RETRODEZCAN

Este imperativo es del todo incorrecto pero me resulta más contundente que el original RETROCEDAN. Por lo tanto, si la Real Academia de la Lengua Española me lo permite, desde hoy en adelante haré uso exclusivo de él.
Con RETRODEZCAN pretendo dar a conocer parte de mi obra pictórica, escultórica, fotográfica y, en menor proporción, literaria y, a la vez, mantener una corriente de opinión sobre los acontecimientos de naturaleza artística de hoy día.
Espero que tomeis la sabia decisión de manteneros a una distancia prudencial de mis opiniones aquí vertidas que no siempre tienen por que ser del agrado de la mayoría; ¿o, sí?

lunes, 3 de abril de 2017

MORIR DIGNAMENTE

No miento cuando afirmo que lo que uno, en realidad, persigue en la vida es, en definitiva, poder morir dignamente. Lo que resulta mucho más comprometido  de considerar es aquello que entendemos por “morir dignamente”. ¿Acaso vivir dignamente es garantía suficiente para llegar a alcanzar una muerte digna? En cierto modo sí, aunque cabría también preguntarse qué es lo que entendemos por vivir dignamente. Y es precisamente en eso dónde no nos ponemos nunca de acuerdo los humanos.

¿Es del todo indispensable, -me pregunto-, vivir dignamente para morir también dignamente? O por el contrario, una cosa no está en función de la otra.

Para muchos, morir dignamente, independiente del modo de vida que hayan llevado hasta su último aliento, sería hacerlo, por ejemplo, en gracia de Dios, asistidos por un sacerdote y sin dolor. Para otros, sin embargo, independientemente de su fe religiosa, sería que la muerte, a ser posible, les sorprendiera en su propia casa, en la cama, cerca de los suyos, sin sufrimiento alguno. 

Todos, sin excepción, sí que rechazaríamos una muerte dolorosa; por consiguiente, en lo que parecemos estar  todos de acuerdo es en no desear morir con sufrimiento y, a ser posible, evitar tener que ocupar una cama ajena y entubado en la última planta de cualquier tipo de hospital, aunque en sus blancas dependencias, una oportuna dosis de morfina, bien administrada por profesionales, nos evitase totalmente el tan temido dolor físico.

Queda así demostrado que el sufrimiento al que vengo refiriéndome, ya no dependería de ese dolor físico padecido pues el fármaco en cuestión lo evitaría del todo sino que estaría, más bien, en función de tu propio bienestar, físico o psicológico, de las condiciones ambientales y de convivencia, de las relaciones con los que te rodean, sean éstos amigos o familiares dispuestos a acompañarte hasta el final de tu existencia.

¿No podríamos decidir nosotros, en tales circunstancias, nuestro propio final?

Siempre han existido, a criterio de muchos, otras formas distintas de morir dignamente como, por ejemplo, aquellas tan excelsas de "morir por la Patria". Éstas últimas, por el contrario, sí que han sido, no sólo físicamente dolorosas, sino, además, producidas sin asistencia de ningún tipo ni compañía alguna, de repente y en pleno campo de batalla. ¿Fueron acaso unas decisiones propias las de “morir por la Patria?.


domingo, 2 de abril de 2017

LIBERTAD DE EXPRESÓN

Escandalizar a la sociedad hoy día es sumamente fácil, sobre todo, disponiendo como disponemos de los numerosos medios para hacerlo y que tenemos a nuestro alcance. Basta con mentar a la madre de cualquiera en las llamadas redes sociales para conseguir tal propósito. Una cosa bien distinta es que, -amparados en un supuesto sentido de humor contemporáneo-, nos creamos impunes apelando continuamente a la ya de por sí denostada libertad de expresión que yo sí defiendo, -como otros muchos-, a través de otras distintas exigencias éticas y/o estéticas dentro de un marco estrictamente democrático.

En cualquier caso y debido precisamente a la facilidad de disponer de ese inmenso proscenio que representan hoy día las redes, muchos creen tener derecho a ocupar el lugar que les corresponde a los que, a mi criterio, yo denomino artistas en el amplio sentido de la palabra; es decir, con ingenio, con inteligencia, con elegancia, etc., etc. Cualidades que ya demostraron en su día humoristas como Quevedo, Jardiel Poncela, Pedro Muñoz Seca, hasta los ingleses Monty Python, eso sin contar con otros como Charles Chaplin, etc., etc.

Dentro del mundo del denominado estilo RAP, considero que, particularmente, cualquier chirigota de las muchas que se prodigan  en los carnavales de Cádiz representa, -en clave de humor y contenido-, mucho mejor ese estilo nacido fuera de nuestras fronteras que los autoproclamados raperos latinos,  -amparándose como casi siempre en la exigencia de una libertad de expresión restringida-, explotan en beneficio propio; cubiertos, además, de una falsa agresividad verbal que, por otro lado, no convence a nadie. Vamos, que no resulta para nada creíble. Y no resulta nada creíble porque se encuentran totalmente fuera de contexto. Ni nuestra idiosincrasia es la misma que la de los americanos ni tampoco nuestra problemática social y, mucho menos racial que, al fin y a la postre, es precisamente, la que define el estilo RAP como también definió en su día el BLUES o el JAZZ.

Precisamente, son el ingenio, la gracia y el carácter específico de los gaditanos, -es decir, su propia idiosincrasia-, los valores que se aglutinan para que sus afiladas críticas al poder establecido (gobernantes, empresarios, políticos, seglares, etc.) a través de la música, cale tan hondo en el seno de la sociedad española en general, contando entre ellos a todos aquellos que durante el carnaval se dan cita en Cádiz.

¿Se puede pedir más? ¿No es esa, acaso, una forma de rapear a la española?

¿Qué decir u opinar del supuesto ácido humor de la mística, inexpresiva y ensimismada Cassandra?

A mi juicio, esta joven sólo necesitaría, -además de la benevolencia y misericordia de los fiscales-, la ayuda de un experto psicólogo que consiga recuperarla de su propio síndrome y devolverla de nuevo al mundo real, apartartandola por el momento del mito griego que la envuelve y que, por cierto, lleva su propio nombre: el mito de Casandra y que, según Wikipedia, en síntesis, dice así:

"En la mitología griega, Casandra (en griego antiguo, Κασσάνδρα: ("la que enreda a los hombres"o "hermana de los hombres") era hija de Hécuba y Príamo, reyes de Troya. Casandra fue sacerdotisa de Apolo, con quien pactó, a cambio de un encuentro carnal, la concesión del don de la profecía. Sin embargo, cuando accedió a los arcanos de la adivinación, Casandra rechazó el amor del dios; éste, viéndose traicionado, la maldijo escupiéndole en la boca: seguiría teniendo su don, pero nadie creería jamás en sus pronósticos. Tiempo después, ante su anuncio repetido de la inminente caída de Troya".

En cuanto al meteórico ascenso del entonces presidente Carrero Blanco señalado por Tip y Coll en su día, muestro aquí una lógica coartada que bien podrían haber esgrimido los humoristas en el supuesto caso de haber sido culpados por enaltecimiento del terrorismo:

ASCENSO POLÍTICO DE CARRERO BLANCO:
1939 Jefe de Operaciones del Estado Mayor de la Armada
1941 Subsecretario
1951 Ministro de Presidencia
1967 Vicepresidente
1973 Presidente del Gobierno

No quisiera sin embargo terminar este alegato sin dejar de nombrar a la “Revista más audaz para el lector más inteligente”: LA CODORNIZ.

Aunque ha quedado demostrado de manera fehaciente que en aquellos años de dictadura, el parte meteorológico presentado por la revista en su día fue todo un bulo, sin embargo, resultó ser del total dominio público lo que aquel parte entonces decía:
“reina un fresco general procedente de Galicia….” 

viernes, 31 de marzo de 2017

LA CHARCA DE ESPERANZA AGUIRRE

Es difícil de creer lo que afirma Esperanza Aguirre cuando dice que ella sólo sabe bailar cha-cha-cha. Sin embargo, sí que ha llegado a admitir que fue, ella solita, la que destapó en su día el célebre Caso Gurtel.

Hoy por hoy  sabemos que de los cuatrocientos cargos nombrados por ella durante su presidencia en la Comunidad de Madrid, según su propio testimonio, sólo dos le salieron ranas: Francisco Granados e Ignacio Gonzalez. El primero por su implicación en la Púnica y el segundo por el caso del ático de Málaga, pero todos nosotros sabemos hoy que fueron muchísimos más y es que, sin ella saberlo, la comunidad de Madrid, durante su presidencia, se había convertido en una vasta charca, putrefacta a rebosar en un principio, de cientos de escuálidos renacuajos, ávidos como siempre del inminente proceso de metamorfosis que tanto caracteriza a los batracios.


El jefe de policía judicial, a petición de los numerosos periodistas congregados en su propio despacho, nos anticipaba hace unos días su personal experiencia vivida sobre el caso de la siguiente manera:

De nada valen los abriles que vivimos si de mujeres nunca se sabe. La que no es buena lo aparenta muchas veces y la que es mala, no lo parece.

Al final de la rueda de prensa, se lamentaba de este otro modo:

¡Ay qué pena me das, Esperanza, por Dios! Tan graciosa pero no eres buena.
¡Ay qué pena me das, Esperanza, por Dios! Tan graciosa y sin corazón

La policía estima que si, tal como ella afirma, sus hombres de confianza se volvieron ranas, ello, sin lugar a dudas, lleva consigo un notable proceso, -como ya antes hemos anunciado-, de particular metamorfosis, durante la cual y a lo largo de todo ese ciclo, comienzan a aparecer en la fisonomía  de los supuestos culpables, evidentes y suficientes síntomas que anuncian una descarada  y concienzuda corrupción organizada; por lo tanto, la Sra. Esperanza, de ningún modo, podía permanecer ajena, todo ese tiempo, a los tejemanejes que se estaban produciendo entonces en el interior de su propio equipo de gobierno.

En el caso de Ignacio González, el proceso de metamorfosis ya mencionado antes, resulta mucho más evidente que en otros: falta de melanina en la piel, tendencia al color pardo-verdoso en el vestir y, sobre todo, el aumento paulatino apreciado en la sotabarba durante la rápida transmutación.

Con estos signos externos tan evidentes, resulta completamente imposible no llegar a sospechar que estos nuevos batracios estaban dando muestras más que fehacientes de un enriquecimiento personal ilícito, desproporcionado y fuera de lo común. Es, precisamente, la apropiación indebida, -y eso lo sabe todo el mundo además de la propia policía-, lo que hace que se conviertan, al fin, en ranas definitivas. Y como Ignacio González, hemos visto muchos más: Juan José Güemes y Manuel Lamela, entre otros, además de los tres del Caso Gürtel: Alberto López Viejo, Alfonso Bosch y Benjamín Martín Vasco.



SANTIAGO DEL TEIDE Y EL MAR

La mayor  tragedia que puede ocurrirle a cualquiera es, precisamente, la que jamás te esperas, como en el caso de ayer en Tenerife, en el que disfrutas plácidamente de un radiante día de sol y mar en primavera y te sorprende la muerte sin remedio.

Una enorme ola, a lomos de cuya cresta cabalgaba, silenciosa de blanca espuma, la muerte, rompió ayer bruscamente contra la lava petrificada del litoral de Santiago del Teide provocando una tragedia, ceñida de imprudencia, que se saldó con la muerte de dos despreocupados bañistas.



Como canario, me sumo al dolor de sus familiares y amigos. Que en paz descansen.

Pero no olvidemos que el mar continúa cobrándose su rédito humano por muy distintas razones a tener cada vez más en cuenta: debido a imprudencias, como en el caso de ayer, al esquilmo de sus aguas, al cambio climático que nos afecta tan directamente, a los vertidos incontrolados, etc., etc. pero tampoco debemos ignorar que el mar se cobra otros réditos, también humanos, entre muchos de aquellos que, por encontrar una vida mejor, transitan por él sin rumbo, en condiciones, la mayoría de las veces, infrahumanas, huyendo de terribles guerras y de la hambruna, eligiendo para su destino rutas imprevisibles y en peligro evidente de zozobra. Y esos réditos que se cobra el mar, suelen ser casi siempre vidas humanas, casi anónimas, que lo único que poseen es un mínimo de esperanza de alcanzar un  futuro decente en cualquier lugar. Para todos ellos, también mis condolencias.

jueves, 30 de marzo de 2017

VIVIR PARA VER-VER PARA CREER

Cuando digo que a mí ya no me interesa el futuro, no me refiero en absoluto a que, -como muchos puedan suponer-, siga anclado todavía en el lejano pasado sino que el presente siempre será considerado por mí como lo más inmediato y tangible a mis intereses personales. Y mientras en este mundo siga con vida en el presente, ¿qué me importa a mí el dichoso futuro? 

En cualquier caso, considero el presente  como lo más inmediato al futuro, de modo que -cuando al fin fallezca- lo haré irremisiblemente en tiempo y cuerpo presente mientras que el concepto de futuro, por ahora, seguirá siendo para mí una romántica quimera como también pueda serlo ese otro concepto de felicidad siempre perseguida y deseada por el ser humano.

El futuro empezará a existir, por lo tanto, a partir de que cada uno de nosotros ya dejemos de estar físicamente presentes en este vasto mundo que nos rodea; un mundo que será cada vez más pequeño en función de su aumento demográfico aunque, a la vez, mucho más robotizado y tecnológico si cabe, en el que las ideas y conceptos irán,  por fuerza, derivando, cambiando y adaptándose paulatinamente de contexto y significado gracias a la aplicación de nuevas filosofías de vida creadas, ex profeso, para afrontar el fenómeno imparable que se espera de una nueva y exigente civilización.

Un ejemplo de lo que me imagino podría ocurrir haría referencia al concepto de trabajo que les espera a los futuros vivos.

Hoy en día, un desempleado, por ejemplo, cobra un subsidio bien merecido de desempleo  por no encontrar trabajo estable en el agitado mercado laboral, saturado como éste se halla por la alta precariedad en el empleo. En ese futuro del que hablo, el sistema establecido para entonces podría asumir el riesgo de pagarte, -sin ninguna dificultad-, por no trabajar en absoluto lo que significaría que mientras un elevado número de personas cobrarían por no hacer prácticamente nada, otro amplio sector de la población podría muy bien beneficiarse de ello y disponer así de trabajo fijo y bien remunerado el resto de sus vidas laborales, con lo que se establecería un nuevo código de conducta aceptado filosoficamente por todos y por el cual, -el simple hecho de renunciar voluntariamente al trabajo, -aunque cobrando-, garantizando así el de otros muchos para que lo llevasen a cabo cómodamente y con eficacia,  sería visto en su nuevo contexto como una novedosa forma de suma generosidad manifiesta, un verdadero sacrificio humano por parte de los primeros, en favor del resto de la clase trabajadora activa mundial.

No cabría pues ruborizarse al admitir que “VIVO SIN TRABAJAR”


miércoles, 29 de marzo de 2017

O-B-D-C (OBEDECE)

Desde que tengo uso de razón hasta la jubilación hace ya seis años, no he parado de acatar órdenes continuamente o, según se mire, de ser sumamente obediente cada día. Dicho esto, debo suponer que, -o uno nace ya obediente o, por el contrario, aprendemos a serlo sobre la marcha-. Yo, personalmente, me considero de estos últimos, a pesar de que nada más salir del útero materno, el ginecólogo ya te propina dos sonoras nalgadas para que no olvides obedecer en el futuro.

Sin embargo, cabe distinguir entre nacer ya obediente y aprender a serlo. En el primero de los casos, el niño jamás se cuestiona las órdenes que a lo largo de su vida recibe porque, al parecer, cree que debe ser ley de vida y como tal las asume; por lo tanto, será tratado siempre por sus parientes y por la sociedad en general como un “buen niño” pero en el segundo, que parece ser el mío, los niños, -aunque obedecen a pies juntillas y en silencio-, en su fuero interno sí que se cuestionan no sólo la validez moral o ética de las órdenes acatadas sino, además, el derecho o no que tienen a su absoluta obediencia, de tal modo que siempre serán sospechosos de obediencia fingida.

Ya durante mi infancia había confeccionado en su momento una minuciosa lista con los distintos tipos de órdenes según su importancia en el ámbito cotidiano y familiar, en el eclesiástico, en el colegio, en el ejército, en el mundo laboral, etc. etc., y el resultado fue el siguiente: ORDEN DIVINA, ORDEN IMPERIOSA, ORDEN SUPREMA, ORDEN TAJANTE, ORDEN MINISTERIAL, etc., etc.

¡Siéntate bien! Me sorprendía silenciosa mi madre atizándome en la nuca un golpe con su mano calentita, o  ¡te he dicho que te pongas los calcetines! Y ¡Abrígate al salir! A la salida de algún espectáculo nocturno y aunque yo ya me lo esperaba, me gustaba siempre oírselo decir a mi madre: ¡Tápate bien la boca! En todos y cada uno de los casos, obedecía sin rechistar pero yo creía entonces que no era un niño como los demás, que sólo obedecían por que sí y ya está.

Sin embargo y a pesar de todo yo tenía una máxima secreta e imperativa: Zoilo, O B D C (obedece)

Creo que con éstos son ya suficientes los ejemplos como para imaginarnos como sería después el concepto de obediencia en el seno del Servicio Militar Obligatorio y posteriormente en el ámbito de la vida laboral. Toda una vida acatando órdenes; la mayoría, imprecisas y ridículas por su naturaleza misma y no por el ánimo democrático de convencer con argumentos en lugar de hacerlo a base de órdenes, sin más.


martes, 28 de marzo de 2017

100 Km/h

Desde mediados del siglo XX ya se venía anunciando que las distancias, a partir de aquel momento, habría que empezar a considerarlas en Km/hora (kilómetros por hora). Se daba ya por hecho que la velocidad había sustituido finalmente al concepto de larga distancia calculada en kilómetros. Y en ello se afanaba la industria, sobre todo la automovilística, en considerar que a mayor velocidad de sus vehículos fabricados, menores resultaban las distancias entre dos puntos. Distancias más cortas en el tiempo que no en el espacio, -todo hay que decirlo-.

Los niños de La Cuesta nos sentábamos por la tarde en una acera paralela a la entonces carretera general que llevaba al norte de la isla y desde allí jugábamos a calcular las distintas velocidades que alcanzaban los numerosos vehículos que entonces subían o bajaban por ella. En alguna ocasión llegamos a considerar que un determinado coche había alcanzado la escalofriante velocidad de cien kilómetros por hora lo que, a la postre, significaba que había logrado el máximo establecido por un motor de cuatro tiempos. De modo que a todo aquello que nos parecía que se movía con inusitada velocidad decíamos siempre que iba a cien por hora. Por ejemplo, la velocidad alcanzada por un balón de futbol impulsada por un profesional, la munición de una escopeta de balines al ser disparada, un amigo que pasaba a toda velocidad camino del colegio, etc., etc. En aquel entonces no concebíamos que existiera nada que superara  aquella mítica velocidad. 

Una vez jubilado, decidí “sacarme” el carnet de conducir. Hasta entonces no lo había necesitado porque nunca con anterioridad tuve vehículo. Ahora que dispongo de uno, alcanzar con él los cien kilómetros por hora, me parece más que suficiente para la poca prisa que tengo por llegar a los sitios que me interesan. Y ello se debe a que aún conservo aquel esquema mental de niño por el que no mido las distancias en kilómetros por hora en función del tiempo sino que lo hago todavía en función del espacio que media entre ambos puntos: entre el de partida y el de destino. Naturalmente que ello me obliga a administrar el tiempo de distinta manera. Prever, sobre todo, el tiempo que tardaré en llegar a donde pretendo si me muevo a cien kilómetros por hora y, -en función de ello-, adelantar convenientemente la hora de salida para llegar a la hora prevista a mi destino a una velocidad constante y sin sobresaltos. Así de sencillo.

Por último, me gustaría señalar que, gracias a la todavía escasa experiencia adquirida al volante, -a mi modo de ver-, a cada paisaje por el que atravieso en carretera, le corresponde una velocidad distinta cada vez. Una velocidad siempre acorde con la naturaleza que me rodea y que se desplaza ante mí. Una velocidad que nunca superará, mientras pueda, aquellos cien kilómetros por hora que tanto me impresionaron cuando niño.

lunes, 27 de marzo de 2017

MI PERRO NO FUMA

Hace ya más de veinte años que dejé el hábito de fumar y en todo este tiempo no me había parado a reflexionar sobre un detalle aparentemente sin importancia como es el hecho de que nunca, que yo recuerde, llegué a ver fumar a nadie en el interior de un estanco; ni siquiera al propietario. El estanco sólo expende tabaco a su comprador pero el placer de fumar hay que buscarlo luego en cualquier otro sitio distinto: la calle, la plaza, el bar, etc., etc. Esta humilde reflexión viene a cuento a raíz de una simpática anécdota acaecida ayer mismo en el pueblo más cercano a donde vivo: Llagostera.

El aire frío nos obligó a mi perro y a mí a entrar en el bar del viejo casino de Llagostera con la intención de tomarme un café. Una vez atravesado el umbral, el único parroquiano que se sentaba cerca de la entrada, al vernos llegar exclamó en voz alta: 

-¡Vaya, hombre! De modo que prohíben fumar en el interior del local y, sin embargo, sí que permiten la entrada a los perros.

-¡Usted perdone!, –respondí- pero da la casualidad de que mi perro no fuma.

-Encima, con cachondeo, -balbució.

-Encima y debajo, -respondí de nuevo.

El parroquiano entonces, señalando amenazador al perrito con el índice, exclamó en voz alta:

-No me haga Vd. enfadar con sus bromas porque soy capaz hasta de morder al perro.

-Eso si antes no le tumbo yo los dientes de un puñetazo, -amenacé

Se hizo de pronto un incómodo silencio entre nosotros. El parroquiano, acariciando la copa vacía sobre la mesa, mirando compasivo al perro, se lamentó:

-Usted perdone, pero yo sólo quería fumarme un cigarrito en paz. De modo que, en realidad, no me importa que entre aquí su perro, ni siquiera los ciento un dálmatas de ese americano. ¿Cómo se llama?, ¿Disney?

-¡Lo siento!, -dije. Yo también sólo quería tomarme un café con tranquilidad pero, dígame, ¿por qué no sale Vd. fuera y se lo fuma, si tantas ganas tiene? 

-Pues porque hace mucho frío, ¿no le parece?

Al final me arrepentí de mi propia insolencia ante aquel desdichado parroquiano que posiblemente tuviera razón al criticar con tanta vehemencia la estricta prohibición de no fumar en el interior de aquel desvencijado local y que, -frente a la dirección del mismo-,  utilizara la presencia de los perros como excusa para lograr su tan ansiado propósito y calmar así su evidente síndrome de abstinencia.



domingo, 26 de marzo de 2017

DE ESPALDAS AL MUNDO


He aprendido a vivir de espaldas a las llamadas redes sociales. La inmensa mayoría de las opiniones vertidas en ellas por los usuarios de turno sobre cualquier tema de actualidad me interesan muy poco; y no me pregunten por qué, pues porque no sabría explicarlo con exactitud puesto que, como he sugerido antes, no he experimentado todavía tal posibilidad ni curiosidad al respecto. Sin embargo, como muchos de mis conocidos saben, sí que dispongo de un Blog dónde intento dejar constancia de mis propias opiniones sobre lo que acontece a mí alrededor, un entorno que no pretende ser, ni mucho menos, cósmico sino muy cercano a los intereses comunes del resto de los mortales que me rodean; sean éstos afines a mis ideas o no.

Tengo que reconocer, sin embargo, el poder que asumen las redes sociales en general para la movilización de masas en favor o en contra de determinados postulados éticos, estéticos, políticos, artísticos, etc., etc. y eso no me parece mal. La capacidad de concentración de determinados sectores de la sociedad en beneficio de un futuro mejor para las clases más necesitadas hacen de las redes sociales un arma imprescindible en la lucha contra la desigualdad manifiesta de sus propios usuarios. En cualquier caso, desde mi modesto punto de vista, hay que distinguir en ellas la diferencia existente entre la capacidad y calidad de las opiniones vertidas y la capacidad de movilización y concentración de masas. 

En tal sentido y a diferencia de los distintos medios de comunicación tradicionales, la segunda característica, es decir, la de movilización es muy superior a la primera mencionada, la de información y opinión.



De lo que si dispongo, aparte del ordenador con el que me comunico con el exterior, es de teléfono móvil. Un aparatito de primera generación que también me basta para comunicarme con mis semejantes en caso necesario. Por no tener, no tiene ni objetivo con el que fotografiar; por lo tanto, estoy muy lejos de poder hacerme un “selfie” que por otro lado no me serviría de nada porque nunca he tratado de ser el protagonista de los lugares que visito cuando éstos me interesan de verdad.

Con todo ello no quiero alegar que no me interese estar debidamente informado de cuanto acontece a mí alrededor, sino afirmar que todavía me queda la radio, los periódicos, incluso la TV, antes de caer, irremisiblemente y nunca mejor dicho, en las llamadas redes sociales tan características del primer decenio del Siglo XXI.

viernes, 24 de marzo de 2017

...... un canario como tú en un lugar como éste?

En las contadas ocasiones en las que he llegado a hacer examen de conciencia del tiempo vivido hasta ahora, he llegado a darme cuenta de que, precisamente, siempre que  hube logrado ganarme la vida hasta llegar a la jubilación, ha sido a través de muy distintos trabajos para los que nunca había estado especialmente preparado, mientras que para aquellos otros que sí lo estaba, nunca tuve oportunidad alguna de acceder a ellos.

Para concretar; en aquellos periodos de tiempo en que por falta de trabajo fijo y estable necesitaba sobrevivir sí que sirvieron de algo mis conocimientos de fotografía, música, bellas artes y literatura pero jamás me aliviaron lo suficiente como para abordar el futuro en condiciones favorables de éxito. Y eso que he trabajado casi de todo, especialmente en aquellos que me garantizaban, por lo menos, la Seguridad Social cara al futuro: oficinista, cajero de supermercado, barman, camarero, jardinero, etc. 

Los últimos veinte y ocho años acabé de funcionario público en el Ayuntamiento de Mollet del Vallés, en Cataluña. Y siempre tuve que oír lo mismo: ¿pero que hace un canario como tú en un sitio como éste? Como si el buen clima y la calma de la que se disfruta normalmente en Canarias fueran suficientes como para poder vivir sin trabajar.

Hoy no me arrepiento porque, por fin, dispongo de una modesta pensión que me permite, -por lo menos y aunque sea como entretenimiento-, pintar, fotografiar, hacer música y, sobre todo, escribir.

Me sentía muy desgraciado al no poder subsistir de todo aquello para lo que realmente había estudiado y para lo que, en definitiva, me encontraba bien preparado pero así es la vida. No por ello me alegra saber, sin embargo, que no fui el único y que, desafortunadamente, aún ahora, cientos de jóvenes preparados pasan por idéntica situación a la que pasaron otros y yo mismo entonces. Lo único que cambia es la pregunta que hoy por hoy suelen continuar haciendo: ¿pero que hace un joven español como tú en un sitio como Londres? o como Berlín? o como París?  etc., etc.

jueves, 23 de marzo de 2017

TERROR ISLÁMICO

Lo peor del Islam ha vuelto a atacar de nuevo. Esta vez con los escasos medios de los que, por el momento, se hallan a su alcance. Y lo ha hecho en Londres, donde cada uno de cinco habitantes es de origen musulmán.


La lucha armada contra el infiel, según la interpretación que algunos hacen del Corán, les garantizará la Gloria eterna, donde podrán disponer de todo aquello de lo que se han visto privados en vida, incluidas las mujeres, naturalmente doncellas.

Ese goce material de la Eternidad se contradice con aquel otro que preconiza la religión católica, -el cristianismo en general-, en el que alcanzar el Cielo es visto también como un goce eterno pero del todo espiritual; es decir, muy alejado de ese otro que sólo promete placeres terrenales y materiales después de muertos, por lo que la felicidad no es vista en si misma como una entelequia sino que permanece siempre al alcance de cualquier cristiano creyente, arrepentido a tiempo de todos sus pecados.


Visto desde éste punto de vista, ¿Cómo hacer creer a esos musulmanes que los cristianos, una vez fallecidos, como víctimas además de su extrema barbarie, también y según sus propias creencias acabarán, de igual modo, alcanzando la Gloria?

Si los terroristas, -que tanto invocan a Alá para cometer sus criminales atentados-, estuvieran plenamente seguros de que los que hoy son sus acérrimos enemigos también podrían alcanzar la Gloria prometida una vez asesinados, posiblemente llegarían al convencimiento de que quizá no hubiera valido la pena derramar en vida tanta sangre inocente para lograr el mismo objetivo.

Otra cosa muy distinta es la lectura geopolítica que pudiera hacerse de los intereses ocultos que movilizan los ataques terroristas; pero Doctores tiene también la Iglesia.

lunes, 20 de marzo de 2017

OTRA VEZ, EUCALIPTOS

Todo el mundo en el Puerto de la Cruz es perfectamente consciente de que un rumor propagado de forma accidental por cualquiera de sus muchos vecinos puede convertirse rápidamente en algo muy aproximado a una verdad sin paliativos. No en vano, antes de pasar a ser, durante muchos años, vecino de aquella hermosa ciudad turística, ya me advertían en Santa Cruz, no sin cierta  ironía, de que tomara severas precauciones ante la legendaria y amenazante costumbre de sus ciudadanos: “…..en lenguas del Puerto te veas”.

Después de algunos años ausente de la isla, al regresar por primera vez de vacaciones al Puerto,  un rumor en boga entonces, casi certificaba la enorme dimensión económica que había alcanzado la empresa del Loro Parque y, con ella, el rápido enriquecimiento de su propietario para que el Ayuntamiento de la ciudad, acuciado por la severa crisis de aquellos años, se viera en la obligación de recurrir y solicitar al propietario de aquella entidad,  dinero prestado para pagar las nóminas atrasadas de sus empleados municipales.


¿Qué había de cierto en aquel rumor? Yo no lo sé. Lo que sí puedo asegurar es que, de ser cierto, no cabe duda que determinados favores como el que se supone del propietario del Loro Parque al Ayuntamiento, tendría como consecuencia última una simbólica y justa compensación que, tal vez, tardaría años en verse del todo cumplida. No quisiera con esta sutil insinuación justificar el intento de rapto, por así decirlo, de los eucaliptos de la vega lagunera que tanto han dado que hablar éstas últimas semanas, sino manifestar públicamente que determinados favores concedidos, de ser ciertos, conducen a situaciones en las que se da por hecho que una forma de pago por los servicios, otrora prestados, podría corresponder esta vez al Ayuntamiento de La Laguna en forma de unos árboles centenarios que han llegado a preservarse por pura casualidad en su medio ambiente natural.

Lo mejor y más prudente para todos, sería no solicitar nunca ningún tipo de favores a entidades particulares que luego puedan pasarnos una factura como la que acabamos de rechazar. 


sábado, 18 de marzo de 2017

EUCALIPTUS Y LORO PARQUE

Recuerdo que la primera y única vez que estuve en el recinto del Loro Parque del Puerto de la Cruz fue en el año 1978, fotografiando a la entonces Miss Tenerife Elvira Dundersdorf a instancias de Marina, cuya peluquería  se encontraba junto a la antigua Oficina de Correos y frente al estudio de Foto Fregel en la calle Agustín de Betancourt. Por aquel entonces, aquel frondoso recinto cerrado en Punta Brava sólo ofrecía, aparte de su extraordinaria flora, un modesto espectáculo protagonizado por unos simpáticos multicolores papagayos pero que yo no llegué a presenciar en aquella ocasión, ocupado como estaba en plasmar la espléndida belleza de la Miss en cuestión, lo que en sí mismo ya me parecía todo un gran espectáculo 

Así y todo, pese a ser el Loro Parque tan atractivo para los turistas en general, nunca me movió auténtica curiosidad por visitarlo a conciencia. Encontré algo en él en aquella única ocasión que nunca llegó a convencerme. ¿La razón? –aún hoy la desconozco.

Una vez instalado definitivamente en Cataluña, ningún peninsular que hubiera estado de vacaciones en Tenerife, concretamente en el Puerto, me lo perdonaría. Sería precisamente en Barcelona donde tuve conocimiento del ingreso en cautividad del resto de animales que fue componiendo su fauna particular, animales a los que yo seguía amando, precisamente, a través de las hermosas fotografías en color y al aire libre de la revista National Geographic y otras por el estilo.

Aún continúo en Cataluña y por el DIARIO de TENERIFE, con el que colaboro asiduamente, me entero de que dicha entidad, también nos ha querido robar parte de nuestro extraordinario paisaje con el que me siento directamente vinculado por haber nacido, hace ya setenta años, en el precioso municipio de La Laguna. Y lo ha intentado precisamente durante mi larga ausencia, lo que me hace sentir culpable de haberle abandonado en su día a su peor suerte. Sin embargo, lo que me consuela no sólo es el tesón demostrado de mis entrañables paisanos en la defensa (J.M. García Ramos y otros) de su flora sino, también, aquella otra resistencia que mantienen, -a pesar del tiempo y los avatares-, los centenarios eucaliptus amenazados, defendiendo ellos mismos con inusitado tesón su extraordinario hábitat natural dónde, -por derecho y además, hoy por decreto-, les corresponde para siempre estar.


martes, 14 de marzo de 2017

EL DIARIO DE TENERIFE






Mi modesta intervención habitual en el diario On Line EL DIARIO DE TENERIFE, me ha brindado la ventajosa oportunidad de expresar públicamente todo aquello que me afecta directamente como ciudadano en materia, digamos, sociológica y cuyos efectos habría de encontrarlos en el acontecer político local y nacional de cada día y cuya influencia afecta, además, de manera tan certera al bienestar general de parte de la ciudadanía de este gran país. Poco podemos hacer para cambiar democráticamente las condiciones sociales en favor de la mayoría como no sea ejerciendo el derecho al voto cuando nos corresponda y expresando, al mismo tiempo, nuestra particular opinión cuando nos la solicitan.

En tal sentido, llevo publicados en EL DIARIO DE TENERIFE unos treinta y tres artículos de opinión en los que trato de encontrar explicación plausible a las muchas dudas que me asaltan respecto del discurso político de los partidos, de la parcialidad en la administración de la Justicia por parte de los tribunales y del deterioro de la, finalmente, conquistada democracia en España.

La mayoría de esos artículos están también presentes en este mismo Blog




jueves, 9 de marzo de 2017

F.C. BARCELONA versus PARÍS SAINT GERMAIN

A pesar de haber llegado a jugar al fútbol desde infantiles hasta segunda regional, jamás se me hubiera ocurrido escribir nada sobre este popular deporte hasta hoy 8 de Marzo de 2017 cuando son ya las onces de la noche en Cataluña. Lo hago después del impresionante partido jugado por el Barça frente al París Saint Germain con la victoria del primero por 6-1, mínimo suficiente para eliminar a los franceses con una épica victoria como antes no había sucedido a lo largo de los años transcurridos de competición de la copa europea. Muchos afirman que la fe mueve montañas pero remontar el 4-0 del partido de ida frente a un París Saint Germain se me antoja mucho más difícil todavía que atravesar a pies descalzos los Pirineos que separan a España de Francia, máxime si el equipo local, además,  ha encajado en el segundo tiempo un inesperado gol en el Camp Nou durante el partido de vuelta.

No voy a entrar en el análisis del partido sino en anunciar la sorpresa que para mí supuso la gran gesta llevada a cabo por unos jóvenes que no dieron en ningún momento la competición por perdida, ni siquiera a falta de cinco minutos para su finalización. Querer es poder.

Ayer me alegré mucho con la victoria del Madrid frente al Nápoles, aún a sabiendas hoy que el magnífico defensa que es Ramos no podrá dormir tranquilo esta misma mágica noche. ¿Acaso teme una final de Champions frente al Barça?

También yo, ante al televisor y confortablemente acomodado en el sofá de mí casa, pasé por momentos de bastante incertidumbre y agobio durante el desarrollo del encuentro pero, en mi fuero interno, presagiaba con firmeza que el milagro podría producirse de un momento a otro. Y así fue; el joven Sergi Roberto lo logró.







Si es cierto como parece que Luis Enrique abandonará la próxima temporada el banquillo del F.C. Barcelona, no cabe la menor duda  de que se llevará consigo un nuevo e insólito triunfo en sus alforjas de técnico de fútbol al lograr, no sin cierta modestia, que su equipo pasara esta noche de gloria a cuartos de la Champions con una victoria tan comprometida como brillante.

Para terminar y de manera totalmente amistosa y deportiva, quiero felicitar al Sr. Chaves por la contundente victoria ayer del Madrid sin que, a ser posible, lamente tan profundamente, la también magnífica victoria obtenida hoy por el Barça. ¿Nos veremos en la final?


martes, 7 de marzo de 2017

LA JUSTICIA: No debiera ser igual para todos

De tanto escuchar, sobre todo en los últimos años, aquello de que LA JUSTICIA NO ES IGUAL PARA TODOS, debo admitir, sin temor a equivocarme, de que tal vez sea cierta esa afirmación, casi categórica, que muchos ponen en boca de otros para no parecer sospechosos de sus propias dudas jurídicas.

Después de un profundo análisis que seguramente pondrá en entredicho mi propia conciencia demócrata, debo admitir que, en realidad, LA JUSTICIA NO DEBIERA SER IGUAL PARA TODOS por cuanto no todos disponemos siempre de las mismas oportunidades que se supone deberían habernos ofrecido los varios dirigentes de los distintos gobiernos elegidos en este país desde la muerte del dictador.

La educación escolar y universitaria gratuita me parecen un derecho fundamental para toda la ciudadanía, así como también unos salarios dignos, el acceso a la vivienda, el derecho a la Seguridad Social, al cobro de pensiones a partir del final de tu vida profesional, etc. etc. Sólo así nos podríamos presentar humildemente ante la justicia, -aceptando todas nuestras propias responsabilidades-, en igualdad de condiciones. Por lo tanto, hasta no ver cumplidos todos estos derechos fundamentales como requisitos indispensables, la Justicia debería ser mucho más benevolente si cabe con las clases más desfavorecidas y mucho más rígida y severa con aquellas otras que, -amparándose en un estatus social, político y económico determinados-, se valen para delinquir de la manera más descarada al amparo, precisamente, de su excelente formación académica o profesional en el desempeño determinado de la función pública.

En su alegoría, LA JUSTICIA se representa como una mujer con los ojos vendados, -que no ciega-, con una espada en su mano derecha y una balanza, -que no de precisión-, en la izquierda. Imaginemos por un momento que su lazarillo fuera aquel niño de Tormes, tan sumamente necesitado, que todos ya conocemos a través de la popular y excelente novela anónima española del siglo XVI. ¿Creeríamos entonces en una justicia más ejemplar aunque menos imparcial pero más benevolente con unos y más severa con otros?

En cualquier caso, ¿Podríamos acaso imaginar de qué manera ésta representación (precisamente femenina) administraría justicia hoy si el pequeño Lázaro, aunque fuera sólo por un momento, la despojara de la espesa venda que imposibilita su visión desde hace tanto tiempo y se sumiera en la realidad delictiva que asola desde décadas éste país y donde las extremas desigualdades benefician mucho más a la clase dirigente que a la mayoría de la clase trabajadora?





viernes, 3 de marzo de 2017

2ª BIENAL DE ARTE DE LLAGOSTERA 2017

Hoy viernes, día 3 de Marzo a las 19 horas, ha sido inaugurada la 2ª bienal de Arte de Llagostera 2017 en la que participo, -junto a otros cuarenta y cuatro artistas-, con una obra titulada Dácil (niña en la playa), óleo sobre lienzo de 116x75 cms.

La exposición permanecerá abierta desde el día 4 hasta el 26 de Marzo.






jueves, 2 de marzo de 2017

DRAG QUEEN (Carnaval de Las Palmas de G. Canaria)

Hubo una época no tan lejana, -y no es que la eche ahora de menos,- en que ciertos valores éticos parecían intocables, o mejor dicho aún, inamovibles, inviolables. Yo soy ateo, es decir, no creo en Dios, pero eso no justificaría la supuesta ofensa que supondría para todos los creyentes de este mundo que yo cuestionara o insultara públicamente la fe católica, musulmana, judía, etc., etc. de sus miles de practicantes.

Aparte de ateo soy pintor, escultor y fotógrafo y ni siquiera ninguna de esas condiciones artísticas que me caracterizan como persona me otorgan el derecho, -en virtud incluso de la llamada libertad de expresión en la que muchos se amparan-, de herir susceptibilidades tan delicadas como puedan serlo aquellas en materia de religión o de otras distintas creencias.

Escandalizar resulta relativamente fácil para cualquiera, excepto para el verdadero artista. En mi modesta opinión, la realización artística y su mensaje, -si lo hubiere-, no tiene por qué ser tan explícito a la hora de tratar de explicar, -por medio del arte-,  una postura crítica ante la vida que nos circunda porque, a mi juicio, uno de los atributos que precisamente caracteriza y distingue a los artistas serios y en consecuencia a su propia obra, es la muy arraigada disciplina y condescendencia que manejan para tratar de decir todo aquello que les preocupa por medio de la elegante insinuación y a la que cada espectador puede concederle el crédito de la verdad o no.
Desde el punto de vista exclusivamente artístico de la puesta en escena de la actuación ganadora en Las Palmas de Gran Canaria de la Drag Queen en cuestión, no tengo absolutamente nada que objetar. Todo lo contrario, me pareció una actuación impecable, rigurosa incluso, vistosa y, salvando las distancias, elegante.

Sin embargo, la ganadora tenía que haber tenido en cuenta varios factores, -para mí fundamentales-, que le eran sumamente ventajosos, cuando no, incluso favorables para sus propios intereses como concursante, como pudieron serlo la aceptación incondicional de la homosexualidad por numerosos católicos en el mundo o la existencia ya sabida de homosexuales también en el seno de la propia institución eclesiástica. Bien es verdad que el Carnaval, aunque de origen pagano en honor a Baco, siempre ha estado asociado a países de tradición católica y que antes de la entrada de la cuaresma cristiana, los celebrantes suelen dar rienda suelta a sus apetitos más irreverentes en una celebración orgiástica de alcohol y sexo como obertura a la extrema contención que preconiza la austeridad de la SEMANA SANTA. En tal sentido, ello exime a la DRAG QUEEN ganadora de una gran parte de su discutida culpabilidad sobre el escenario. 

SI VIS PACEM PARA BELLUM


Tendríamos que remontarnos a la época de los romanos para escuchar una  rotunda sentencia atribuida desde siempre a Julio Cesar que dice: “SI VIS PACEM PARA BELLUM”, pero que, -en realidad, aunque algo más completa si cabe-, corresponde al escritor romano sobre temas militares llamado Vegecio, quién entonces escribiera la siguiente: “IGITUR QUI DESIDERAT PACEM, PREPARET BELLUM”. Tanto una como la otra, vienen a decir lo mismo: “SI REALMENTE DESEAS LA PAZ, PREPÁRATE PARA LA GUERRA”.

Con esta suerte de sentencia mal interpretada nos sorprende ahora, en pleno Siglo XXI, el presidente de los EE.UU Donald Trump, tratando de justificar el aumento del nueve por ciento del presupuesto destinado a defensa de aquel país, -ya de por sí-, armado hasta los dientes,  argumentando  que América, en el futuro, no puede permitirse el lujo de perder ninguna otra guerra que se le presente a partir de su elección como presidente de la nación. Atrás pues queda el fiasco de la lejana intervención en Vietnam, y la más reciente de Irak.

Sus nuevos enemigos a batir, en caso de próximos conflictos armados, serán, -como ya bien a insinuado-, los llamados países musulmanes además de los comunistas China y Corea del Norte, con quienes desea competir desesperadamente en armamento militar de carácter atómico para no sentirse desprotegido ni sorprendido ante una posible inminente guerra nuclear.

De la filosofía que se desprende de aquellas sencillas sentencias romanas, basadas en el propio miedo del enemigo al conflicto, sabiéndote preparado y bien pertrechado para una posible guerra, pasamos a la pueril interpretación triunfalista del Sr. Trump cuando afirma que no sólo basta con estar preparados para abordarlas (las guerras) sino además para ganarlas. Y esta afirmación es la que para mí comporta mayor riesgo si cabe porque una vez, -sabiéndose siempre ganador-,  no tendría mayor inconveniente en declararle la guerra a cualquiera.

“El miedo de tu enemigo consolida la PAZ; no es necesario declararle la guerra”

Aquella otra guerra silenciosa de antaño, la llamada GUERRA FRÍA, se basaba precisamente en ese equilibrio mantenido gracias a la BALANZA DEL MIEDO entre los dos bloques enfrentados, entre las dos potencias que siempre mantuvieron un acuerdo tácito de  paz no escrito gracias a creer cada una de ellas que la otra se encontraba perfectamente preparada para una guerra. Espero que Trump lo comprenda de una vez.

sábado, 25 de febrero de 2017

IN MEMORIAM (Pedro Gómez Cuenca)

Siempre fui un adepto y asiduo del Carnaval. Todas las frustraciones acumuladas durante el año se evaporaban de pronto con su inminente llegada. Inmortalicé con mi cámara a muchos personajes populares en pleno desfile carnavalero, tanto en Santa Cruz como en el Puerto, pero jamás olvidaré al popularísimo CHARLOT (Pedro Gómez Cuenca) que, desgraciadamente, nos ha dejado para siempre.

Quiero brindarle hoy mi más sincero homenaje con ésta única fotografía que guardo del personaje más entrañable de nuestro querido Carnaval.



viernes, 24 de febrero de 2017

HAMBRE Y SED DE JUSTICIA

“Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia porque ellos serán saciados” Mateo 5:6

El objeto principal al aplicar la justicia y, como consecuencia de ello, dictar sentencia, no debe interpretarse nunca como un sentimiento formal de venganza propuesto por la Ley para paliar las frustraciones derivadas de su, más o menos acertada aplicación y que, además, termina siempre repercutiendo, de manera tan directa, en el ánimo del llamado ciudadano de a pié, del ciudadano medio y libre de toda sospecha. Sin embargo, todos sabemos que entre la ciudadanía en general, prima, por encima de todo, el ferviente deseo de saciar cuanto antes, -según San Mateo (5:6)-, el hambre y sed de justicia al que hemos estado sometidos estos días por parte de jueces y fiscales hasta el preciso momento de los fallos dictados por los distintos tribunales en casos tan sonados últimamente como el Caso Nóos ( Infanta, Urdangarín, Diego Torres) o el de las tarjetas Black (Blesa, Rato), por citar sólo un par. Al parecer, estos insospechados nuevos fallos tampoco han servido de mucho  para saciar nuestro particular y gran apetito de Justicia que tanto nos caracteriza. 

Pero esto no es todo porque, por otra parte, la propia Justicia en sí, a mi modesto modo de entender, se encuentra también tanto o más hambrienta y sedienta que el inocente ciudadano de a pié y ese ayuno forzoso puede volverse contra nosotros y resultar mucho más peligroso de lo que, a simple vista, podamos imaginar porque corremos el serio peligro de que, en un momento dado, decida echarse a la calle desesperada, dispuesta también a saciar su feroz apetito atrasado engullendo a todos aquellos pobres de espíritu y no tan de espíritu que, -sin obrar de manera en absoluto delictiva sino intentando sólo malvivir, trampeando aquí y allá con lo que pueden, sin cobertura alguna de asistencia social, sanitaria ni letrada que les solucione el grave problema por el que atraviesan-, caigan, además, en la torpeza fatal de parecer sospechosos de cometer cualquier infracción que les incrimine por nada frente a un juez. 

Yo rogaría a fiscales y jueces que, -si no queda otro remedio,- y aunque de manera sólo frugal,-continúen alimentando de cuando en cuando a la Justicia -con todas esas ristras de condenas aún pendientes- con la única esperanza de mantenerla por lo menos a raya y sin que logre traspasar esos límites aún marcados, aunque a veces imprecisos, que separan el estado del bien del estado del mal y el estado del confort y bienestar con el de la más absoluta pobreza.


CONTRA-VERDAD

¿Cuantas veces habrán ocultado los distintos  gobiernos de éste país parte de cualquier verdad en su propio beneficio?

Los distintos gobiernos elegidos han venido jactándose a menudo de no mentir; solo que no mentir no significa esconder a la opinión pública parte de ese trozo de  verdad fundamental  pero tan incómoda que no interesa en absoluto difundir en perjuicio únicamente propio y a la que yo he bautizado, precisamente, con el curioso nombre de contra-verdad.

Considero contra-verdad  a aquella parte escondida de una verdad cualquiera, oculta para no perjudicar con su publicación los intereses de ciertos miembros de un determinado partido político, -cuando no al partido mismo,- y no aquella otra tan de moda ahora calificada de post-verdad y que, como ya se sabe, es considerada así como consecuencia directa del resultado de una mentira, tan bien urdida, que a fuerza de repetirse constantemente consigue la ventajosa apariencia de ser cierta. 

A lo largo de todos sus años de legislatura, los distintos gobiernos elegidos han hecho  gala, en infinidad de ocasiones, de este recurrente método de contra-verdad del que vengo hablando últimamente.

El mismísimo Luis Bárcenas, por poner sólo un ejemplo, recurrió a menudo a ella argumentando, sin escrúpulos, la sospechosa manera de contabilidad paralela llevada a cabo durante años por él en el partido y también lo hizo en su día la portavoz del PP, Mª Dolores de Cospedal, durante  su ya mítica intervención, intentando justificar la opaca indemnización por despido cobrada entonces por parte del propio Bárcenas a instancias del  Partido Popular.

Ésta vez, su primera  intención no fue la de mentir, aunque su verdadero propósito sí que fue el de enmascarar, disfrazar  parte de aquella verdad, para  ocultarla convenientemente a ojos de la opinión pública. Y, sabe Dios, lo muy difícil que le resultó.

Ha sido tan memorable aquella pasada intervención de Cospedal, que la reproduzco íntegramente de nuevo para tratar de entender la argumentación de contra-verdad que he venido desarrollando hoy desde un principio:

"La indemnización que se pactó fue una indemnización en diferido… y como fue una indemnización en difini… en diferido… en forma, efectivamente… de simulación de… simulación… o de lo que hubiera sido en diferido en partes de una… de lo que antes era una retribución, tenía que tener la retención a la seguridad social, es que si no hubiera sido… ahora se habla mucho de pagos que no tienen retenciones a la seguridad social ¿verdad? Pues aquí se quiso hacer como hay que hacerlo… es decir con la retención a la seguridad social. Y mire usted, yo le voy a decir algo bien claro: si hubiera algo que ocultar… si hubiera habido algo que ocultar… es más… gobernando en España el partido socialista, y por lo tanto teniendo acceso absolutamente a toda la documentación oficial… pues no se habría hecho un pago en diferido de una indemnización en forma de retribución, o se habría hecho ese pago también dándole la forma en su parte de cotizaciones sociales, no se entendía que hubiera nada que ocultar y no había nada que ocultar, y por eso se hizo con esa claridad"