RETRODEZCAN

Este imperativo es del todo incorrecto pero me resulta más contundente que el original RETROCEDAN. Por lo tanto, si la Real Academia de la Lengua Española me lo permite, desde hoy en adelante haré uso exclusivo de él.
Con RETRODEZCAN pretendo dar a conocer parte de mi obra pictórica, escultórica, fotográfica y, en menor proporción, literaria y, a la vez, mantener una corriente de opinión sobre los acontecimientos de naturaleza artística de hoy día.
Espero que tomeis la sabia decisión de manteneros a una distancia prudencial de mis opiniones aquí vertidas que no siempre tienen por que ser del agrado de la mayoría; ¿o, sí?

lunes, 31 de agosto de 2009

MUNDO CÚBICO



Anoche, poco antes de que Morfeo me acogiera definitivamente entre sus brazos, quise imaginarme como sería el mundo de otra forma. Quiero decir si no fuera esférico y achatado por los polos, sino que tuviera, por ejemplo, forma de cubo y girando continuamente en torno a un eje también imaginario comprendido entre dos de los vértices opuestos. Un mundo con sólo ocho esquinas y confluyendo en cada una de ellas tres de las seis caras distintas de su superficie, todas ellas pulidas de tal modo que reflejaran en todo momento las intenciones de avaricia, de codicia, de egoísmo, de envidia, de violencia, etc., etc., con las que un gran porcentaje de los millones de sus habitantes, -empleándolas convenientemente en su favor-, pretenden alcanzar La Gloria.

Me aposté en una de aquellas esquinas y mientras miraba indistintamente las superficies de las tres caras que allí confluían no tuve que esperar demasiado tiempo hasta saber a quienes correspondían aquellos reflejos pasionales que ahora se desprendían misteriosamente del suelo. Por una de las caras avanzaban decenas de banqueros bien abrigados y calzados con zapatos de gruesa suela de crepé; para no hacer ruido. Enfundados en nuevos batines de seda regalados y calzando cómodas pantuflas también de seda, bordadas, y del mismo modo regaladas, les seguían, totalmente cubiertos los cabellos de brillantina, decenas de representantes políticos de otros tantos distintos partidos. Desde otra de las caras vi aparecer a numerosos prelados calvos, ministros de la Iglesia bien alimentados, disimulando sus abultados vientres bajo anchas fajas color carmesí y a varios jefes de estado tras gafas Ray-Ban, enarbolando sus bastoncitos de mando con empuñadura de oro, mostrando no sólo sus cruces al mérito militar sino, además, sus nuevas y blancas dentaduras postizas. A éstos les seguían un nutrido cortejo de la nobleza europea: reyes y reinas con lumbago o ciática, príncipes y princesas anoréxicas seguidas de infantas, meninas, enanos, bufones y algunos grandes de España en sillas de ruedas. Desde la tercera cara del mundo, el grueso del ejercito y la policía montada, marcíalmente abrochados, prietas las filas y en silencio, aparecieron de pronto guardando un orden que nadie hasta el momento les había solicitado. Luego ladraron mis perros y, de súbito, desperté.

MÁS PROFESIONALES


Desde muy temprana edad, estos jovenes se curtían adecuaAñadir imagendamente formando parte de las excelentes plantillas de comedor en los distintos restaurantes de los muchos y magníficos hoteles que caracterizaron al Puerto de la Cruz en las décadas de los 70-80.
La mayoría de ellos lograrían alcanzar con el tiempo el status de profesional al ir pasando por las distintas categorias que se exigian en el seno de las muchas brigadas de trabajo que ofrecían, sobre todo, excelente formación. Otros llegarían a gozar de la máxima categoria: la de maître cuando no, incluso, la de director de hotel.
En la foto de la izquierda podemos apreciar a un Encho Molina, aún joven, posiblemente en calidad de maître, entre otros cuatro adultos con categoría de camareros. A la derecha, cinco jóvenes, niños aún, quienes por su indumentaria figuran, con toda seguridad, en calidad de aprendices.
No hay que olvidar que el Puerto de la Cruz se convertiría en sí mismo en una gran escuela de hostelería de donde habrían de salir excelentes profesionales hacia el resto de la isla.

OTROS PROFESIONALES DE LA HOSTELERÍA


Con frecuencia tuve ocasión de fotografiar a muchos profesionales de la hosteleria gracias a la condición y a la influencia que mi padre, como barman que fue del Dinámico y el Oasis, respectivamente, ejercía poderosamente sobre mí. Una profesión de la que yo conocía sus más recónditos entresijos y que por ello o, tal vez, pese a ello me facilitaba el acceso directo hasta sus auténticos protagonistas.
En el tríptico superior, a la izquierda, aparece la figura de Roberto (yo le llamaba Robert; su bigotito me recordaba al actor Robert Taylor) quien durante muchos años sirvió en el comedor del modesto restaurante Casa Antonio del Puerto de la Cruz adonde acudíamos a comer los más necesitados. En el centro figura un simpático joven que por su indumentaria es casi seguro que aún permaneciera en calidad de ayudante en algún Hotel de la ciudad. En el extremo de la derecha podemos ver, tras su franca sonrisa, a Diego, en las dependencias del Café de París donde trabajaba por entonces.
La foto doble inferior corresponde a la terraza de San Telmo. En ella aparecen, aparte del propietario del Bar, una serie de personajes también vinculados directa o indirectamente con la explotación hostelera. De todos ellos sólo recuerdo sus figuras pero no sus nombres. Sólamente el de Lechado, cuyo brazo apoya en la barra mietras come, y el mote, -que por respeto no pretendo ahora publicar-, de aquel otro que fuera un excelente futbolista al que no ví jamás jugar pero que sí me consta y que aparece en la fotografía inferior sentado, durante un breve descanso, junto a su compañero con gafas.

domingo, 30 de agosto de 2009

EL DINÁMICO DURANTE LAS FIESTAS


La avalancha de gente que se producia en la terraza del Bar Dinámico, arrastrada por los alegres compases de los "pasacalles" interpretados por las bandas bávaras, chocaba frontalmente contra el esfuerzo laboral de estos profesionales de la hosteleria que se veían obligados, en tiempo record, a calmar el hambre y la sed de los cientos de clientes que se daban cita casi de improviso frente a la barra del bar y al amparo de la siempre fresca sombra que proporcionaban los hermosos laureles de Indias que crecían en la Plaza del Charco.
No de todos recuerdo sus nombres pero sí el de Heraclio, por ejemplo, que como la mayoría de ustedes podrán suponer proviene de Heracle o lo que es lo mismo de Hércules. Nada más lejos de la verdad porque nuestro amigo Heraclio, aparte de no ser lo que se entiende por un atleta, era de muy modesta estatura lo que no le privaba de ser sumamente generoso, servicial y poseedor de una gran cortesía que se traducia en la mayor parte de las veces en un exclente trato con sus clientes y amigos. Para aquellos que desconozcan algunas de las actividades lúdicas llevadas a cabo por Heraclio antes de su llegada al Puerto desde Santa Cruz debo añadir que, por lo menos, en una ocasión que yo recuerde, formó parte, -tocando los platillos-, de la mítica "murga" NI FU NI FA que tanta alegría derrochara por aquellos años durante las celebraciónes de los carnavales tinerfeños. Mi padre, de mucha mayor estatura, permanecía tocando el bombo a su lado, hecho que dotaba a la murga de una nota extra de extravagancia y comicidad.
¿Que puedo decir de Jerónimo que no tenga que ver con su desconcertante carácter?. No obstante, por el simple hecho de poder acudir cada día a disfrutar bajo la sombra de los laureles de un "cortadito" en el Dinámico yo solía dispensarle de su aparente intolerancia hacia todos y cada uno de nosotros.
Recuerdo que Perdomo derrochaba una simpatía fuera de lo común; tanta, que le hacía acreedor de una franqueza tan extraordinaria que jamás, aunque se lo propusiera, conseguía herir la susceptibilidad de sus muy numerosos clientes.
El veterano Paco era un hombre tan religioso como circunspecto. Resultaba dificil que admitiera una broma y en este sentido había que andar con mucha precaución porque tenía la rara tendencia de malinterpretar todo lo que uno nunca quería decir. Con todo, le guardábamos un aprecio sincero y un profundo respeto.
Fernando, hijo de Lola la del "carrito".
Antonio Brito, gran aficionado al noble deporte del boxeo.
José María, silencioso, respetuoso y educado.
A todos ellos mi más sincero agradecimiento por su entrega, profesionalidad y por la estrecha amistad nacida a tenor tantas coincidencias mutuas, mantenidas no solo dentro y fuera de la Plaza del Charco sino también del popular Bar Dinámico donde por entonces trabajaban.



FIESTA DE LA CERVEZA Puerto de la Cruz

Estas pocas fotografías que aún conservo de aquella época, demuestran como los componentes de las sólidas bandas musicales bávaras eran capaces de levantar el entusiasmo festivo de los habitantes del Puerto de la Cruz a base de distintos alegres "pasacalles" que de forma magistral ejecutaban desplazándose a pie a través de un itinerario aparentemente arbitrario pero que solía llegar sin dificultad alguna hasta los barrios más extremos de la ciudad para deleite de todos los portuenses y también foráneos.
Por lo general, una vez finalizado este atractivo paseo musical, la banda concluía su actuación con un muy esperado concierto al aire libre sobre la terraza superior del Bar Dinámico en la Plaza del Charco, siempre fuertemente aplaudido por el numeroso público que solia congregarse, comodamente sentado, frente a una caña de cerveza bien fresca.



sábado, 29 de agosto de 2009

1ª FIESTA DE LA CERVEZA en el Puerto de la Cruz

Carpa bajo la que se llevó a cabo la primera Fiesta de la Cerveza en el Puerto de la Cruz.

A Salvador Garcia Llanos me permito la libertad de recordarle que la primera denominada Fiesta de la Cerveza tuvo lugar en el interior de una gran carpa como nunca hasta entonces se había visto por aquellas latitudes; no solo por los materiales utilizados: estructura de aluminio y cubierta de resistente lona ligera sino también por sus gigantescas proporciones y cuyo emplazamiento se habría de llevar a cabo sobre la vasta superficie del antiguo recinto ferial del Puerto de la Cruz próximo al muelle y limitado por la calle Mequinez y el mar. De lo que no que no estoy del todo seguro es de si el CIT (Centro de Iniciativas y Turismo) se hubiera responsabilizado por aquel entonces de su total o parcial organización o consistió sólo en un proyecto desarrollado por iniciativa privada de algunos ilustres empresarios portuenses porque el resultado, desde el punto de vista económico, no fue, precisamente, todo lo bueno que cabía esperar por parte de sus responsables; hasta el punto que los numerosos lugareños contratados para poder afrontar con éxito tamaño acontecimiento tuvieron muy serias dificultades a la hora de cobrar sus, -ya de por sí-, discretos salarios. Al frente de la contratación del personal figuraba una pareja de alemanes a cuya oficina volante, una vez acabada la feria, acudían a diario gran número de acreedores, entre los que me incluía yo mismo.
Mi contribución en tan magna organización consistió en la realización de un variado reportaje fotográfico en blanco y negro sobre todos y cada uno de los acontecimientos artísticos previstos, -dentro y fuera de la carpa-, que se dieron cita durante aquella semana en la primera edición del festival, pero para poder llegar a cobrar aquel exahustivo trabajo que finalmente pude llevar a cabo no sin serias dificultades, me exigieron como contrapartida entregarles todo el material negativo relacionado con tal magno evento, detalle que no había sido el pactado a priori y que no figuraba en ninguna cláusula de mi contratación.
No es de extrañar que la curiosidad despertada en toda la población se debiera precisamente a la repercusión generada por la muy alegre y grata presencia de una magnífica banda de música bávara con cuerpo de danzas folklóricas también bávaras incluido, de otra gran excelente orquesta de baile de salón cuyo nombre recuerdo perfectamente: Orquesta Montenegro y, por último, por el hecho de poder contar, además, con la simpática presencia sobre el escenario de un popular cantante español conocido por el nombre de Miky que ya había alcanzado cierta notoriedad en Alemania por un tema interpretado por él mismo titulado Fernando (si mal no recuerdo) y que en España ya había liderado el conocidísimo grupo de nombre MIKY y los TONYS.
tal vez continuará ...............................................................

martes, 25 de agosto de 2009

LUIS GÓMEZ SANTACREU

CLUB BALONCESTO SAN ISIDRO de la OROTAVA. (foto cedida por BRUNO JUAN).
Siento mucho no poseer ninguna otra foto de Luis con la que ilustrar esta crónica.

Nunca pensé que un joven tan sumamente delgado como era Luis entonces fuera poseedor de una resistencia física tal que pudiera soportar lo que de larga duración tiene un partido de baloncesto de la liga nacional.

Yo, sin embargo, crecí en La Cuesta envuelto en esa nube de polvo que se desprende del suelo cuando uno regatea descalzo al declinar la tarde, con una pelota de trapo entre los pies, al borde de un área totalmente rural, frente a la raya imaginaria de una portería limitada en sus extremos por dos pedruscos vertiginosos.

Luis posiblemente se habría curtido de niño sobre las duras canchas de cemento en los colegios mayores de Tenerife que otros tanto envidiábamos hasta llegar a alcanzar con posterioridad el merecido prestigio deportivo del que se hizo acreedor, -cosechado con notable éxito-, al militar durante tantos años en las filas del mítico Club Náutico.

Yo me retiraría definitivamente de la práctica del futbol amateur sin haber conseguido salir jamás de segunda regional: en La Cuesta con el Club Deportivo Arguijón y, posteriormente, ya vecino del Puerto de la Cruz, en el Porteño Club de Futbol.

Reconozco que por entonces yo no sentía ningún respeto por un deporte cuya máxima finalidad consistía en introducir una pelota excesivamente grande en una cestita extraordinariamente pequeña. Pero el apellido Santacreu ya era acreedor de una gran popularidad como deportista cuyos ecos llegaban con total nitidez, incluso, a oidos de la mayoría de futbolistas.

Como podrá comprobarse, en lo deportivo, por no decir en todo lo demás, nuestras vidas discurrían por senderos muy divergentes.

En aquel tiempo, por lo general, las vidas de la inmensa mayoría de jóvenes de la misma generación habrían de converger obligatoriamente en un mismo e insólito lugar: Hoya Fría. Y fue precisamente allí donde me encontré por primera vez con Luis quién, con suma paciencia, no solo me enseñó a introducir una pelota tan grande en una canasta tan pequeña sino también a respetar y amar un deporte al que yo había descalificado prematuramente sin haberme tomado nunca siquiera la molestia de intentar comprenderlo.

Una vez licenciados, nuestro contacto se mantuvo siempre, como ya he manifestado en alguna otra ocasión, estrechamente ligado a la música. Y , precisamente, de esa época datan unos maravillosos versos que aún conservo, compuestos por Luis y que yo me atreví a cantar a ritmo de malagueñas en un pequeño recital organizado, hace ya muchísimos años, por el Instituto de Estudios Hispánicos del Puerto de la Cruz. Es probable que pueda jactarme incluso de haber sido el primero en interpretarlos en público aunque me consta que algunos de esos versos forman parte de la letra de una de las canciones contenidas en un disco editado posteriormente por Caco Senante.

Los versos dicen así:

Yo nací en una prisión
Y también naciste tú
Hay quién dice que es fortuna
Porque la celda es azul
Y los barrotes de espuma

ESTRIBILLO

Que no sea mi canto flor de madrugada
Y anide en mis islas desafortunadas
Que crezca en el viento
Y crezca en el mar
Pero no se quede en puro cantar

Para terminar, sólo citaré como ejemplo un pequeño detalle que pone de manifiesto la gran talla moral y humana que aglutina Luis Gomez Santacreu en su persona.

En el barracón de la novena compañía del CIR en la que fuimos alojados durante el periodo de instrucción militar, yo ejercía de oficinista en el pequeño despacho destinado a tal efecto y a las órdenes directas del capitán Pax Pons y de un teniente grancanario del que no recuerdo su nombre pero sí su magnanimidad.

Cierto día, el teniente, visiblemente nervioso, me preguntó si conocia al recluta Luis Gómez Santacreu y si yo sabía que fuera hijo del general Gómez. Creo recordar que yo ignoraba por completo que Luis fuese hijo de militar y así se lo hice saber al oficial. Este me ordenó rebajarlo de inmediato de todo servicio que implicara trabajos mecánicos dada la condición de militar de su padre. Luego me pidió que lo hiciera acudir a su presencia para comunicárselo personalmente. Yo no escuché entonces la conversación mantenida entre ámbos en privado. Sólo sé que Luis se negó rotundamente a lo que él consideraba un trato de favor respecto del resto de compañeros y exigió no ser rebajado de cualquier servicio que le pudiera afectar por su condición de recluta. De modo que Luis fregó el piso como cualquiera, hizo servicios de cocina como el que más y montó guardias siempre que lo reclamaron los turnos.

Ese es el sensacional Luis Gómez Santacreu que yo conocí.

lunes, 24 de agosto de 2009

A Margarita Rodríguez Espinosa en su jubilación


















Con motivo de la reciente jubilación de nuestra simpática y común amiga Margarita Rodríguez Espinosa, Bruno Juan me ha solicitado que escribiera unas lineas al respecto aprovechando la oportuna visita que, muy recientemente, su hermano Pepe tuviera a bién hacerme cerca de Girona donde actualmente vivo y me comunicara tan desconcertante noticia:

-Marga se ha jubilado.

En la época en la que coincidí con Marga en aquel colegio, cerca de la Plaza de la Iglesia y cuyo nombre no recuerdo, yo había dejado de ser el buen estudiante que siempre demostré a lo largo de aquel bachiller elemental de entonces, cursado en el Colegio San Fernando de la Cuesta y cuyos exámenes, como alumnos libres que éramos, tenían lugar en el Instituto de La Laguna, para convertirme en un joven sin demasiado interés por los estudios pero sí por una inusitada espectativa de nuevas experiencias que jamás me sirvieron de mucho para paliar las frustraciones futuras relacionadas con el ámbito de la docencia. El Puerto me pudo; de lo que mucho más tarde me arrepentiría del todo.

El quinto de bachiller coincidió con mi llegada al Puerto y con las dificultades de mi familia en materia económica y emocional y en este marco tan sombrío para mí recuerdo no solo a Marga, sino a Carmen Rosa Torrents, a Jesús, a los hermanos Figueroa, a los Santaella, a Rafa Cobiella y a otros muchos que, desafortunadamente, se ocultan hoy bajo la espesa nebulosa de mi escasa memoria.

Recuerdo a Marga como una joven muy disciplinada en los estudios y con un especial don, entre otros muchos, para la música que me fascinaba. Ella y Carmen Rosa Torrents formaban un excelente duo del que todavía conservo las armonias de su frescura. Creo que solo eso teníamos en común: el amor por la música.

Llegado el crucial momento de la jubilación, no me extraña en absoluto que sus alumnos hayan tenido la especial deferencia de solicitar para la biblioteca del Colegio, donde impartió sus clases, el nombre de Margarita Rodríguez Espinosa en reconocimiento a la excelente labor docente llevada a cabo a lo largo de su vida y de la que que estoy seguro dedicó en cuerpo y alma.

A Luis Gómez Santacreu, su marido, le conocí en la "mili" y desde entonces le guardo un profundo afecto, sobre todo, por su integridad moral. Junto a él viví, en el seno de aquel campamento de Hoya Fría, anécdotas extraordinarias protagonizadas en su mayoría por una pareja de amigos comunes inolvidables: Carballo y Paco. Lo muy poco que hoy sé sobre baloncesto me lo enseñó entonces Luis. No tanto su amigo Pachi, -también jugador-, con el que yo no hacía buenas migas por su aparente intolerancia deportiva.

También Luis, con el tiempo, me pondría al corriente de las nuevas tendencias musicales cubanas en las voces de la Nueva Trova Cubana con Silvio Rodríguez y Pablo Milanés al frente, en una época en que yo había decidido vivir exclusivamente de la música con cierta holgura.

Mi homenaje particular a Marga y por extensión a Luis y al hijo de ámbos, consiste en la publicación de estas dos fotos encontradas en mi viejo archivo, de no muy buena calidad, todo hay que decirlo, pero en la que se aprecia un matrimonio joven, culto, simpático y muy bien avenido del que me enorgullezco de ser amigo. La segunda corresponde a la de su bebé entonces, durmiendo plácidamente mientras sus padres toman el sol en la popular explanada de San Telmo del Puerto de la Cruz.

Mi más sincero homenaje.

FALSO SECUESTRO-LA APARICIÓN DE BRUNO JUAN (último capítulo)

BRUNO JUAN (falso secuestro)

Esta vez sí que me puse en contacto con la policia. El inspector jefe consideró oportuno ceñirnos al plan previsto entre los secuestradores y yo y, llegado el momento, los agentes actuarian contundentemente con la finalidad de recuperar a Bruno con vida.

El día señalado acudí a la cita prevista antes de hora. Llegué en taxí hasta un punto indeterminado del Parque de Montjuich y me adentré a pie, mochila en bandolera, en la verde espesura hasta el lugar previamente acordado. Enseguida me familiaricé con el entorno y decidí aguardar comodamente sentado hasta el momento en que hicieran acto de presencia los malditos secuestradores. La luna iluminaba el claro del bosque donde tendría lugar el intercambio y yo suponía que los agentes, antes de mi presencia en aquel sitio, ya habrían tomado no solo las medidas oportunas para intervenir en el momento preciso sino que, además, habrían también tomado posiciones estratégicas de forma muy discreta.

A las nueve en punto de la noche un monovolumen negro con los faros apagados hizo su lenta aparición en aquel claro bañado por la luna. Dos individuos, portando gafas oscuras sobre cuyos cristales se reflejaban sendas lunitas plateadas, descendieron perezosamente del automóvil y esperaron con suma tranquilidad mi titubeante presencia. Caminé con lentitud hasta el centro del círculo iluminado pálidamente por la misma luna y deposité con suavidad la mochila en el suelo; luego me retiré hasta el mismo punto del que había partido. Uno de ellos la recogió no sin cierta desconfianza y regresó de nuevo hasta el vehículo, caminando siempre hacia atrás sin perderme nunca de vista. Un ténue resplandor iluminó el interior del coche el tiempo indispensable de comprobar la autenticidad de los billetes mientras el otro continuaba inmóvil frente a mí. Su compañero volvió a salir del monovolumen asiendo por el antebrazo a un torpe encapuchado. Se alejaron del coche lo suficiente como para garantizarse mi no intervención en la huida dejando al secuestrado totalmente bañado en un espeso sudor e iluminado por la siempre pálida luz de la luna.

Cuando los delincuentes, después de abandonar a su víctima inocente, se disponían a emprender la huida a bordo de su negro vehículo, las fuerzas de seguridad, irrumpiendo de la profunda oscuridad por sorpresa lograron detener con suma facilidad a ámbos secuestradores. De súbito me precipité sobre Bruno y de un tirón le arrebaté de la cabeza la negra capucha que ocultaba su rostro pero el hombre que ahora me miraba horrorizado no se trataba, ni mucho menos, de mi gran amigo y paisano. Quedé muy sorprendido; totalmente decepcionado.

Mientras nos desplazábamos hasta la comisaría, el inspector jefe me aclaró aquella embarazosa situación.

Al parecer, Bruno en ningún momento había estado secuestrado pero aquellos delincuentes, aprovechando su profundo silencio y su tan larga ausencia vacacional, así me lo hicieron creer. El encapuchado de esta noche sólo se trataba de una víctima elegida al azar; un perfecto desconocido para todos que, creyéndole Bruno, garantizaría no sólo la entrega del dinero por su liberación sino que, además, el desconcierto creado con su presencia allí facilitaría el tiempo suficiente para llevar a cabo una exitosa huida.

EPÍLOGO:

Todos sus amigos sabemos hoy que Bruno ha regresado sin novedad de sus magníficas vacaciones pero durante su ausencia hemos sido víctimas de la desmesurada ambición de unos desalmados delincuentes que, por fín, para alivio de todos nosotros, ya descansan entre rejas.

domingo, 23 de agosto de 2009

Pepe Rodríguez Espinosa y Pilar; .... y nosotros

Como es costumbre entre nosotros, cada año en verano, con la excusa de un sencillo y frugal compromiso culinario, Pepe Rodríguez Espinosa y su familia nos citamos, indistintamente, en su casa o en la nuestra para recordar viejos tiempos, viejos amigos comunes y familiares y reencontrarnos a nosotros mismos bajo la eficaz protección de nuestras respectivas esposas e hijas. Pepe y Pilar gozan además de la muy feliz particularidad de ser abuelos de una preciosa niña de nombre Sandra que no le teme al agua ni, mucho menos, a Patxi y Solo, nuestros perros, de quienes se ha hecho muy amiga este caluroso verano.

La próxima cita, posiblemente dentro de este mismo año, tendrá lugar en su domicilio de Barcelona, desde donde se divisa perfectamente la entrada principal del templo de la inacabable Sagrada Familia de Gaudí.

A todos aquellos amigos que nos hayan perdido la pista después de tan largo tiempo, solo nos resta decirles que nos encontramos bién y que por el momento continuaremos residiendo en Barcelona.