Vive casi exclusivamente dedicado al estudio de la guitarra y jamás se concibe su simpática presencia sin su preciado instrumento de seis cuerdas a cuestas.
Otro tanto ocurre con Marcel-lí Bayer. No es el Marcelino "pan y vino" de la popular película que los mayores conocemos bien pero sí es el Marcel-lí , el del saxo y clarinete, vinculado de por vida a la música de JAZZ y que forma parte absoluta, por no decir exclusiva, de su propia existencia. Ámbos músicos se compenetran musicalmente no solo con suma facilidad sino además con una total y absoluta sinceridad musical que les obliga a respetar mutuamente aquellos compases por los que cada uno discurre libremente cuando le toca para luego regresar, siempre juntos, al punto de partida por el mismo trayecto que les marcara desde el comienzo la composición en curso.
De los otros tres integrantes, Marco Mezquida (piano), Miguel Serna (contrabajo) y el chileno Cristóbal Massis (bateria), excelentes músicos también, hablaré en próximas ediciones. Me referiré a ellos cuando obren en mi poder mejores fotos que las obtenidas en la última sesión jazzística habida en EL COLECCIONISTA y que por falta de luz frustraron mis mejores intenciones artísticas.