a un “mago”. Se llamaba Ismael y junto a su hermana María (de unos cincuenta años ambos) se cuidaba en La Cuesta de una hectárea aproximada de huerta, de un par de vacas que daban una riquísima leche y de un espléndido buey que tiraba afanoso de un rudimentario arado con el que Ismael labraba el campo cuando tocaba. Ambos trabajaban de sol a sol pero, -allá al atardecer-, a Ismael le sobraba tiempo suficiente para ponerse al día leyendo en silencio los periódicos locales e interesándose vivamente en sus tertulias con Doña Julia, la “cubana”, por la marcha prometedora de la revolución en ciernes de Castro en Cuba. Corrían los años cincuenta del pasado siglo XX y, efectivamente, Ismael reunía todas las características típicas y tópicas atribuibles a un “mago” que se precie citadas anteriormente pero, además de eso, resultaba ser siempre del todo entrañable, amable, juicioso, honesto y, por si fuera poco, bien documentado.

Nunca supe a ciencia cierta,  por no habérselo preguntado en su día, si aquellas fértiles tierras regadas copiosamente con el sudor de su frente eran de su exclusiva propiedad o si bien, como otros muchos, sólo era el “medianero” de otra gente acomodada que, casualmente, solía sudar muchísimo menos que él entonces pero, con toda seguridad, muchísimo más ambiciosa también.  Fuere como fuere, me consta que Ismael se encontraba muy a gusto integrado en su trabajo, ejerciendo fielmente el papel que le correspondiera en aquellos duros años de dictadura como auténtico hombre de campo al que siempre y por desgracia tanto hemos denostado gratuitamente y sin razón aparente durante tantísimos años.


viernes, 5 de mayo de 2017

CARTAS AL DIRECTOR (El Diario de Tenerife)





Chaves, teñido de blanco
05/05/17

Señor director: 

Quiero que le quede muy claro que soy aficionada al fútbol y, por supuesto, al Real Madrid. Pero, con total sinceridad, he de decirle que no entiendo los derroteros que ha tomado su periódico. Si entro en él es para leer “lo que no dicen los periódicos” y, la verdad sea dicha, los únicos cronistas que aportan algo nuevo son, en este momento, Paco Pérez, Zoilo López y José Manuel López García. En los suyos encuentro artículos distintos. Sin embargo, estoy bastante cansada de los batiburrillos de Andrés Chaves.

No me parece mal que escriba sobre el Real Madrid. Es más, me agrada. Pero últimamente todo se le ha vuelto blanco. Si quiero buscar noticias, videos y opiniones expertas y fotos de calidad me tengo que ir a otro diario. Me resultan irrelevantes las alabanzas que el señor Chaves hace de los merengues.

El aspecto de su diario es sobresaliente en cuanto a diseño y calidad de los servicios que presta, pero no debe permitir al señor Chaves decir boberías todo el rato. Creo que él sabe hacerlo mejor y, cuando se pone, nos sorprende. Dele un toque tras el tronco de la oreja, a ver si espabila, que ya tiene edad. Raquel López, Santa Cruz de Tenerife.

lunes, 1 de mayo de 2017

Patio de "COTO" del REAL

Hoy llueve en casi toda España y los internos de Soto del Real no podrán salir al patio como es costumbre cada día. Podrían hacerlo, -si quisieran-, los mejores adaptados al agua, como lo son los hombres-rana de Esperanza Aguirre,  “Batracio” González, Francisco Granados, Alberto López Viejo, Benjamín Martín Vasco, -entre otros muchos- sin embargo prefieren tutear (jugar al TUTE) al soquito*, en torno a una mesa cuadrada clavada en el suelo y haciendo trampas entre ellos, que es lo suyo y lo que mejor se les da. Hay quienes dicen que cada garbanzo seco visto sobre la superficie de la mesa es el equivalente a cincuenta euros y que en cada partida, entre los cuatro, podían llegar a acumular hasta, por lo menos, medio kilo de esta preciada legumbre (no se admiten garbanzos negros). Es curioso comprobar como en estas timbas improvisadas sólo tienen cabida todos aquellos reclusos condenados exclusivamente por delitos perpetrados contra el erario público y que pudieran ser comprobables por el resto de jugadores. Algunos acumulaban ya condena por varios distintos: fraude en la contratación, organización criminal, malversación de fondos públicos, prevaricación, falsedad documental, blanqueo de capitales, etc., etc.

El patio de mi casa
Es particular
Cuando llueve se moja
Como los demás

Este grupo de políticos condenados se considera tan exclusivista que cuando, -como hoy-, llueve en toda España, incluidas Las Canarias, creen que solamente lo hace en el patio de la prisión de Soto del Real donde permanecen confinados por sus crímenes. Se sienten tan víctimas de las inclemencias del tiempo como en el pasado se sintieron también víctimas de la inmensa Injusticia que, según ellos, les condenó a prisión incondicional sin fianza por muchos años.

Sólo me alegra pensar que, -aunque impunemente-, dedicaron su vida entera a enriquecerse a expensas de la función pública y no a mano armada porque, de lo contrario, el reguero de cadáveres inocentes que hubieran dejado por el camino hubiera sido tan numeroso que, quizá, ni yo mismo estuviera contándolo hoy aquí, de esta manera tan trivial que tengo por costumbre.

En confianza: creo que aún hoy, esta élite del crimen organizado no acaba de asimilar el hecho de que cuando llueve, el patio de su casa también se moja; como los demás.

*Soquito: en el argot de La Cuesta (Tenerife), lugar resguardado del aire frío.

jueves, 27 de abril de 2017

NEGOCIOS ILÍCITOS PERO MENOS SUCIOS

Emulando a ciertos políticos corruptos he decidido dedicarme también a los negocios fáciles y con poco o nada de riesgo para mí integridad moral. Para ello dispongo de una modesta infraestructura  con  la que un grupo formado por cinco personas de mi total confianza aunque distinta condición llevamos probando suerte en juegos de azar desde hace unos veinte años sin éxito ninguno pero a la que quisiera extraerle algún rendimiento económico que nos permita, por lo menos, recuperar el dinero invertido hasta hoy.

Tal como he asegurado antes, hace ya unos veinte años, un pequeño grupo de funcionarios de Mollet del Vallés, entre los que me cuento, nos asociamos, -a raíz de una esperanzada premonición auspiciada por un vidente de toda nuestra confianza-, para intervenir conjuntamente en una serie combinada de apuestas en el sorteo del EURO MILLÓN sin que hasta la fecha hayamos tenido la suerte de haber obtenido ningún premio millonario. Pero lo que sí parece del todo cierto es que aquella primitiva premonición evidenciaba entonces que, -más tarde o más temprano-, terminaríamos siendo agraciados con el premio máximo jamás otorgado y por todos nosotros deseado y, por ende, acabaríamos convirtiéndonos de golpe en nuevos multimillonarios.

Mis compañeros, con una confianza también desprendida, delegaron entonces en mí para recuperar todo lo perdido con anterioridad o, lo que es lo mismo, la suma de dinero invertido hasta hoy y abandonar finalmente el compromiso adquirido hasta entonces en materia de juego. Como quiera que, según el mencionado vidente, en un tiempo sin precisar pero que llamaríamos “X” obtendríamos con toda seguridad el preciado máximo premio anhelado por todos, he deducido que, para que ello se produzca con la debida eficacia, debería de transcurrir una serie de años a la que denominaríamos “X” menos los primeros veinte años que ya llevamos jugados sin éxito a razón,  exactamente, de veinticinco euros por semana (5 c/u). De modo que si lográsemos vender a cualquier interesado esta certera combinación, presumiblemente ganadora en un futuro no muy lejano (X-20), habríamos de hacerlo por un valor estimado igual al resultado de multiplicar veinticinco euros por las cuarenta y ocho semanas de un año y el resultado obtenido multiplicado a su vez por los veinte años que ya llevamos jugando, operación con la que trataríamos de recuperar todo el dinero invertido hasta ahora: es decir, (25x48x20) o lo que es lo mismo, 24.000 euros.

Estos 24.000.- euros en concepto de pago por indemnización no sólo garantizarían para los nuevos propietarios el beneficioso descuento de veinte años de apuestas durante el que nosotros habríamos estado jugando sin el menor éxito posible sino que el tiempo restante de espera establecido por la certera premonición hasta obtener el ansiado premio del EURO MILLON resultaría, como consecuencia, muy ventajoso además de sensiblemente menor al que nosotros mismos estuvimos en el pasado inútilmente esperando. Es decir, les supondría un ahorro de tiempo de veinte años.

EJEMPLO: 
Si el tiempo de espera para obtener el premio, -según la premonición-, hubiera estado previsto en veinticinco años, los nuevos propietarios de la combinación ganadora, con el pago de los 24.000,- euros, se habrán ahorrado las muchas incertidumbres, desencantos, desilusiones, frustraciones, asistencias a ventanilla, comprobaciones, etc., etc., que les hubieran supuesto las fracasadas apuestas de los primeros veinte años de juego. Por lo tanto, para asegurarse el éxito, sólo les restaría jugar y en consecuencia pagar durante un periodo no mayor de cinco años más hasta lograr convertirse, finalmente, en unos afortunados y felices millonarios.


lunes, 24 de abril de 2017

GUANCHES

Quedé perplejo frente a aquella extraña representación que figuraba en la pulida superficie de los brillantes azulejos que placaba el vertical respaldo de los sólidos bancos que por aquel entonces, -década de los 50 del pasado siglo-, en el popular parque de García Sanabria de Santa Cruz de Tenerife, invitaban a los paseantes a sentarse y descansar.

-Son guanches, -me soltó mi madre, -ante mi total estupor-, sin ninguna otra información complementaria que aclarase mis serias dudas al respecto. Quizá la ocultación de más datos sobre aquella extraña representación doméstica aborigen no sólo se debiera a un desconocimiento total antropológico sino, más bien, a un cierto miedo atávico de un lejano pasado, para ella completamente desconocido, del que nunca había participado ni le había siquiera correspondido y que a mí mismo me había sido ocultado, sin razón aparente aunque con mucha sutileza, durante mis años de escuela primaria en el Colegio San Fernándo de La Cuesta. 

La política llevada a cabo entonces en materia de educación por parte del régimen franquista se preocupaba mucho más de implantar en los planes de estudios asignaturas como la llamada Formación del Espíritu Nacional , Historia Sagrada, Gimnasia, etc., que de dar a conocer en clase, a los niños tanto canarios como peninsulares, el origen de nuestro rico patrimonio cultural primitivo sin usurparnos el relato objetivo de los graves acontecimientos que se produjeron en las Islas durante la conquista por parte de la Corona de Castilla.

Ya de adulto, siempre lamenté mucho más, en materia de Historia, esta inhibición oficial docente franquista respecto de mis orígenes que las graves consecuencias derivadas de la propia conquista, contra la que, naturalmente y como es obvio, nada pude hacer en su día para evitarla aunque, paradojicamente, ni siquiera hubiera sido posible mi nacimiento y, mucho menos, que hoy llevara el común apellido de  López.

Sin embargo, -y no voy a extenderme más sobre el particular-, para ser sincero, sí que aún continúa doliéndome mucho la incongruente nomenclatura que algunos de los pueblos del Norte de Tenerife más característicos conservan todavía porque, en tal sentido, a la memoria histórica del pueblo guanche continúa sin habérsele hecho la suficiente justicia. Me refiero a los bellos municipios de La Matanza y La Victoria de los que a tanta confusión se prestan sus nombres, no sólo por parte de los numerosos peninsulares que visitan la isla sino también por los muchos propios isleños que la habitan, tal y como pude comprobar el año pasado durante mis veraniegas vacaciones en el Puerto de la Cruz.

La Historia, como también sería en el caso concreto de Canarias, ha sido y será siempre escrita, desgraciadamente,  por los vencedores.


viernes, 21 de abril de 2017

ACLARACIONES PROFESIONALES


José Rodríguez Espinosa es natural del Puerto de la Cruz y residente en Cataluña desde hace mucho tiempo. Trabajó durante casi toda su vida profesional  activa como médico en el Hospital de San Pablo de Barcelona y con quién me veo con cierta frecuencia para comer en familia.

Pepe, a quién aprecio mucho y que ha leído en el DIARIO DE TENERIFE mis recuerdos sobre la penicilina, me aclara, -como buen profesional de la medicina que es-, algunas dudas sobre el uso del alcanfor y la propagación del tifus, -allá por los años 50 del pasado siglo XX-, en Tenerife:

"Joder, Zoilo, has conseguido que mi memoria se desbocara con tus recuerdos de infancia sobre la penicilina y el alcanfor. A este respecto, solo unas apreciaciones sin importancia:  sobre el alcanfor, coincido contigo en que casi todos los chicos del barrio lo llevábamos, como tu dices, cual escapulario al cuello, apestando todos a su penetrante «fragancia». Sin embargo, su uso no era para conjurar enfermedades varias, sino para espantar o mantener a raya la poliomielitis, pues el Dr. Salk, por aquellos años, no había descubierto todavía la vacuna. Obviamente, solo servía para calmar la ansiedad de nuestras madres durante los periodos de epidemia, tan frecuentes por aquellos años. Sobre la penicilina me temo que tu memoria te ha traicionado, pues este antibiótico ya se comercializaba desde principios de los 40 y no era eficaz contra el tifus. 

Recuerdo que mi hermana Lola, la mayor de nosotros, lo contrajo durante unas vacaciones en el Realejo Bajo por esos años (50) que tu mencionas. Mis padres también se las vieron y desearon para conseguir el antibiótico recién descubierto que sí curaba la enfermedad, y que no era otro que el cloramfenicol. 

Este artículo tuyo, como los otros que me vienes adjuntando, me ha gustado mucho. Pero este, sin embargo, ha tenido la virtud de activar esa típica reacción en cadena de la memoria que te deja absorto y embobado durante un buen rato".

Gracias y un abrazo,

Pepe