RETRODEZCAN

Este imperativo es del todo incorrecto pero me resulta más contundente que el original RETROCEDAN. Por lo tanto, si la Real Academia de la Lengua Española me lo permite, desde hoy en adelante haré uso exclusivo de él.
Con RETRODEZCAN pretendo dar a conocer parte de mi obra pictórica, escultórica, fotográfica y, en menor proporción, literaria y, a la vez, mantener una corriente de opinión sobre los acontecimientos de naturaleza artística de hoy día.
Espero que tomeis la sabia decisión de manteneros a una distancia prudencial de mis opiniones aquí vertidas que no siempre tienen por que ser del agrado de la mayoría; ¿o, sí?

miércoles, 11 de marzo de 2009

NOUVELLE CUISINE: ROPA VIEJA

NOUVELLE CUISINE
No le estaba resultando nada fácil deshacerse, por más que lo intentaba, del cuerpo del delito.
A pesar de que aún disponía de un par de horas antes de que llegara su desagradable esposa, Livingstone no creía que en ese periodo de tiempo pudiera borrar todas las huellas inocentemente esparcidas sobre el mobiliario de la cocina. Por el momento, solo había conseguido erradicar el nauseabundo olor que se había extendido por todo el ámbito de la casa como consecuencia de su escasa pericia en esos menesteres pero, así y todo, aún quedaba lo más dificil.
Contaba con que Melanie, su esposa, al regreso del veterinario donde hoy había llevado a Patxi en visita rutinaria, no se acercaría por los fogones so pena de que él no se encontrara en casa en ese momento. Sin embargo, el fino olfato del perro podría muy bién convertirse en su peor aliado aunque, a decir verdad, si se encontrase bajo los efectos de la anestesia, como era de suponer, Livingstone dispondría en su favor de un valiosísimo tiempo extra hasta que Patxi consiguiera distinguir lo que en casa se había estado cociendo aquel día.
Justo debajo del fregadero, por fín, halló lo que afanasomente buscaba desde hacia largo rato. Un estropajo de los que en Canarias denominan de "verguilla"; un estropajo metálico. Pero antes de darle uso, recordó súbitamente que tendría que personarse en el supermercado de la esquina y proveerse de un tarro de garbanzos cocidos con los que sustituir a los que como prueba del delito podrían presentar en su contra ante un juez y delatarle en caso de juicio.
No se fijó en la marca pero el precio no llegó a un euro.
De nuevo en casa, entró olfateando en la cocina comprobando que en cuanto a olores no tendría por que preocuparse; habian desaparecido. Extrajo el medio kilo de garbanzos del tarro que luego ocultó y arrojó su contenido al fondo de una nueva cacerola plana de aluminio, colocando encima de ellos los trozos de carne que habían quedado a medio cocer.
Ahora sí que se dispuso afanosamente a rascar el fondo de la vieja cacerola donde previamente había hervido la carne horas antes, junto con medio kilo de garbanzos remojados. Cuando estuvo seguro de haberla dejado como una patena y de que ya no quedaban en el fondo vestigios de legumbres calcinadas, solo cabía arrojar a la basura el anterior contingente quemado de garbanzos sobre el que habían reposado los abundantes trozos de carne y por cuya razón se encontraban a salvo de la quema.
A buen recaudo la vieja cacerola y una vez que carne y garbanzos estuvieron dentro de la nueva, agregó luego el sofrito recién hecho con el resto de ingredientes, tapandola de nuevo sobre el fuego lento, como si nada extraño hubiera ocurrido nunca.
Sonó por fin el timbre y mientras Livingstone abría la puerta sigilosamente, oyó como su desagradable esposa, dirigiéndose, como siempre, presa de júbilo a Patxi, le decía:
-¡¡Que bién, Patxi!!. Papá ya ha preparado la cena para nosotros.

INGREDIENTES:

Carne, garbanzos, aceite de oliva, cebolla, ajos, medio kilo de tomates, pimiento, azafrán de la tierra, tomillo, laurel, pimientas negras, perejil, azúcar, pimentón, vino del bueno.








martes, 10 de marzo de 2009

En atención a T.G., lectora incondicional

Alguien cuyas iniciales responden a las letras T.G. me escribe para animarme a no decaer ante lo que yo considero falta de interés de los lectores por mis crónicas, mis cuentos, mis fotografías, mis fantasias, etc. Es de agradecer que un anónimo lector me inste a no cejar en mi empeño de seguir publicando y continuar así dando rienda suelta a mi imaginación. Y así lo haré; aunque solo sea por el vivo placer de ver cumplido el deseo de que T.G. logre disfrutar con todo aquello que se me ocurra en materia literaria y que bienintencionadamente él o ella desee consumir.

Gracias de nuevo, T.G. Es un placer contar con el apoyo de alguien que anonimamente nos tiene en cuenta pero que, sin embargo, no tendría ningún inconveniente en mostrarle mi gratitud personalmente.
Como prueba de mi amistad, le dedico de buen grado la fotografía que ilustra la presente crónica.



FRAU HUMBOLDT

FRAU HUMBOLDT
Al parecer y según la fidedigna documentación aportada por mi gran amigo Stanley, Herr Humboldt tampoco se quedaba a la zaga del resto de descubridores británicos en cuanto a conquistas femeninas se refiere. Es muy probable que con esta hermosísima joven teutona (¡ojo!, TE-U-TO-NA) compartiera los últimos años de su vida, vividos, según parece, en la más estricta clandestinidad, en algún remoto lugar de la zona Norte de la isla de Tenerife; posiblemente, en San Juan de la Rambla, muy cerca del mar.
Muy pocos datos se conocen sobre la identidad de esta preciosísima joven, aunque, a decir verdad, tampoco es del todo necesario saber algo más sobre su delicada personalidad pues, como bien se puede comprobar, resulta sobradamente obvio que la adolescente no tiene reparo alguno en mostrarse públicamente tal y como ella resulta ser en realidad.
...................................................continuará

lunes, 9 de marzo de 2009

EL DILEMA DE WARNOCK

Hasta que fui debidamente advertido por mi querido sobrino Iván sobre el particular, no tenía ni la mas remota idea de que existiera un dilema conocido bajo el nombre de Warnock (por Bryan Warnock). Este, por mi ignorado, dilema, al parecer, hace clara alusión a la supuesta indiferencia hacia lo publicado mostrada por muchos de los lectores que suelen asistir virtualmente a foros, entrar en Blogs, etc., y ya previamente decididos a no participar en ellos con ninguna intervención, entrada, opinión o, simplemente, plantear alguna determinada propuesta.

Ello me consuela en gran manera porque siempre puedo atribuir al dilema de Warnock el escaso interés que puedan despertar en los asiduos lectores mis habituales crónicas en este Blog. ¡Gracias a Dios!. ¡Salvados!

PS: Gracias a Iván López por la advertencia, a quién le deseo, además, mucha suerte en sus próximos compromisos fílmicos y al que prometo la hospitalidad que precise en Barcelona durante el rodaje de su pròxima aventura cinematográfica.

El encuentro frustrado de Humboldt por parte de Livingstone

Lady O'Murphy, joven amante de Sir Livingstone
viene de capítulo anterior
Lo que David Livingstone desconocía entonces era que Friedrich Henrich Alexander Humboldt, que así se llamaba su más directo antagonista, se encontraba muy lejos de ser aquel joven viajero, incansable explorador, envidiado por toda una generación de su tiempo pero que, a la sazón, contaba ya con una edad muy próxima a su definitivo retiro como aventurero en activo.

Corría el año 1827 cuando, en Berlín, el Rey de la entonces Prusia le nombra chambelán y pasa inmediatamente a formar parte de su séquito como consejero y diplomático.

Por lo tanto, Livingstone solo encontraría en la isla Tenerife el voluminoso legado filosófico que heredaran los incondicionales seguidores del célebre naturalista pero jamás se tropezaría con la legendaria figura del prusiano Humboldt.

En este sentido, las informaciones de las que disponía Livingstone no eran del todo fiables por cuanto su principal adversario no se encontraba ya presente en el teatro de operaciones en el que había fundamentado su posible encuentro. Esta vez, su entrañable amigo Stanley se había equivocado.
Continuará.....

domingo, 8 de marzo de 2009

8 de MARZO

No resulta demasiado dificil elegir, entre tantas, una foto que ilustre de manera tan contundente los muchos aspectos que concurren en el entorno laboral de la mujer trabajadora. Yo me he remitido a una época, en la que muchas mujeres, concretamente en Canarias, desempeñaban jornadas tan largas en oficios tan duros como los llevados a cabo por el más fuerte de los hombres y, en otros casos, como el más inteligente de los mortales. Lo que desgraciadamente no era igual, era el salario.

Este es mi humilde homenaje.

TRADICIÓN ANTI-TAURINA

ENCIERROS EN PAMPLONA (escultura)

Como licenciado que soy en Historia del Arte, me ha sorprendido enormemente la noticia por la que se involucra directamente al Ministerio de Cultura en la concesión de discutidos galardones que supuestamente premian a determinados "matadores" de toros por su notoria contribución a la difusión de lo que parece ser el noble Arte de torear.

Todos sabemos y en especial el estamento castrense que numerosos soldados, a lo largo de nuestra historia moderna, han obtenido medallas al mérito militar por muy distintas razones, todas ellas discutibles, pero jamás por hacer de la guerra un ARTE. En este sentido cabe pensar que también el Ministerio de Defensa pudiera instaurar a partir de ahora un nuevo y distinguido protocolo de concesión de medallas para todos aquellos generales que por su heroica contribución en las múltiples batallas en las que han tomado parte hayan escrito páginas gloriosas sobre el también llamado "noble" Arte de la Guerra. Podríamos citar a muchos: desde Anibal, por ejemplo, hasta Rommel (naturalmente sin tener en cuenta la opinión de los vencidos). Ya me entienden.

Sobradamente estamos de acuerdo en que la "FIESTA" es considerada por muchos como una arraigada tradición del acervo cultural hispano. Y también sabemos y conocemos las muy distintas versiones artísticas que, a lo largo de su historia, sobre ella, han plasmado en sus lienzos las figuras más representativas de las artes plásticas españolas. Desde Goya hasta Picasso. Sin embargo, en mi modesta opinión, ello no da derecho a perpetuarla y exigir además de las autoridades correspondientes la concesión de premios, no por dar muerte a las reses, sino, precisamente, por la forma tan artística de llevarlo a cabo.

La considerada "obra de Arte" es aquella que ha sido finalmente ejecutada por el propio artísta plástico independientemente del asunto o motivo representado en el lienzo o en la escultura, etc.

Curiosamente, en el caso de Goya y en lo que a la guerra se refiere, el artista eligió para sus famosos GRABADOS sobre este tema nada menos que el título de LOS DESASTRES DE LA GUERRA, en clara alusión al sufrimiento padecido por todos aquellos involucrados, directa o indirectamente, en el fuego cruzado de los ejercitos contendientes.

¿Cuantas veces habremos rechazado a lo largo de la Historia determinadas tradiciones por no ajustarse al estado de derecho que una sociedad civilizada, basada en la defensa de su soberania, exigía?.

En fín, también he llegado a reflexionar sobre algunas circunstancias técnicas que concurren a lo largo de la lidia de un toro:

¿Que sucedería si las reses bravas en lugar de ser herbívoras fuesen también carnívoras?. ¿Si además de causar la muerte de una certera cornada en defensa propia pudieran devorar con saña a sus victimas no tan inocentes?.

Estas y otras muchas preguntas quedarán probablemente sin respuestas por parte de los "puristas" pero a mi me basta y me consuela con llegar a creer que si con tales circunstancias se lograra abolir, por fín, la tan discutida TRADICIÓN TAURINA, mucho habremos ganado en favor del respeto por los animales.

sábado, 7 de marzo de 2009

COLONIZACIÓN

SIR LIVINSTONE

Estimado colega y amigo Stanley:

¿Por lo que se desprende de sus últimas palabras debo considerar acaso que al tal Humbolt solo le mueve en aquellas islas fenómenos tan naturales como puedan ser los de caracter puramente sexual?.

Si ello fuera cierto, la estrategia a seguir comprendería otras muy distintas intervenciones que las que en un principio habríamos planeado y dispuesto mis consejeros y yo en relación al caso que nos ocupa.

No cabe duda de que su valiosa colaboración en materia informativa sobre el particular nos proporciona un considerable ahorro de efectivos militares que en ningún caso estaríamos dispuestos a descartar del todo, por el momento, dado el posible carácter bélico que pudiera alcanzar la delicada misión.


Al parecer, la corona española hace caso omiso de las severas advertencias de nuestro gobierno sobre la posible colonización de las islas llevada a cabo con el mayor sigilo por parte de ese pequeño contingente prusiano capitaneados, en este caso, por el tal Humbolt y que como bien sabemos ahora, gracias a sus sorprendentes y valiosas informaciones, nos encontraríamos, solo por el momento, ante un inusual caso de clarísima ocupación encubierta mediante un novedoso procedimiento de caracter estrictamente sexual.

A la espera de sus nuevas y sucesivas informaciones, tomaremos las medidas oportunas.

CARTA a mi buen amigo Sir STANLEY

Coronel Stanley en una de sus campañas en favor del estado francés.

Ilustre y querido amigo Stanley:

Me complace mucho comunicarle que muy proximamente partiré de nuevo con destino al siempre misterioso continente africano donde tantas veces tuvimos ocasión de coincidir. Esta vez lo haré a bordo del Queen Elisabeth cuyo capitán, el honorable Sir Flannery, tendrá ocasión de aproximarme lo más cerca posible a las costas del archipiélago canario (Canary Island) donde, al parecer, el naturalista Humbold ha logrado, por fín, establecerse, subvencionado, según los informes que nos han llegado a Londres, por el todopoderoso gobierno alemán y cuya presencia en aquellas latitudes ha despertado en nuestro pais fundadas sospechas de una supuesta colonización ilegal que preocupa tan profundamente al gobierno británico que me he visto en la obligación de comprometerme con la institución de la Corona para tratar de esclarecer el repentino y enigmático interés suscitado por los germanos por aquellas paradisiacas islas del Atlántico.

Es muy probable, pues, que precise nuevamente de su valiosa experiencia en el terreno diplomático o, incluso, en el militar, -por si fuera necesario una rápida intervención bélica- con tal de poner en orden y establecer la prioridad de nuestros propios intereses sobre los de cualquier otra potencia europea.

Sin más y hasta la hora de partir, le quedo muy agradecido de antemano, confiando siempre en la generosidad que emana de su alta estima por la Corona y del probado amor que siente Vd. por este glorioso pais. GOD SAVE THE QUEEN.

RESPUESTA DE SIR STANLEY

EL WHY? O PORQUÉ? DE LAS COSAS O NOMBRES DE LUGARES VISITADOS POR LOS HIJOS DE LA GRAN BRETAÑA.

NO ES LO MISMO BELLO QUE VELLO O VICEVERSA.


Estimado y apreciado amigo Livingston:

Mi camino por estas tierra inhóspitas son como siempre torcidos y nada fáciles. He visto el trabajo de Humbolt , y el lugar desde el que miraba y que tendrá su nombre en el futuro Valle de la Orotava de Tenerife .

¡Qué pena me dan estas tierras y los castellanos que la han conquistado. La ignorancia ha hecho mella en los indígenas que ya no usan taparrabos de platanera. Resulta , se lo comento como prueba, que Humbolt nunca usó el lugar alto de esas montañas para ver dicho valle sino que agachándose para poder ver el interior de una falda indígena de la buena de la tribu lugareña, con asombro, dijo ¡ Oh que vello ¡ Qué cantidad de vello. Nunca dijo ¡Qué bello! ¡Qué cantidad de bello¡ La diferencia entre una “B” y una “V” es mucho o mucha a nivel histórico y vital.

Era la falta de depilación de la “peluda” guanchinesca y no lo bonito del lugar. La falta de conocimiento del pueblo godo se puso de nuevo de manifiesto. Ese lugar se llamó por orden del representante del rey de Castilla y León, el Mirador de Humbolt , cuando debió llamarse el Mirón de Humbolt.


Otro día le comentaré más cosas descubiertas en este lugar camino de las tierras africanas de nuestra madre la Gran Bretaña y de nuestra Reina Queen “Elsa” (para los friends).

Atentamente Sir Stanley

viernes, 6 de marzo de 2009

DOMESTICS AFFAIRES: Interlocutor válido

PATXI: BICHÓN MALTÉS
Livingstone no tenía absolutamente nada en contra de los perros en general y mucho menos aún en contra del suyo propio pero, sin embargo, con PATXI, que así se llamaba el bichón maltés que le acompañaba a él y a su señora esposa desde hacía ya tres años, la relación que venía manteniendo últimamente no se ajustaba, ni mucho menos, a los criterios que del pequeño can se había llegado a formar el ilustre viajero sobre si, como se suponía, resultaba ser el animal más idóneo de compañía.

-Patxi, papá no ha puesto hoy la lavadora, -le comentaba Lady Melanie como si al perrito le hubiera de afectar de alguna manera el inoportuno olvido de su amo.

Patxi, sentado, desde muy abajo elevaba entonces su tierna mirada en silencio y como advirtiéndole a su amo de lo que él sí había escuchado y de lo que el hombre había olvidado, agitaba luego nerviosamente la cola haciéndose entender, barriendo con ella, el límpido suelo al que, precisamente, Livingstone, dándose ya por enterado, acababa de fregar

Una vez puesta en marcha la colada, Lady Melanie y él continuaban su anodina conversación como si nada se hubiera insinuado entre ambos. Acostumbraban a comentar amistosamente impresiones sobre las distintas noticias aparecidas en los tabloides, sobre sus mutuos achaques físicos o mentales, sobre la decadencia de la caza del zorro, sobre las dificultades económicas que atravesaba el país como consecuencia de la tan cacareada crisis o sobre otras muchísimas cosas de carácter general, pero de lo único que no se hablaba jamás en casa era de los posibles problemas domésticos comunes. NON COMMENT. Cuando no, permanecían en silencio, sin absolutamente nada que decirse, durante el tiempo que fuese necesario hasta que ella, por lo general, volvía de nuevo a la carga mientras cenaba frugalmente lo que su esposo había cocinado previamente esa tarde, para dirigirse una vez más a Patxi, con el mismo tono, mimo y entusiasmo que tenía últimamente por costumbre:

-No, Patxi, pollo no te voy a dar porque a papá se le ha olvidado ponerle sal; está muy soso.

Mientras, el perro, que continuaba erguido sobre sus patas traseras por si cayera algo aunque estuviera desabrido, mantenía colgando la lengua húmeda bajo la negra trufa de su naricilla. Entonces Patxi giraba su diminuta cabeza hacia Livingstone y agitando como siempre la cola en el espacio sombrío de la cocina, trataba, no en vano, de comunicarle en silencio el mencionado mensaje lanzado ahora por su desagradable esposa.

Pacientemente, Livingstone se dirigía entonces hacia los fogones y mientras ella continuaba consolando a Patxi por todo lo que el animalito estaba perdiéndose por culpa de la posible amnesia de su marido, este rectificaba apresurada y convenientemente de sal el contenido de la olla a presión volviendo luego a depositar la tapa encima con sumo cuidado de no hacer ni el menor ruido, no fuera que Patxi se asustase y Lady Melanie se llevase un descomunal disgusto sin necesidad.

De esta tan sencilla manera, el diminuto Patxi había pasado de ser la típica mascota de compañía de unos sexagenarios aburridos a convertirse en el idóneo y único interlocutor válido entre las dos personas de las que se componía el indisoluble matrimonio que formaban Sir. Livingstone y Lady Melanie.

Aquella mañana, al sonar el teléfono, Livingstone descolgó despacio el auricular y al otro lado del aparato logró escuchar una delicada voz femenina que en lugar de preguntar por su temible esposa, que hubiera sido lo propio, requirió en un tono más bien bajo:

-¿Está el LEHENDAKARI?-.Livingstone titubeó un instante sin saber que responder ante lo que parecía ser una descarada broma de mal gusto. Al ver a su esposo tan confundido con el auricular todavía reposando en el hombro intentando pensar, Lady Melanie, enarcando de pronto ambas cejas, se apresuró inmediatamente a interrogarle en silencio con la mirada.Él se limitó a decir:

-Preguntan por el LEHENDAKARI-.Con un gesto impaciente, Lady Melanie le arrebató a su marido el auricular de la mano y llevándoselo violentamente a la oreja amenazó:

-¿A que LEHENDAKARI se refiere usted?.

-A PATXI, -respondieron desde el otro lado.

-Desgraciadamente, PATXI no es aún LENDAKARI pero mi esposo y yo albergamos fundadas esperanzas en que algún día lo sea, -sentenció Lady Melanie con marcado acento británico-.

-Es igual, póngame de todas maneras, por favor, -insistió pacientemente la voz-.

-Señorita, eso es imposible. PATXI no puede hablar. No sabe, -respondió ahora con ternura Lady Melanie-. Si supiera, -prosiguió Lady Melanie- mi esposo lo tendría entonces todo mucho más facil, ¿no lo comprende?.

-No, no entiendo, -se impacientaba la delicada voz desde el otro lado.

-¡Oiga,señorita, dejemoslo estar!, -se apresuró a concluir Lady Melany ante el desconcierto de la otra- telefonée usted de nuevo dentro de un año que es el tiempo estimado que consideramos en que PATXI terminará hablando correctamente, -concluyó.

-Perdone, perdone, una última pregunta, por favor. -imploró la delicada voz del otro lado-.
-¿Acaso no se trata del domicilio del señor PATXI LÓPEZ?, -preguntó esperanzada esta vez la voz.

-No, señorita. Se trata de la muy honorable casa de Lady Melanie Pérez y de mi inútil pero querido esposo Sir Linvingstone López, -aseveró de corrido la temible esposa del ilustre viajero-.

-PATXI no es otro que nuestra pequeña mascota a la que, por desgracia, le toca cargar con el insignificante apellido de mi incapacitado ilustre esposo, -dijo despachándose abiertamente y sin tomar siquiera aliento- por lo que no descarto -prosiguió- que ante los repetidos fracasos del incompetente de mi marido Sir Livingstone López, nuestra mascota, es decir, THE GREAT PATXI, consiga algún día la tan ansiada celebridad en el tan dificil ejercicio de sus funciones como LEHENDAKARI. Celebridad que, por otro lado, jámas pudo alcanzar el bueno e inepto de mi esposo en ninguna de sus múltiples empresas llevadas a cabo a lo largo de su azarosa y desdichada existencia.

Y, dicho esto, sin esperar respuesta, colgó bruscamente el auricular.

SOLO

SOLO no tiene solo bajo su cargo el cuidado de Dácil y el de sus padres, el matrimonio formado desde hace años entre Carmen y Zoilo, sino que además trata también de proteger a su íntimo amigo, menor que él, el Gran PATXI.
Fue encontrado abandonado cerca de la que sería la futura casa del matrimonio y adoptado por estos con todas las consecuencias.
Como pago a todas las atenciones que le regalan sus descubridores, se cuida de la casa, de la familia y de su amigo más pequeño, PATXI.

EL GRAN PATXI

Patxi es un bichón maltés que nos soporta desde hace unos tres años. Carmen y yo nos hemos convertido en sus incondicionales mascotas y, en ocasiones, suele presumir de nosotros entre sus numerosas amistades.
Nos aprecia mucho y cuida de ambos con mucho mimo y esmero.
No hemos podido encontrar a nadie mejor que él como interlocutor válido entre el resto de humanos y esta pareja.

domingo, 1 de marzo de 2009

PEPE RUBIANES-IN MEMORIAM- Mi maestro

EN MEMORIA DE PEPE RUBIANES.
DESCANSE EN PAZ

A lo largo de todo el último año y, a veces también, por necesidades del "guión" me he visto en la necesidad de adoptar, en aras de mi propia imaginación, distintas personalidades que le concedieran a la crónica de turno la suficiente veracidad que el lector esperaba de su argumento. Sobre todo, en aquellos relatos para los que la ficción necesitaba de un Livingston unas veces, de un psicópata otras o de un agente secreto en algunas ocasiones.


Sin embargo, entiendo que al "visitador" que acude a este Blog como entretenimiento le interesaría saber de verdad si el aspecto que hoy represento en la vida real se corresponde fielmente con el de algunos de estos personajes que ustedes hayan podido imaginar previamente.

A pesar de que no pretendo del todo mostrar una imágen demasiado fidedigna de mi auténtica personalidad, si que es cierto que la que presento en esta fotografía se aproxima bastante a la que a mí me hubiera gustado aparentar y a la que, también, ustedes hubieran tenido que imaginar.

En cualquier caso la excusa que tengo hoy para ello es la falta de argumentos con los que abrir una nueva crónica que despierte el razonable interés de cualquiera.

Bien es cierto que sin la réplica que en pasadas ediciones me proporcionaba mi gran amigo Antonio Dorta por boca de su personaje Sir Stanley, resulta mucho más dificil crear uno nuevo que tenga la credibilidad que tuvo en el pasado, por ejemplo, el de Sir Livingston.

viernes, 27 de febrero de 2009

RAFTING de "canarios" en el Noguera Pallaresa

FOTOS
De pie de izquierda a derecha: Lelo Camacho, Rafael Cobiella, Zoilo López, Carlos Defrosterus, Paco Perez.
Sentados de izquierda a derecha: Rafael Cobiella, Lelo Camacho, Paco Pérez, Jesús Baixas y Carlos Defrosterus.

Cierto día de mayo del año 1997 o quizás 1998, residiendo yo en Barcelona desde hacía ya muchos años, recibí una inesperada llamada telefónica desde Tenerife mediante la cual requerían mi voluntaria participación en una próxima aventura fluvial que casi me cuesta la vida.

La invitación provenía del grupo de amigos de siempre quienes aprovechando la festividad del día de Canarias se desplazarían por vía aérea hasta Barcelona para desde allí partir hacía tierras de Lérida (Terra ferma) con la sana intención de hacer RAFTING en aguas del rio Noguera Pallaresa que atraviesa el pueblo de Llavorsí desde donde partiriamos, vía fluvial, rio abajo, en un trayecto que duraría toda una jornada y que resultaba ser el más largo y arriesgado de todos los programados por el Club de Rafting.

Jesús Baixas desde Tarragona y yo desde Barcelona nos dirigimos el día señalado hasta el aeropuerto del Prat donde recibiríamos al resto de la expedición, desplazados exprofeso desde Tenerife para la ocasión. De ese modo, Rafa Cobiella, Lelo Camacho, Carlos Defrosterus y Paco Pérez se reunieron con Jesús Baixas y conmigo para, desde allí mismo, sin dilación alguna, partir en dirección hacia un pueblo próximo a Llavorsí llamado Sort, nuestro destino, donde previamente y desde Tenerife habían reservado un confortable apartamento para los cinco componentes de tan arriesgada aventura y para aquel fin de semana concreto.

Ninguno de nosotros tenía la suficiente experiencia en aquel tipo de deporte de riesgo máxime cuando en Canarias, precisamente, no discurre ningún rio y en consecuencia carecemos de cualquier tipo de doctrina que nos ligue a descensos rápidos por ellos. Además, por si ello fuera poco, habíamos elegido uno de gran tradición en la especialidad de descenso fluvial y que, desafortunadamente para nosotros, en aquella época del año, debido al deshielo que se estaba produciendo ya en las altas cumbres del Pirineo, el caudal del Noguera Pallaresa resultaba considerablemente mucho más que respetable. Sin embargo, una vez llegados, ALEA IACTA EST (la suerta está echada), me dije a mi mismo tal y como sentenciara muchos siglos antes Julio Cesar, precisamente, ante la dificultad de cruzar con sus tropas el rio Rubicón.

Esa misma noche nos aproximamos al rio para verlo de cerca. Recuerdo que el bramido de su caudal a su paso por Sort me impresionó tanto que supe desde el primer momento que nos tendríamos que enfrentar con algo realmente serio.


En fín, a la mañana siguiente, nos presentamos en la ribera del rio embutidos en nuestro traje de neopreno y con el chaleco salvavidas y el casco puestos y tras una breve charla sobre navegación fluvial y algunos consejos útiles por parte de los técnicos para el supuesto caso de naufragio, nos dispusimos a subir a la enorme embarcación (tipo zodiac) cuya tripulación estaba compuesta por el timonel, un experimentado monitor de la propia escuela, y nosotros cinco, los remeros: Rafael Cobiella, Lelo Camacho, Paco Pérez, Jesús Baixas, Carlos Defrosterus y yo.

Nadie que no haya tenido experiencia en este tipo de deportes de riesgo puede llegar a imaginarse lo rápido que suelen precipitarse las aguas de un rio en esa época del año. De eso y de lo experto que se ha de ser para no naufragar lo sabemos justo ahora, después de la amarga experiencia sufrida.

Durante el recorrido, intentábamos seguir los consejos que nos gritaba el monitor desde el timón de la embarcación sin conseguir el resultado esperado de remar todos a la vez con lo que la mayor parte del tiempo la embarcación se desplazaba prácticamente sin gobierno y a riesgo de zozobrar o de estrellarnos contra las puntiagudas rocas que emergían amenazadoramente sobre la superficie del agua.

Llegados a un meandro del rio, donde las aguas bajaban algo más calmadas, las bromas cruzadas entre nosotros y el timonel no fueron muy del agrado de este quién haciendo un extraño con el timón como respuesta, consiguiera que la embarcación escorara lo suficiente por estribor como para que yo, que no me había apercibido de la malintecionada maniobra, cayera por por la borda al agua con tan mala fortuna que, pese a que todos extendieron rápidamente los remos para que consiguiera asirme a alguno de ellos, la corriente era tan fuerte en ese tramo que ya me había alejado lo suficiente como para desistir del empeño.

Ahora estábamos el rio y yo solos. Rápidamente me coloqué de espaldas con los pies por delante descendiendo a una velocidad de vértigo mientras mis compañeros y el monitor solo podían constatar como, a cada segundo que pasaba, me alejaba cada vez más de la embarcación hasta convertirme en un punto casi invisible unas millas más abajo entre la espuma que las aguas provocaban en los rompientes que yo iba sorteando con los pies.

En los primeros momentos, otra embarcación pasó por mi lado a gran velocidad pero sus tripulantes poco pudieron hacer por rescatarme de las aguas. De modo que salvarme no solo dependía exclusivamente de mí, sino de mi escasa experiencia, de mi formidable condición física todavía y, sobre todo, de mi innata intuición para prevenir el peligro.

El tiempo que permanecí en el lecho del rio me pareció una eternidad.

Pese a algo tan poco recomendable como aproximarte a la ribera de un caudoloso rio so pena de ser engullido por los remolinos que siempre se producen junto a las paredes rocosas, yo tomé el riesgo, sin embargo, de optar por esta última solución como consecuencia del enorme cansancio que ya comenzaba a padecer, con la consiguiente merma de facultades por mi parte. Un último esfuerzo a nado vigoroso hasta la base de la pared, eludiendo como pude los temibles remolinos, fue milagrosamente suficiente como para poder asirme con garantias y todas mis escasas fuerzas restantes a los no pocos salientes que la pared rocosa me proporcionaba para, escalándola con la máxima rápidez que pude, alcanzar, al fín, la repisa de hierba fresca que se extendía unos metros más arriba, por encima de mi cabeza aún protegida por el casco. Allí quedé tumbado, las uñas de las manos rotas y exhausto por tanto esfuerzo generado hasta que me recogieron los servicios de rescate de la propia empresa para trasladarme, acto seguido, en una furgoneta, procurándome siempre consuelo y tranquilidad, hasta la base de operaciones de la propia escuela donde posteriormente se reunirían conmigo mis queridos amigos de toda la vida que, por desgracia, casi pierdo.

EPÍLOGO

A pesar de haber comprado varios décimos en la popular adminastración de loterias LA BRUJA de Sort tampoco esta vez nos acompañaría la suerte. Sin embargo, con el propósito de celebrar mi accidentado regreso a la vida disfrutamos en un conocido Restaurante de la localidad de una de las mejores cenas habidas en nuestras múltiples reuniones gastronómicas. El menú, especialidad de la casa, estuvo compuesto de un excelente guiso de carne de jabalí regado con unos vinos tintos de la zona de exquisito "bouquet". ¡¡Aquello si que hubiera podido resucitar a un muerto!!


jueves, 26 de febrero de 2009

MAS CORNADAS DA EL HAMBRE

Coincido plenamente con mi sobrino Iván en relación a la reacción que le produjo la sorprendente noticia publicada en TV sobre las multas a pagar por los "infractores" que rebuscan en los contenedores de basura algo que llevarse a la boca con el subsiguiente riesgo, no para ellos, sino, según las autoridades, para la higiene social en general por el insano deterioro que los hambrientos, con su irresponsable actitud, originan en el medio ambiente que, a la vista del resto de ciudadanos, al parecer, resulta muy pernicioso para la salud pública. ¡Como si la hambruna no fuera perniciosa en sí misma!.

Vergüenza nos tendría que dar de que, además, los necesitados se vean sordidamente sorprendidos por tamaña desconsideración ética.


¿Es posible que en lugar de remediar el hambre se penalice las ganas de comer, sobre todo, después de que el dimitido ministro de Justicia se pavoneara junto a Garzón de haber dado muerte por placer a tanto animal inocente?.

Los propios animales no se matan entre sí por placer. Solo lo hacen por hambre; y si el hambre resulta hoy día tan acuciante para la supervivencia del hombre y su familia no sería nada de extrañar que termináramos matándonos entre nosotros por un plato de lentejas. Y dicho sea de paso, no nos faltan precedentes; .......y si no, que se lo pregunten a Jacob.

AMIGOS PARA SIEMPRE

Estoy completamente convencido de que por alguna extraña razón he creido siempre encontrarme en deuda con estos entrañables amigos que compartieron conmigo en el pasado buena parte de aquellos largos años de juventud. Su amistad nunca tuvo precio y, precisamente por ello, no se me ocurre ninguna otra manera de saldar la gran deuda sentimental que aún les debo.
Creo que prefieren permanecer en el más estricto anonimato pero sus fisonomias entonces eran, más o menos, como las que reflejan estas lejanas fotos en blanco y negro. Con ellas quiero rendirles mi más sincero homenaje por todas las molestias que mi posible aunque involuntaria indiscreción haya podido ocasionarles. Espero que no me guarden ningún rencor.

martes, 24 de febrero de 2009

MEMORIA SENTIMENTAL GRÁFICA

Ilustración de Zoilo López (acuarela)
A medida que los negativos para escanear iban siendo cada día más escasos, sentía que mi inmediato pasado se iba volviendo tan estrecho como tan reducido el trozo de futuro que aún me falta por vivir. Hoy ya no me quedan negativos que escanear y, por tanto, vuelvo a ser la persona en la que decidí convertirme hace cuarenta años. Sin lastres convencionales ni patrioteros. Sin pasado amargo, diría yo; solo con un trozo de dulce futuro por delante todavía. La fotografía te enseña algo en lo que uno tarda mucho tiempo en asimilar y es que, por muy rápido que accionemos el disparador de nuestra cámara, estaremos siempre asistiendo e impresionando, exclusivamente, nuestro más inmediato pasado. Por una razón similar, jamás podremos acceder al futuro próximo, adelantarnos a él; mal que nos pese, siempre estaremos condenados a permanecer confinados en el presente de indicativo del verbo ser.

Afortunadamente, el haber regresado a ese pasado tan lejano a través de tanto documento gráfico recuperado de mi mal llamada MEMORIA SENTIMENTAL GRÁFICA, me ha situado en un espacio por el que, al no corresponderse con el tiempo presente, me ha resultado por ello naturalmente idílico transitar. Por contra, tal descubrimiento me ha procurado tambien algunos pequeños sinsabores y no menos amargas desilusiones. Se ha vuelto a empañar aquella sublime imágen -que el tiempo no solo guardaba impresa en el celuloide sino además en mi ya maltrecha memoria- de los verdaderos amigos que en el pasado creí tener de por vida, sustituidos ahora y en beneficio, sin embargo y por suerte, de algunos otros nuevos, hechos durante el presente y a quienes aún hoy, desgraciadamente, no tengo el gusto de conocer personalmente. Además de aquellos cuyos endebles lazos de amistad mantenidos otrora, se han visto de nuevo firmemente reforzados por un mismo y determinado mutuo interés en mi fracasada iniciativa documental. Estos últimos fueron, precisamente, los únicos en confiar en mi trabajo, en valorar un testimonio enriquecido con aportación gráfica incluida y en depositar su desinteresada confianza en beneficio de tanta documentación sociológica puesta a disposición de cualquiera que la necesitase. Los otros, los de toda la vida, solo merodearon en torno a las posibles terribles consecuencias que pudieron haberles acarreado la publicación tardía de tan pueriles imágenes no fuera que algunas de ellas afectaran negativamente a la laboriosa consolidación llevada a cabo durante estos últimos años de su estable estatus personal, social y profesional malogrando así una reputación conseguida a lo largo de tanto tiempo quién sabe si a base de tanta disciplina y de tanto honesto trabajo como del que públicamente presumen ahora o bien, presuntamente, gracias a muy distintas, misteriosas y desconocidas prebendas concedidas en su día bajo mano. Nunca fue ni será mi intención ponerles en ridículo. El ridículo, si es que se hace, se consigue siempre a falta de la seguridad necesaria en uno mismo.
Mis más sinceras gracias, sobre todo, a Antonio Dorta por su coraje y sentido del humor, a Bruno Juan por su confianza y tolerancia y a José Martín por su optimismo y profesionalidad.
Seguiremos viéndonos.

sábado, 21 de febrero de 2009

CLASE TURISTA

A cada generación de isleños y en particular de portuenses le tocó en suerte convivir con un determinado tipo de turistas. A la mía le correspondió también el suyo. Uno en concreto y cuyo estilo personal estuvo marcado, sobre todo, por la democratización del disfrute vacacional de la clase trabajadora en la Europa de entonces. Viajar ya no se trataba de un privilegio reservado solo a los más ricos. La clase obrera europea, aparte de tener derecho a una Seguridad Social obligatoria, se le garantizaba, además, unas semanas de vacaciones pagadas al año a cargo de la propia empresa.

Si a todo ello le sumamos la oportuna proliferación de los llamados vuelos "charter" obtendremos una de las claves del enorme pesimismo que embargaba a los empresarios canarios del sector aquellos años.

Cualquier divisa europea era entonces, por lo general, mucho más fuerte que la nuestra, lo que beneficiaba al poder adquisitivo de todos aquellos europeos que, afortunadamente para ellos, elegían nuestras islas como lugar preferido de ocio.

El sector de la hostelería pretendió siempre procurarse un turismo de élite pero todos nosotros sabíamos que eso no resultaba nada fácil. Más bien al contrario: practicamente imposible.

Al turismo de élite no le bastaba con asegurarse unas determinadas horas de sol al año. El sol se lo dejaban a los menos ricos. El turismo que pretendía la industria requería de otras alternativas donde conseguir lucir su poderío económico: casinos, cabarets, casas de subastas, clubs naúticos donde amarrar sus yates, etc., etc. El Atlántico no es como el Mediterráneo donde desde la bahía de Cádiz hasta el Adriático se disponía de una infraestructura consolidada que facilitaba la navegación de embarcaciones de recreo haciendo escala en cada puerto y en consecuencia en cada casino, en cada hipódromo, en cada restaurante, etc., etc.

Hubo un tiempo en que los pocos que pudimos viajar a Europa entonces nos jactábamos de haberlo hecho con una escasez de medios dignas del mejor de los aventureros, sin embargo, una vez de regreso, no tolerábamos, en absoluto, la presencia de ningún turista europeo en las mismas condiciones de viaje en que lo habíamos hecho nosotros. Poca tolerancia, creo yo. Y, lamentablemente, así nos ha ido.

NOTA:

Hoy, que he vuelto a verles, me parecen más entrañables que nunca. Con una extraña manera de identificarse ellos mismos con su papel, con el de turistas absolutos, haciendo honor a todo lo que significa serlo de verdad. Los que muestro en la foto que ilustra esta crónica son una representación auténtica del TURISTA con mayúscula. Los otros: los del yate, los del casino, los del cabaret, los del hipódromo, esos, eran otra cosa.

viernes, 20 de febrero de 2009

EL HOMBRE DE LA CATANA y el jubilado (terrible cuentecito corto)

Merced a permanecer con sus párpados cerrados, el espejo del cuarto de baño se le antojaba esa mañana tan opaco como su propio futuro inmediato mientras, energicamente, se cepillaba los dientes frente a él. Su mano izquierda sostenía un vaso lleno de Oraldine y de su boca se desparramaba una baba blanquecina que ya le cubría la totalidad del mentón. La manía de no cepillarse la dentura con los ojos bien abiertos le impidió por un instante darse cuenta del brusco ensombrecimiento que habia provocado de improviso, en el diminuto espacio del lavabo, la enorme figura recortada ante el quicio de la puerta del terrible HOMBRE DE LA CATANA quién, con su elevada estatura, impedia el paso de la escasa luz natural de la vivienda en aquel momento. Cuando decidió al fín abrir los ojos, vertiendo aún más espuma blanca por la boca, lo único en lograr distinguir, como un fugaz relámpago, fue el fulgor plateado del frío acero atravesando velozmente la penumbra y descendiendo vertiginosamente en dirección a su cabeza. Solo dispuso del tiempo justo de arrojar al rostro del intruso el Oraldine mientras, con el vaso ya vacio, lograba escabullirse milagrosamente por debajo de la axila de su agresor justo en el momento en que este descargaba, inmisericorde, el violento golpe mortal que pese a no encontrar su objetivo, terminaría incrustándo, como cuchillo caliente en taco de mantequilla, todo el ancho de la bien templada hoja de su catana en la jamba de la puerta del lavabo. Mientras el asesino se esforzaba por recuperar en vano el arma homicida fuertemente aprisionada en la madera, Livingston dispuso a su favor del tiempo aún suficiente de poder llegar hasta la puerta de su piso y salir precipitadamente al rellano donde desembocó jadeante, eructando todavía más espuma por la boca, el vaso vacio en su mano izquierda y, en la derecha, el diminuto cepillo de dientes con el que en última instancia hubiera intentado defenderse, si se hubiera dado el caso, del violento ataque oriental.

-¿Otra vez con alucinaciones, Livingston? -le preguntó el vecino de enfrente al verle salir hasta el desierto rellano en pijama y todavía sudando-.

Livingston preparaba la respuesta y Vicente, también jubilado como él, continuaba impasible y a la espera, armado con una simple escobilla de mango corto, afanándose en limpiar el polvo acumulado sobre la superficie del barato felpudo ante la puerta de su vivienda.

-¡¡Era otra vez el de la catana, Vicente!!; ¡¡venía de nuevo a por mí!!, -sentenció amistoso Livingston.

-Desde que te has jubilado no paras de ver asesinos por todas partes, Livingston. Anda, entra de nuevo en tu casa y cálmate, por favor, -le aconsejó paternalmente Vicente, intimidándole con la escobilla antes de darle con la puerta en las narices.

Livingston entró de nuevo en casa . Desandó el pasillo en sentido contrario y se introdujo a hurtadillas en la penumbra del cuarto de baño. Abandonó el vaso en la repisa y se guardó el diminuto cepillo en el bolsillo superior del pijama, por si acaso. Con los ojos bien abiertos esta vez y frente al espejo de nuevo, creyó, con gran sorpresa por su parte, reconocer en su propia persona, tristemente reflejada en la bruñida superficie, al temible HOMBRE DE LA CATANA. Se retiró de allí asustado y en silencio, retrocediendo muy despacio, caminando siempre hacia atrás y atravesando abrumado la puerta de espaldas. Al pasar bajo el umbral, desconcertado aún, no acertaba a comprender cómo, cuando y de que manera se había podido producir aquella enorme y limpia hendidura en la jamba de madera de la puerta del lavabo que, casualmente, había advertido ahora, en este preciso instante, justamente al salir.



miércoles, 18 de febrero de 2009

Clínica "LA MODERNA". Habitación 123

La habitación 123 era una de las más confortables. Muy amplia y con mucha luz; demasiada, diría yo. El posoperatorio no entrañaba ninguna dificultad y la comida resultaba tan excelente como el servicio pero no había manera de que el cepillo de dientes se mantuviera derecho. Esa fue la única razón por la que pedí el traslado. No soportaba tener que recoger cada día del suelo lo que necesitaba para lavarme los dientes.

NOTA:

La fotografía representa una obra de TAPIES en el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA).

Yo me he permitido hacer una broma sobre el particular.

domingo, 15 de febrero de 2009

DÁCIL SEXY SEXTET

El próximo día 22 de Febrero tendrá lugar en L`HELIOGÀBAL de Barcelona una nueva actuación del extraordinario grupo DÁCIL SEXY SEXTET liderado por la actriz, cantante y compositora canaria Dácil López quién dará a conocer a todos aquellos que asistan a las 22 horas sus nuevas y atrevidas composiciones musicales.

Le deseamos una feliz actuación y estamos completamente seguros que sus incondicionales quedarán gratamente sorprendidos.

FELÍZ COINCIDENCIA (CACERÍA)

Hoy domingo me he sentido mucho más que gratamente sorprendido además de doblemente satisfecho por la inmediatez en el tiempo y la fortuita coincidencia en el asunto entre mi crónica publicada en mi Blog ayer sábado y la también publicada en su habitual columna de los domingos en El Pais por mi admirado escritor MANUEL VICENT.

Me llena de satisfacción que un hecho tan lamentable como el acontecido y que pone de relieve la escasa sensibilidad de Bermejo y Garzón provoque a su vez el rechazo total de tan insigne escritor con el que me siento tan dignamente identificado.

Solo por eso vale la pena leer su crónica que, bajo el título de CACERÍA, publica el diario El Pais en su edición de hoy domingo día 15 de Febrero de 2009

sábado, 14 de febrero de 2009

FERNÁNDEZ BERMEJO, GARZÓN y la caza mayor

Cuando el hombre por fín se involucra en la práctica de la agricultura apartándose de la dedicación exclusiva del hábito de la caza, se dice de él que ha adquirido la suficiente cultura como para convertirse en sedentario y por lo tanto en persona razonablemente cultivada.

En el seno de esta compleja sociedad nuestra, tanto el juez Garzón como el ministro de justicia Mariano Fernández Bermejo están llamados a representar con notable dignidad no solo a las figuras ejemplares que han de parecer de la actual población sedentaria sino además hacerlo también como individuos lo suficientemente cultivados como para sentirse obligados a abandonar definitivamente la práctica de la caza mayor como representantes que tambien debieran ser de una sociedad moderna y civilizada como pretende la nuestra y que intenta huir, sin conseguirlo aún, de provocar la muerte por placer, de verter sangre inocente y de protagonizar cualquier manifestación de violencia gratuita.

La caza por la propia supervivencia pudiera estar justificada en casos en los que hoy día incluso se nos antojan extremos pero de ninguna manera en aquellos otros en los que dar muerte gratuita a un animal se convierte en un egoista síntoma de placer como se supone del que presumen tan altas y dignísimas autoridades como las que he mencionado en un principio.

¿Que se puede esperar de la Justicia cuando dos de sus más altos representantes se jactan ante los distintos medios de comunicación de haber logrado abatir de violentos y certeros disparos a más de media docena de indefensos ciervos que, pese a estar amparados por la propia naturaleza, su muerte se ha conseguido mediante la precisa ayuda de unos modernos rifles automáticos con mira telescópica incluida demostrando de ese modo tan escasa sensibilidad por el respeto a la vida?

El notable descenso de la mortalidad en carreteras y autopistas se debe, sin lugar a dudas, a las eficaces campañas llevadas a cabo por el ministerio correspondiente cuyas autoridades, preocupadas por la alarmante progresión de la siniestralidad, tomaron las consiguientes y eficaces medidas preventivas logrando con ellas reducir, en gran medida, el número de fallecidos sobre el asfalto.

¿Porqué cuesta tanto trabajo entonces reducir el fenómeno de la violencia machista que tantas víctimas inocentes provoca al cabo del año?.

No cabe duda de que no resulta nada beneficioso para los intereses de los cientos de mujeres maltratadas la exhibición irresponsable por parte de Garzón y Bermejo de tanto ser vivo abatido a capricho, de tanta sangre coagulada en las cunetas y de tantas y eficaces armas automáticas como de las que hoy disponen muchos.

viernes, 13 de febrero de 2009

CHARLES DARWIN y Manuel González "El de los machangos"

Este año 2009 se cumplen doscientos años del nacimiento del gran científico que fue CHARLES DARWIN.

Su discutida teoría sobre la evolución mediante selección natural no solo movió los sólidos cimientos de la comunidad científica mundial de entonces sino que hizo tambalear también las viejas estructuras del Vaticano al poner en entredicho el contenido de los mismísimos textos del Génesis sobre los que se basaba la Iglesia católica para sostener la teoría de la creación de la especie humana.

Por lo tanto, MANUEL "El de los machangos" siempre estuvo mucho más cerca de la verdad que la mismísima SANTA MADRE IGLESIA por cuanto este canario con boina fue durante años el cuidador de los famosos chimpancés de KOËLER en el primer centro de investigaciónes primatológicas del mundo ubicado en la estación de antropoides del Puerto de la Cruz en la isla de Tenerife entre los años 1913 y 1918.

Desde las humildes páginas de mi Blog, quiero rendir mi más sincero homenaje a D. MANUEL GONZÁLEZ, más conocido como Manuel "el de los machangos", por su modesta y poco conocida contribución, con su trabajo de cuidador, al mundo científico de principios del pasado siglo XX.

Aprovechando esta íntima ocasión, deseo saludar a mi buen amigo y gran fotógrafo MANUEL DE LEÓN, bisnieto, precisamente, de este entrañable personaje que hoy nos honra al ocupar la desenfadada crónica insular de mi Blog.

EL PARECIDO (entre Leocadio y Yo)









Viviendo yo aún en Barcelona, siempre que tenía oportunidad acudía hasta las Ramblas con la mera intención de fotografiar algo que mereciera realmente la pena desde el punto de vista exclusivamente artístico, sin embargo, en aquella ocasión que referiré seguidamente, fue la presencia de una joven actriz de incognito quién despertó en mí aquel vivo entusiasmo por una nueva captura fotográfica exclusiva, cuando no inaudita, máxime al tratárse de un valor enormemente en alza dentro de la nómina cinematografía nacional de entonces pero cuyo nombre no tengo ningún interés en revelar por el momento atendiendo a la intención de mantener la atención del lector por el relato hasta el mismísimo final.

He de decir que para la ocasión había montado en el cuerpo de mi Nikon "F " un objetivo de 200mm que me permitiria fotografiar desde una distancia más que prudencial sin ser objeto de rechazo por parte de los inocentes viandantes.

Aquel día, las Ramblas presentaban el aspecto de costumbre. Mucha gente pero no tanta que no se pudiera, a aquella hora de la mañana, pasear aún con una cierta comodidad y holgura. Yo subía despacio desde el Liceo hasta la Plaza de Cataluña cuando creí advertir entre el gentío la presencia, para mí inconfundible, de una joven muy conocida por su trabajo en las pantallas que descendía distraídamente, en sentido contrario al mio, con su enorme bolso en bandolera, a una considerable distancia, pero cuyo rizado y hermoso largo cabello, sus parsimoniosos andares además de su bonita falda larga hasta las pantorrillas cubiertas por la caña de unas contundentes botas camperas, no dejaba lugar a dudas de quién se trataba realmente.

A medida que ella descendía yo iba disparando, simultaneamente, mi cámara analógica. Ello me obligaba, prácticamente, a caminar hacia atrás, con lo incómodo que significaba, con tal de mantener enmarcada en el visor la figura completa de la joven actriz viniendo siempre a mi encuentro y que habiendose apercibido, no obstante, de mi presencia tanto como de mis artísticas intenciones, no hizo en ningún momento absolutamente nada por evitar lo que ya era un hecho consumado y por cuya razón yo me iba sintiendo por momentos mucho más cómodo y deshinibido con la realización de mi improvisado y provechoso “trabajo”.

Di por terminada mi sesión cuando la película montada llegó a su fín. Fueron treinta y seis fotografías impresionadas en los quince minutos aproximadamente que tardé en llegar a la confluencia con la calle Cardenal Casañas, frente al Liceo, por donde me evadí discretamente con la sana intención de liberar a la actriz, como sincero gesto de agradecimiento por su mudo consentimiento, de aquel supuesto acoso mediático salvado solo por la acción del potente teleobjetivo que nos mantuvo siempre a una cómoda distancia mucho más que prudencial.

Aquel mismo dia, Leocadio y yo habíamos concertado encontrarnos en el único Drugstore abierto entonces en Barcelona, concretamente en las Ramblas, sobre las cinco de la tarde.

Cual no sería mi sorpresa cuando al llegar y desembocar en la barra del bar encontré a Leocadio en compañía, precisamente, de la joven que durante la mañana yo había estado fotografiando mientras paseaba optimista por las animadas Ramblas.

-¡Mira!, es este, -dijo Leocadio señalándome con la palma de la mano abierta hacia arriba mientras me aproximaba sorprendido hacia ellos.

-¡¡....Es que sois tan parecidos!!, -exclamó la joven sonriendonos.

-¡Hola, Angela!, -dije yo mientras le pedia al barman café para los tres.

Al parecer, mientras Leocadio se dirigía al encuentro acordado en el Drugstore fue felízmente abordado, confundiendolo conmigo, por Angela Molina quien por unos dias se encontraba de paso, disfrutando de la ciudad de Barcelona, camino de la capital inglesa donde, según manifestó, asistiría a unas clases intensivas para tratar de perfeccionar su deficiente inglés de cara a cumplir con posibles futuros compromisos cinematográficos en ciernes.

El interés de la actriz no era otro sino el de conocer al fotógrafo anónimo de esa mañana y solicitarle unas copias como recuerdo de su inolvidable estancia en la ciudad condal.


EPÍLOGO:

Mi compañero de trabajo, un catalán apellidado Monclús y gran aficionado a la fotografía se ofreció muy amablemente para revelarme de manera manual y con garantía de calidad probada el carrete de película impresionado de Angela Molina y evitar así la posible manipulación de las fotos en un laboratorio industrial.

Acepté el trato con tan mala fortuna que, según el propio Monclús, una falsa y desgraciada manipulación en su improvisado laboratorio del material tan alegremente impresionado por mi parte quedó completamente velado e inservible por lo que jamás pude disfrutar de aquellas espontáneas fotos en las Ramblas ni la gran actriz Ángela Molina pudo recibir nunca aquel recuerdo que me había exigido y que le hubiera gustado mucho tener hoy en su poder.

NOTA:

Está curiosa anécdota es anterior al año 1977. En ese año Ángela Molina protagoniza junto a Fernando Rey y bajo la dirección de LUIS BUÑUEL la película que la lanzaría definitivamente a la fama internacional: ESE OSCURO OBJETO DEL DESEO




sábado, 7 de febrero de 2009

El poeta GOYTISOLO, LUIS ESPINOSA y yo en ZELESTE










Jose Agustín Goytisolo, tristemente fallecido, fue un excelente poeta y escritor con el que Luis Espinosa y yo mantuvimos una cierta discreta amistad en Barcelona.
De su viva voz tuvimos el privilegio de escuchar en más de una ocasión su célebre poema titulado PALABRAS PARA JULIA al que algo más tarde le pondría música el inigualable PACO IBAÑEZ.

El poeta acostumbraba a venir a comer a menudo al restaurante Sopeta Una donde, a la sazón, trabajaba yo como camarero. En ocasiones solía coincidir con Luis Espinosa quién, a fuerza de compartir mantel con él, fue creándose entre ellos una corriente amistosa alentada en nuestro favor por el propietario del restaurante, Carlos Puig. Un tercer cliente, indirectamente implicado en nuestra mutua camaradería, habituaba, asimismo, a intervenir en nuestras amenas tertulias de sobremesa. Se trataba de Victor You, propietario entonces de la mítica sala Zeleste de la calle Platería y donde tendría lugar la desagradable anécdota ocurrida con ocasión de una visita nocturna a la misma llevada a cabo por el propio Goytisolo, Luis Espinosa y yo.

Terminarían ellos de cenar esperando a que yo finalizara el turno de noche para dirigirnos, como habíamos acordado previamente, hasta Zeleste con la intención de presenciar alguna probable actuación en el local de la que ya, francamente, ni me acuerdo.

Una mesa en el vestíbulo de la sala, bastaba para improvisar la función de taquilla en la que se expendian las entradas los días de actuación. Luis y yo, por razones que explicaré en su momento, estábamos siempre exentos del pago. Solamente Goytisolo adquirió una única entrada y seguidamente tomamos asiento los tres en un banco corrido cerca del escenario.

Finalizado ya el espectáculo y cosumida con él la primera ronda, Goytisolo decidió enseguida invitar a una segunda. En el momento de regresar el camarero con las bebidas solicitadas, el poeta no pudo satisfacer la cuenta porque, sorprendentemente, la cartera había desaparecido, no la tenía en su poder. El camarero, que nos conocía a los tres perfectamente, le restó importancia al incidente invitándonos a que nos tomáramos el tiempo necesario en encontrarla pero, de pronto, inesperadamente, irrumpió en escena un devoto y exaltado admirador de Goytisolo, de maneras harto afeminadas para mi gusto, acusándonos impunemente, sin ningún tipo escrúpulos y a voz en grito, de haber sido Luis y yo los auténticos autores del supuesto hurto de la mencionada cartera.

El poeta intentó en vano persuadirle de que no solo éramos sus invitados sino, además, sus amigos pero esto no pareció convencer al encendido “mariquita” quién se empeñaría, a riesgo de recibir un bofetón por mi parte, en amenazarnos severamente con registrarnos personalmente con tal de recuperar lo presuntamente robado esa noche.

Con anterioridad y debido al sofocante calor reinante, tanto Luis como yo nos habíamos despojado previamente de nuestras respectivas chaquetas que descansaban blandamente a nuestro alcance, sobre el sillón corrido de skay, y a las que intentó aproximase el ferviente admirador con la aviesa intención de registrarlas aunque sin éxito porque para entonces yo ya me había levantado impidiéndoselo y puesto rápidamente en pie, -le ganaba en estatura-, en un tono bastante más que amenazador, le contesté que nuestra palabra era muchísimo más válida que su magnífica exagerada estupidez y que por esta tan sencilla razón no permitiría en absoluto que nadie, y menos un tipo como él, pusiera sus afeminadas manos sobre aquellas tan masculinas prendas de vestir sin nuestro previo consentimiento.

Luis Espinosa continuaba sentado tranquilamente dibujando en su rostro una franca sonrisa en la que podía leerse perfectamente la situación tan kafquiana por la que estábamos atravesando en aquel preciso instante.

De pronto, Goytisolo, levantándose, se excusó abandonando precipitadamente su asiento para ausentarse por unos momentos mientras su eterno admirador quedaría de guardia, en pie frente a nosotros, hasta el regreso del poeta.

Para cuando hubo regresado Goytisolo, la discusión permanecía en un inquietante punto muerto. El poeta traía consigo la desaparecida cartera, olvidada en el momento de pagar la entrada en la mesa del vestíbulo y perfectamente custodiada por el taquillero de turno.

Volví a tomar asiento de nuevo al tiempo que Goytisolo mientras Luis Espinosa, esbozando aún su sempiterna y franca sonrisa, me consolaba distraídamente del sufrimiento padecido por tanta estupidez humana acumulada en tan pequeño espacio.


NOTA:

La razón por la que Luis y yo no pagábamos entrada era por ser los proveedores del tabaco negro CORONAS de algunos de los empleados de ZELESTE.

Le recomiendo a mi buen amigo Dorta la inclusión de la versión de Paco Ibañez de este maravilloso poema en su Blog. Gracias.

PALABRAS PARA JULIA. Poema de José Agustín Goytisolo

Tú no puedes volver atrás
porque la vida ya te empuja
con un aullido interminable,
interminable...

Te sentirás acorralada
te sentirás perdida o sola
tal vez querrás no haber nacido,
no haber nacido...

Pero tú siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti, pensando en ti,
como ahora pienso...

La vida es bella ya verás,
como a pesar de los pesares,
tendrás amigos, tendrás amor,
tendrás amigos...

Un hombre solo, una mujer,
así tomados de uno en uno,
son como polvo, no son nada,
no son nada...

Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti, pensando en ti,
como ahora pienso...

Otros esperan que resistas,
que les ayude tu alegría
que les ayude tu canción
entre tus canciones...

Nunca te entregues ni te apartes
junto al camino nunca digas
no puedo más y aquí me quedo,
y aquí me quedo...

Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti, pensando en ti,
como ahora pienso...

La vida es bella ya verás
como a pesar de los pesares
tendrás amigos, tendrás amor,
tendrás amigos...

No sé decirte nada más
pero tu debes comprender
que yo aún estoy en el camino,
en el camino...

Pero tú siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti, pensando en ti,
como ahora pienso...


viernes, 6 de febrero de 2009

FLECHAZO (relato muy corto)

A pesar de la pertinaz lluvia, decidí bajar a comprar pan. Una vez llegado a la panadería, advertí que un joven se refugiaba en el portal viendo languidecer la tarde. También yo hice lo propio a espaldas suyas pero, de repente, un suceso inesperado vino a romper la relativa y cálida calma que se repiraba en el interior.
Una bonita joven que huía desesperadamente de la lluvia sin conseguirlo, pisó con tal ímpetu el charco que se había formado en el exterior, ante la puerta, que los múltiples fragmentos de la fachada reflejada hasta ese momento en su superficie salieron violentamente despedidos, desparramándose sobre los bajos de los pantalones, incluyendo los zapatos, del joven que esperaba pacientemente a que el temporal amainara.
Ella se detuvo un instante mirándole desde dentro del charco. El, sin molestarse demasiado y ante el vivo estupor de la chica, dijo:
-¿Donde vas con esos ojos?, ¿No ves que puedes atropellar a cualquiera?.
-Perdón, -musitó la joven sin dejar de mirarle mientras emprendía con más lentitud su camino.
Sobre la superficie del charco, la fachada rota había dejado lugar a los letreros luminosos que, ahora, se reflejaban con vivos colores.
El joven continuo esperando y yo también a sus espaldas.
Volvió a aparecer la chica. En esta ocasión y a pesar de la noche, sus ojos se protegían por unas oscuras gafas de sol. Una vez llegada a nuestra altura, rodeó con suma cautela el charco y sonriendo al muchacho desde la otra orilla se alejó velozmente para siempre. ¡¡Adios!!, fue lo único que le oí decir.

miércoles, 4 de febrero de 2009

UN PASADO EN ABSOLUTO VERGONZANTE

Mi buen amigo Antonio Dorta cree tener razón al subrayar que la mayoría de la gente, sobretodo la que ha alcanzado en los últimos años de su vida una alta cota social, tiene mucho más temor a enfrentarse a su pasado (ya vivido y experimentado) que al futuro aún por descubrir y, en consecuencia, mucho más incierto, -y por lo tanto con muchos más riesgos si cabe-, lo que en realidad nos plantea una grave paradoja que entraña un problema de muy dificil solución. La gente anónima, común, que nunca tuvo nada, aquella que ha perdido lo poco que aún tenía o aquella otra a la que ya no le queda nada por perder y mucho menos que arriesgar porque, dicho sea de paso, ya se les ha garantizado un futuro del todo incierto, lo único que conserva como patrimonio propio y personal es, precisamente, aparte de la esperanza, su azaroso pero vivido pasado. Y es este tipo de gente, los mal llamados perdedores, la que con más celeridad se han puesto en contacto conmigo para agradecerme, a través de Internet, la recuperación de su único patrimonio conocido: SU PASADO. Como cronista gráfico que me considero, me enfrento a esta curiosísima y grave paradoja que ya he comentado antes y que me mantiene del todo confundido respecto a sí, como según parece, debo publicar o no determinadas fotos de determinadas personas que se encuentran en el seno de los álbumes en Flickr. Noto un extraño silencio en torno a lo que se venía anunciando como algo novedoso, desde el punto de vista sociológico, y que, sin embargo, algunas diplomáticas reticencias impiden o aconsejan su no publicación. De modo que me encuentro en poder de un valioso documento gráfico que, al parecer, no interesa a casi nadie excepto, como he mencionado antes, a aquellos cuyo pasado no compromete a nada ni tampoco a nadie. En una sociedad moderna, civilizada y democrática, la libertad de expresión, en interés de recuperar una memoria gráfica del Puerto de la Cruz, no debería ser obstáculo para promover, desde las instituciones u otros estamentos, la divulgación de un documento de la vital importancia como el que representa esta MEMORIA SENTIMENTAL GRÁFICA del Puerto de la Cruz. O por lo menos, así lo entiendo yo.
Etiquetas: crónica