Cada vez más a menudo, muchas chimeneas dejaban de exhalabar humo en estas fechas por lo que sus renos tenían enorme dificultad en poder orientarse durante la noche. Por esa razón los regalos sin destinatario se fueron acumulando por miles y al no saber que destino otorgarles, decidió almacenarlos durante un tiempo y viajar a otras latitudes a investigar.
Desde hace ya muchos años, los paises del Sur decidieron acogerle con los brazos abiertos, entre ellos Canarias pero, aunque Santa Klaus no era nada suspicaz, si que sospechaba, sin embargo, que tal acogida se debía solo al supuesto acentuado interés de los mayores en recibir algo a cambio de un clima benigno, tibio y acogedor.
Por tal motivo, todos los regalos recibidos cada 25 de Diciembre en el Sur, proceden del enorme excedente que aún almacena Santa Klaus como consecuencia de la corriente migratoria de sus propios paisanos hacia otras latitudes más beniganas durante tantos años.
Cuando los nórdicos, como resultado probable de la crisis económica que venimos padeciendo hoy, dejen de hacer turismo en invierno, Santa Klaus volverá a abandonarnos, dirección Norte, y sus renos podrán de nuevo guiarse en la noche por el humo exhalado de las miles de chimeneas activas de las tantas viviendas ocupadas que ya nunca abandonaran sus paisanos para alejarse a disfrutar de un mejor clima en Canarias con lo que nosotros, los sureños, volveremos a esperar, como antaño, al 6 de Enero para que nuestros Reyes Magos regresen a obsequiarnos nuevamente; aunque sólo sea a cambio de nuestra tan conocida interesada hospitalidad.
Cuento corregido para todos aquellos que lo hayan recibido con anterioridad